Empieza la cuenta regresiva; faltan 4 capítulos (además del epílogo) para que SLPYOP termine.
Nada que agregar. Disfruten, muak.
Sean sacude mi cuerpo suavemente para despertarme.
Me tomo mi tiempo para abrir los ojos. Preferiría no tener que hacerlo, pero mi amigo no me ha dejado opción.
Observo el reloj en la mesita. Son las 9 de la noche. ¿Dónde está Derek?
—Fue a comprarte algunos dulces —susurra Sean, como si pudiera leerme la mente. Supongo que ahora, que no me esfuerzo por ocultarme, soy muy fácil de leer. —Vamos, tienes que comer.
—No tengo hambre. —Vuelvo a cerrar los ojos.
Sean no se rinde. Se va y regresa un rato después con un plato de sopa, una cuchara y un vaso de agua.
—Tienes que comer —insiste. —No lo has hecho desde ayer.
—Gran noticia.
Mi amigo frunce el ceño, carga la cuchara y la lleva a mi boca. Sin otra posibilidad, dejo que me alimente hasta vaciar la mitad del cuenco, a pesar de que mi estómago se cerró en banda desde la última porción de pizza que comí. Pero me niego a ingerir algo más, así que Sean suelta un suspiro y me deja a solas otra vez.
No estoy segura de qué hora es, pero sí de que el cuerpo no me ha dejado de doler. Creo que es porque no he abandonado esta cama por lo que seguramente fueron dos días.
Es tarde. Derek se remueve a mi lado y me aferra más a su cuerpo, cálido en contraste a lo fría que me siento.
—¿Qué pasa? —murmura y se reincorpora un poco para mirarme desde arriba, adormilado.
—Nada.
—¿Quieres comer? ¿Beber algo? ¿Ir al baño?...
Niego con la cabeza.
—Sólo dormir.
Sus hombros se desinflan con decepción y se limita a besar mi frente y hacer que me recueste sobre su pecho.
—Está bien. —Sus dedos trazan un camino sobre mi espalda. —Intenta descansar, ¿sí?
Aunque lo único que he hecho todo este tiempo ha sido dormir, siento que lo último que he hecho fue descansar. Y sé que no lograré hacerlo pronto.
De todos modos, digo que sí con la cabeza y cierro los ojos.
Los chicos me admiran desde la puerta de brazos cruzados.
¿Por qué me miran tanto? ¿Me veré tan terrible como me siento?
No importa. Honestamente, no lo hace.
Clavo la vista en la bandeja de comida, porque ya comienzan a ponerme nerviosa. No he probado bocado. Quizás por eso me están observando, como si fuera un problema del que no tienen idea cómo ocuparse.
Por ello —y sólo por ello— me digno a tomar el tenedor, cortar un trozo de carne y llevármelo a la boca, apenas sintiendo el gusto. Tengo náuseas, pero disimulo.
Debería levantarme de la cama, sonreír y demostrar que nada de lo que está sucediendo en mi interior es para tanto. Debería, pero es como si mis rodillas se hubieran vuelto de gelatina, o como si mis muñecas estuvieran atadas a la cama.
ESTÁS LEYENDO
Sobre la pasión y otros peligros (‹‹Serie Lennox 2››)
Ficțiune adolescențiÁfrica es una amante de la música que teme mostrar su verdadera luz. Derek toca la guitarra para escapar de su oscuridad. ¿Qué pasará cuando estas dos melodías se fusionen? Segundo libro de la serie Lennox. NO es necesario leer el anterior para comp...