TREINTA Y CUATRO.

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Realmente mentiría si hubiese dicho que no estaba nervioso. La última vez que Tzuyu lo citó en aquella cafetería fue para restregarle en la cara todo el sentimiento negativo que sintió Hyunjin por su hija.

Pero ahora el de tez blanca le confesó todo, de modo que, ¿De que manera podría lastimarlo?

Frunció los labios, sólo había comido la mitad de la comida que le dejó su madre y la guardo en el refrigerador, realmente le encantaba pero no se sentía con los ánimos de comer. Más bien, quería encontrarse con Tzuyu y acabar ya de una vez por todas.

Limpió la comisura de su boca, tomó sus llaves, celular y billetera, se inspeccionó rápidamente para asegurarse de que no le faltaba nada más y luego abrió la puerta principal de departamento.

Abrió amplió sus ojos e hizo una mueca nerviosa cuando vio a su madre subiendo las escaleras.

-¿A donde vas, amor?- pregunto la mujer con una bolsa colgando en su mano izquierda

-I-Ire a ver a Hyunjin- forzó una tenue sonrisa. Su progenitora le dio una miraba reprobatoria y negó, pero antes de que esta se fuera a regañarlo o a decirle que las personas que le mienten a sus padres se tienen que parar en una esquina de la habitación hasta arrepentirse , le beso rápido su mejilla y pasó por un lado de ella.

Tomó un taxi y le indicó la dirección, cerró sus ojos y suspiró. Su vida cambió tanto en sólo un año, ahora era un hombre casado y padre de un bello angelito. Las cosas quizás no resultaron como el hubiese querido... pero a pesar de todo, agradecía haber conocido a Hyunjin.

Cuando abrió sus ojos notó que ya faltaba solo una cuadra para llegar hasta su destino, de modo que le indicó al chofer donde se bajaría y le pago. Entro al lugar mirando a todos lados, buscando con la mirada a la hermana de Beomgyu, cuando por fin la encontró se acercó hasta ella con la cabeza gacha y un semblante serio.

-Hola- saludó ella, a lo que Jeongin solo hizo un sonido con su garganta como respuesta.

Se sentó frente a Tzuyu, podría jurar que vio a la bajita con los ojos hinchados, probablemente estuviera llorando antes de que el llegara.

El camarero se acercó, tomó sus pedidos y se marchó, para volver casi a los 10 minutos; ya que el más alto solo pidió una taza de café y un trozo de pastel.

Las personas en las otras mesas charlaban bastante alegres, había un ruido considerable en el lugar, pero ambos sentían el ambiente demasiado tenso. Casi no cruzaban miradas, la fémina a penas había probado su rebanada de pastel, y Jeongin parecía realmente haber perdido el apetito.

Carraspeó, le dio un sorbo a su café y entrelazó sus propias manos sobre la mesa. Tzuyu suspiró y acomodó su cabello Justo detrás de sus orejas.

-Yo...-comenzó a hablar la mujer- No se como decirte esto...Me muero de vergüenza, culpabilidad y...

Sus ojos se llenaron de lagrimas, dejo la cucharilla a un lado y cubrió su boca con su pequeña mano. Jeongin solo la miraba, no comprendía nada. Suspiró y desvió la mirada.

-Escucha, Tzuyu: de verdad todo esto es innecesario. Si estás aquí para decirme que tu intención nunca fue que yo viera esas conversaciones, te juro que me da igual. No te culpo.

-Perdóname...

-Ya te dije que no te culpo, yo fui de metiche a revisar tu celular...si hiciste todo eso porque aún amabas a Hyunjin, te juro que no era necesario.- relamió sus labios y saco su billetera, sacó la cantidad indicada de dinero y la dejo junto a la tacita de café, a la cual a penas había bebido un par de sorbos.

Como una estrella/ Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora