Capítulo 25 ;; Navidad.

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Asia ha regresado de su viaje hace un par de días.

En más de una ocasión, nos encontramos los cuatro en la mesa, cenando, en un silencio sepulcral o con Asia contándonos acerca de lo que ha hecho en el seminario. Mamá me echa miradas significativas y me encojo en el asiento. Comienzo a entender lo que América ha sentido en todo este tiempo y, cada vez que encuentro una grieta en la conversación en la que mencionar todo lo que necesito decirles, me echo hacia atrás.

La Navidad llega antes de lo previsto. Me hubiera gustado poder poner en orden mi vida antes de las festividades pero, en cambio, he estado evadiendo todo, encerrada en mi burbuja. No he hablado con Derek. Mucho menos con Bill.

Y Asia... Recuerdo lo feliz que me sentí cuando apareció de sorpresa mientras almorzábamos. Sin embargo, nuestra relación volvió a enfriarse. A veces, me asomo a su habitación con la intención de hablarle, pero noto las miradas horribles que me echa por encima de sus libros de medicina y regreso a mi cuarto.

No obstante, hoy es Nochebuena. Eso debe ablandar aunque sea un poco a mi hermana mayor. Me convenzo de que si me rechaza no me sentiré mal y toco la puerta.

Asia abre y me observa con esos ojos llenos de juicio. Los heredó de mamá. Es como si siempre me juzgara dentro de su cabeza, midiendo si soy lo suficientemente buena. De vez en cuando, lo soy.

No estoy segura de por qué lo hace. Es así con todo el mundo, pero más con sus hermanas. Quizás es una forma de sentirse mejor consigo misma y dudo poder entenderla algún día.

—Iré a comprar los regalos. ¿Quieres venir?

Diez minutos después, estamos recorriendo las calles y observando las vidrieras. Asia está un poco más ida de lo normal, aunque intenta disimularlo deteniéndose a observar ropa muy interesadamente. Yo entro a una librería, porque sé a la perfección cuál es el regalo ideal para Mer. Asia me sigue y salimos con dos bolsas.

—Asia, ¿puedo hacerte una pregunta? —Mi hermana asiente con la cabeza. —¿Qué pasaría si no quisiera estudiar medicina?

Contengo la respiración. Asia me observa de reojo, ahora más interesada en la conversación.

—¿No quieres estudiar medicina?

Sé que su calma es solo una faceta, así que me apresuro a negar.

—No, es... sólo una pregunta.

—Habría consecuencias. La medicina es tu mejor opción; tienes la inteligencia y las calificaciones para seguirla. Además, mamá y papá estarían muy orgullosos de tener a dos hijas en ese ámbito.

Parece un loro, repitiendo una y otra vez lo mismo.

—No creo que a papá le interese realmente. Creo que le importa que seamos felices.

—Igual que a mamá. ¿O no crees eso?

—Sí, claro. Es sólo que... —Nerviosa, termino por sacudir la cabeza. —Nada, olvídalo. Es una tontería. Mira, esa blusa le encantará a mamá.

Más tarde, Mer me envía un mensaje invitándome a pasar la noche en casa de Malcolm junto a ellos y Soph. A pesar de que la idea es tentadora, contesto que le daré una respuesta decisiva en un par de horas.

Reviso los chats sin responder. Tengo textos de Bill, pero ninguno de Derek, quien al parecer se ha tomado muy en serio lo de que le hablaré cuando logre poner en orden todo. Y lo agradezco, porque ni siquiera estoy segura de cómo encarar las conversaciones que debo iniciar.

Bajo al salón cuando ya tengo puesto mi vestido. Opté por uno rojo que me llega por debajo de los tobillos y me dejé el cabello suelto. Mamá me dice que me veo hermosa, y una vez más, me invade el temor; ¿cómo podré decirle que la imagen que tiene de mí es una farsa? ¿Cómo podré soportar que el brillo en sus ojos cuando me mira se desvanezca?

Sobre la pasión y otros peligros (‹‹Serie Lennox 2››)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora