VEINTISÉIS

952 114 10
                                    

Hyunjin echó su cabeza hacia atrás, tenía sus ojos cerrados y el ceño fruncido. En su mano derecha tenía la foto de su hija.

Necesitaba un cigarrillo, pero Changbin se encargó de romper todos los que le quedaban

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Necesitaba un cigarrillo, pero Changbin se encargó de romper todos los que le quedaban.

Le dio una mirada más a la pequeña fotografía de la nena que osó a odiar y se sintió un grandísimo idiota. ¿Cómo pudo sentir tanto repudio por esa chiquita llena de inocencia?

-Hija...

Con su dedo índice acarició la foto y todo el contorno del rostro de MinJeong, mordió su labio inferior y apego la fotografía a su pecho. Su mente revivió el momento en que sintió la primera patadita de su hija. También recordó cuando Jeongin  y el compraron la primera prenda para su bebé.

Estuvo viviendo el proceso de cualquier padre primerizo, pero nunca se sabe cuando las cosas darán un giro inesperado. Se comporto como un idiota y la vida le quito un pedacito de él. Ahora que la culpabilidad hacía de las suyas y atormentaba día y noche a Hyunjin, ya no había vuelta atrás.

MinJeong se marchó para siempre. Hyunjin no podía hacer más que derramar gruesas lagrimas.

Su celular le anunció un nuevo mensaje, el de tez blanca se tomó sus minutos para revisarlo. Probablemente serían las personas de su trabajo o Changbin amenazándolo para que deje de fumar.

Sus ojos se ampliaron bastante cuando vio el nombre de su esposo ahí.

Jeongin: ¿Está bien si nos vemos mañana en la cafetería frente al hospital?

Hyunjin no pensó dos veces en aceptar. Le costaba admitirlo, pero lo extrañaba. En pocos meses se le había hecho una costumbre despertar junto a su menor y que este le obsequiara la más dulce sonrisa, extrañaba esa dedicación con la que Jeongin le preparaba algo de comer.

Y aunque suene ilógico, extrañaba ver a su esposo acariciando su estómago crecido y susurrarle cosas a su nena.

Extrañaba a su esposo y a su hija.

Bien sabía que ni llorando todo un océano los recuperaría, los perdió por idiota y ahora debía pagar las consecuencias. Tal vez era momento de soltar las manitas de su familia.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Como una estrella/ Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora