Capítulo 13 ;; Esto no es muy legal de nuestra parte.

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Actualización adelantada porque estoy feliz por las 1K lecturas. :D

Derek está en el sofá, afinando una guitarra acústica que, según sé, no es suya. Sean, apoyado en el marco del portón del garage, le sonríe a la pantalla de su teléfono. Eros es el primero que nota mi presencia. Alza la vista de la batería, frunce el ceño, se pone de pie y se acerca con rapidez.

Los otros dos levantan la cabeza. Por un momento, me da la sensación de que va a golpearme, pero en cambio se planta frente a mí con las manos en la cadera como una madre molesta. Aunque tiene el ceño fruncido, las arrugas de preocupación en su entrecejo son más evidentes.

—¡África Lennox!

Le regalo una sonrisa de disculpas e intento bromear para aliviar la tensión.

—¿Cómo sabes mi apellido? ¿Me stalkeaste en instagram?

—¡Por supuesto que te stalkeé! —resopla, alzando los brazos a modo de reproche. —¡Nunca, jamás vuelvas a desaparecer de esa forma!

—Lo siento. —Aprieto los labios, avergonzada. —No pensé en cómo mi ausencia podría afectar el rendimiento de la banda en la competencia. De veras lo siento.

Ahora parece confundido. Su semblante se relaja y sus manos se posan sobre mis hombros.

—¿De verdad piensas que es por eso? Claro que no, joder. Estaba preocupado por ti.

Sin pensarlo dos veces, lo abrazo con fuerza. No tarda en responder al gesto.

—No volveré a hacerlo —prometo en un susurro.

—Tenía miedo de que algo te hubiese pasado —confiesa contra mi cabello.

No había pensado en que realmente podía llegar a preocuparlos. Supongo que me costó creer, una vez más, que un hombre podría tener un interés real en mantener una amistad conmigo.

Nunca tuve amigos varones, más allá de Jim, y sabemos cómo terminó eso.

Pero Eros y Sean son diferentes. Con ellos no tengo que romperme en mil pedazos para encajar.

—En serio lo siento —murmuro, aferrando más mis brazos a su alrededor.

Quizás, de lejos, parezcamos dos exagerados. Sin embargo, soy capaz de entender lo que se siente vivir con miedo de que las personas desaparezcan de tu vida porque una lo hizo y jamás pudiste recuperarte de eso.

—No te disculpes. —Se separa y acuna mis mejillas entre sus manos. —Sólo quiero saber cómo estás. No es necesario que nos digas qué sucedió con ese tipo del bar, aunque me gustaría entenderlo. Y si necesitas algo, que sepas que nosotros estaremos para ti.

—Gracias —sonrío, todavía apenada.

Cuando entramos, Sean también se pone en modo mamá luchona y me da una regañina que compensa todas las que mi madre no me dio. Eros, sin embargo, lo corta en pleno discurso, lo toma del cuello de la camiseta y hace que se siente junto a Derek, haciendo lo mismo después.

Derek, por cierto, todavía no ha dicho nada. Es el único que no se sorprendió por mi aparición.

—Sé que no estoy obligada a dárselas, pero creo que les debo una explicación —comienzo, retorciéndome los dedos con nerviosismo.

Nunca he hablado sobre este tema, sin contar los miles de monólogos internos. La verdad es que no es un asunto que me gustaría desempolvar, pero ha renacido por sí solo y, me guste o no, Michael es una cosa real otra vez. Está aquí.

Aunque corra rápido, los fantasmas de mi pasado siempre me alcanzarán, a menos que haga algo al respecto. Y quedarme quieta en mi sitio tampoco es una opción.

Sobre la pasión y otros peligros (‹‹Serie Lennox 2››)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora