Habían pasado cuatro días desde el nacimiento de MinJeong.
Jeongin a veces era prácticamente obligado a comer, incluso Jisung le advertía que si no comía por si solo se lo daría en la boca como a los niños pequeños.
Insistía en ver a su hija, pero sus peticiones siempre eran negadas. Recibió la visita de Im Nayeon, la enfermera que le permitió conocer a MinJeong. Le había llevado una encantadora sorpresa; una fotografía de la bebé
Le platico de su estado y lo bien que la nena estaba recibiendo el tratamiento, le alentó contándole lo fuerte que era. Ese día Jeongin por fin había sonreído.
Pero ahora se le hacía imposible esbozar la más tenue sonrisa. Durante la noche tuvo una pesadilla, una en la que revivía el momento donde su angustia comenzó: se veía a si mismo en la cama, brotando sangre entre sus piernas, sintiéndose morir por el dolor físico y emocional.
Despertó con lagrimas en los ojos y un respingo que casi despierta al pecoso que dormía a su lado, incómodo en una silla. Desde ese momento no se ha sentido tranquilo, la angustia había estado más latente que los días anteriores.
Estaba sintiendo nuevamente esas ganas por desconectarse todo lo que tuviera en sus brazos y manos, pero a su lado un lloroso Beomgyu- quien se enteró que Jeongin estaba en el hospital gracias a Jisung- le ayudó a contenerse.
Pese a que la señora Jiwoo estuviese también hospitalizada, Beomgyu se daba el tiempo de visitarlos a ambos.
El reloj en la pared marco las cinco de la tarde, había comenzado a llover. Jeongin había logrado un poco más de tranquilidad, Jisung y Beomgyu "peleaban" por un empaque de galletitas oreo, mientras que Felix escribía algunos apuntes en la libreta de Innie para que este no se perdiera ninguna materia.
Había como melodía ambiental el sonido de la lluvia caer y dos chiquillos tontos adueñándose de la mitad de la galleta que contenía cremita.
Dieron tres toques en la puerta y entraron sin pedir autorización, era el doctor Wang con las manos en los bolsillos de su bata blanca y una encantadora sonrisa.
Pregunto a Jeongin sobre su día y como se había sentido, aun que obviamente el menor mintió diciéndole que estaba "mejor". El médico se encargó de revisarlo y asegurarse que realmente estuviese bien, luego de eso le informo que le daría el alta.
También le recetó unos cuantos medicamentos y Justo cuando se disponía a salir, una enfermera entró corriendo junto a un rostro lleno de angustia.
-¡Doctor, tenemos una urgencia!
Beomgyu abrió amplió sus ojos por semejante susto que le dio la fémina.
-La bebé Yang...- fue interrumpida por el brazo de Jackson, quien se llevó a la chica fuera de la habitación, más bien para dirigirse a la urgencia.
-M-MinJeong- murmuro Jeongin con una expresión de terror.
Felix se acerco rápidamente -antes que al menor se le ocurriera cualquier locura- y lo abrazó con fuerza
-Sshh, estará bien...
Le susurró intentando darle tranquilidad, aun que su corazón acelerado le delataba su obvia angustia.
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Hyunjin exhaló el humo del último cigarrillo que le quedaba. Una cajetilla solo le duró casi dos horas. Changbin a su lado lo miraba con el entrecejo fruncido y Minho solo se limitaba a rascar su cabeza.
-Si sacas otra cajetilla más juro que la pisotearé frente a tus ojos, en serio, bast- advirtió Seo
El de tez blanca rodeó los ojos y apoyó su espalda en el cómodo sofá de su casa, sus amigos llevaban tres horas ahí, regañándolo, pero poco había oído.
-No me pongas esa cara de hastiado. Yo te lo advertí y tú no me hiciste caso, como siempre.
-Ya lo se, Hyung. Soy un idiota...
-Eso también te lo dije.
Minho codeo a Changbin con una mirada reprobatoria y negó.
-Escucha Hyun: se que te sientes agobiado y todo eso, pero encerrado aquí no lograrás nada, y mucho menos fumando varias cajetillas- hablo Lee.
-Jeongin no quiere verme ni siquiera en pintura.
-Lo se, pero debes hablar con el y aclararle que estas arrepentido. De todos modos están unidos por su bebita...
Hyunjin asintió y suspiró.
Minho se levantó de su asiento y se dirigió hasta la cocina, saco una botella de jugo de naranja del refrigerador y sirvió un poco en un vasito. Cuando se estaba llevando el líquido a la boca, su celular sonó anunciándole un nuevo mensaje.
En la sala de estar los chicos charlaban con rostros serios, probablemente estuvieran hablando de Jeongin o la bebé, hasta que llegó Minho corriendo, con sus ojos bien abiertos.
-¡Hyunjin!
El de tez blanca miró asustado por el repentino cambio en su amigo.
-MinJeong se puso mal- soltó
Entonces algo se vio roto en los ojos de Hyunjin.
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