Unidos Por Un Misterio (Chat Noir/Adrien y Tú)

Señor Pichón

Estaba escuchando el anuncio que estaba haciendo el director Damocles, habría un concurso para hacer un bombín y este sería elegido por Gabriel Agreste para que Adrien lo modelara.

No iba a hacerlo, era opcional y el diseño no se me daba, salimos de la clase y me junté con mis amigos, nos fuimos a sentar debajo de las escaleras y comenzamos a jugar algo que es conocido por terminar amistades.

Minutos después.

—¡LOS ODIO A TODOS! —exclamé y me puse de pie. Sí, había perdido.

Mis amigos comenzaron a reírse a carcajadas.

—_____, por, por favor, v-vuelve. —habló Nathaniel entre risas.

—¡No!, ¡No me hablen! ¡Ya no somos amigos! —seguía exclamando, obviamente este enojo era de broma, o sea si estaba enojada, pero no dejaría de hablarles ni mucho menos dejar de ser su amiga.

Escuché que nuevamente comenzaron a carcajearse, me di la vuelta con indignación falsa y choqué con alguien.

—Cuidado, mon é-, _____, ¿Estás bien? —el chico de ojos verdes me preguntó.

—Físicamente sí, emocionalmente... —volteé a ver a mi grupito con recelo.

Alix hizo su mejor esfuerzo para contener una risa pero no pudo.

—¿Qué pasó? —preguntó Adrien con algo de preocupación en su voz.

Nath habló. —Es que estábamos jugando y perdió.

—¡Me traicionaron! ¡Fue un plan en contra de mí! —exclamé haciendo ademanes con las manos.

—Ay, fueron poquitas cartas, (T/A). —habló Alix restándole importancia.

Yo llevé una mano a mi cabeza dramáticamente. —¡Fueron dieciséis!, ¡Lo esperé de todos menos de ti, Rosita! —la señalé.

—~You betrayeeeed me. —canté y escondí mi rostro en el pecho de Adrien.

Sentí que él se tensó. —¿Alguien me puede explicar qué pasó? —preguntó y acarició mi espalda. Mis amigos se miraron entre sí.

—Bueno...

Minutos antes.

—¡Uno! —exclamé, mi victoria estaba cerca, sólo debía poner una carta más.

Pero no contaba con que a continuación vendría la traición del siglo, ya que no me di cuenta que ellos se habían mirado entre sí.

Nathaniel puso un +4

Alix miró sus cartas e hizo lo mismo.

Juleka volvió a poner otro +4, pobre Rosita, tendrá que tomar doce cartas.

—Perdónanos (T/A), pero en este juego las amistades no existen —dijo Alix—, hazlo Rose. —la rubia puso otra carta que sumaban un total de dieciséis cartas.

—No, ¡No inventen!, ¿¡Yo qué les hice!? —comencé a quejarme—, ¡Amistades de papel! No me vuelvan a hablar, aquí se rompió todo.

Luego siguieron jugando y por obvias razones, no quedé ni en tercer lugar.

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—En fin, eso pasó, los que creí mis amigos me traicionaron. —dije después de que le terminé de explicar.

Adrien soltó una risita. —Deberíamos jugarlo algún día. —dijo emocionado.

—Claro, trataré de no enojarme tanto. —dije sonriendo.