Bill me observa llegar de brazos cruzados. Parece serio, molesto, incluso aunque intenta no parecerlo.
—Hey...
Me retuerzo los dedos debajo de las mangas de mi abrigo de lana. La próxima llegada del invierno ya comienza a sentirse en el ambiente.
—Hola —responde con amabilidad.
—Sé que lo que hice estuvo mal, y lo siento mucho. Mi vida estaba de cabeza, necesitaba tiempo para ponerla en orden de nuevo.
—Y lo entiendo —asegura, dejando sus manos sobre mis hombros. —De verdad que sí. Pero África, estuve preguntándome todo este tiempo si había hecho algo mal, si te había espantado.
No podría contarle lo que ha estado sucediendo ni aunque quisiera. No quiero espantarlo, o que crea que soy demasiado complicada para valer la pena, a pesar de que lo sucedido con Michael no sea mi culpa.
Porque no lo es, ¿verdad?...
—No, claro que no —me apresuro a asegurar. —Fue todo un proceso interno en el que no tuviste nada que ver.
—¿Y esto volverá a suceder?
—¿El qué?
Se aleja y mete sus manos en los bolsillos, soltando un suspiro.
—¿Volverás a desaparecer y a ignorarme?
—Yo... No lo sé. Bueno, no es algo que tenga pensado hacer...
—Me atraes, ¿está bien? Y jamás me había pasado con tanta intensidad. Nunca había sentido tantas ganas de conocer a alguien a fondo. Me pareces atractiva e interesante, y me sentiría el hombre más afortunado del mundo si pudiera llevarte a una cita. Pero si esto no es mutuo, si estaré otra semana de mi vida preguntándome qué hice mal... prefiero que me lo digas ahora.
—Bill... —Lo atraigo hacia mí por las solapas de su abrigo hasta que tan solo un par de centímetros separan nuestros rostros. —Es mutuo.
—¿De verdad?...
—De verdad.
Cuando me inclino, nuestros labios se rozan y mis dedos se entierran entre sus mechones rubios, me doy cuenta de lo fácil que es esto; Bill es simple, dulce, atento y sabe bien lo que quiere. Creo que es alguien de quien podría enamorarme.
Y Derek... Lo aparto de un manotazo de mis pensamientos. No tienen nada que hacer aquí.
—¿Eso quiere decir que me dejarás llevarte a una cita el sábado por la noche?
—Es una de las instancias finales de la competencia —murmuro, dejando otro pequeño beso en la comisura de su boca. —Pero me encantaría salir contigo el viernes por la noche, si quieres.
—Joder, claro que quiero —suelta una risa contra mis labios.
Permanecemos allí un largo rato, hasta que el cielo se sume en la oscuridad, la tenue luz de los faroles se convierte en la única iluminación y el frío aumenta y consigue que tiemble debajo de todas las capas de ropa.
Bill se quita el abrigo y lo coloca sobre mis hombros. El olor a cítricos de un suavizante de ropa me envuelve.
—Gracias.
—¿Quieres que te acompañe a casa?
—Me encantaría.
Sus dedos se entrelazan con los míos y caminamos con calma, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Lo capturo mirándome de reojo en varias ocasiones; y siempre que le devuelvo la mirada, con una sonrisa, aparta la suya como un niño descubierto en plena travesura.
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Sobre la pasión y otros peligros (‹‹Serie Lennox 2››)
Teen FictionÁfrica es una amante de la música que teme mostrar su verdadera luz. Derek toca la guitarra para escapar de su oscuridad. ¿Qué pasará cuando estas dos melodías se fusionen? Segundo libro de la serie Lennox. NO es necesario leer el anterior para comp...