CAPÍTULO 5 HERMANO

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Maratón 2 de 3 Que la disfruten. Saludos.

Mateo
El reporte que me llegó decía que Fabián lleva toda su vida trabajando en ese rancho cuyo dueño se llama José, al parecer hace como un año y medio fue atacado por un grupo del crimen organizado por tratar de evitar que su hermana menor se fuera con ellos, en esa ocasión lo dejaron por muerto, pero se recuperó, sin embargo, quedó discapacitado, y su jefe decidió dejarlo trabajar aún en ese estado, según él, haciéndole un favor, pero resultó ser que Fabián prácticamente administraba y dirigía el rancho, y sin él todo se le estaba viniendo abajo, así que, aunque ya no podía meterse a trabajar como antes, si podía seguir dando órdenes y organizando a la gente, así como estar pendiente de la administración, claro con un sueldo inferior, porque su rendimiento "no era el mismo". Pero hace un mes su salud empezó a decaer, José aprovechó para contratar a un administrador nuevo y como Fabián ya no le "servía" hace una semana lo mandó a su casa y se desentendido de él, obviamente no le iba a contestar el teléfono a su hermana, yo creo que sus intenciones eran dejarlo morir, así se libraba de cualquier responsabilidad laboral, no contaba con nuestra intervención, la misma gente que lo localizó lo llevó al pueblo a recibir atención médica, que es en donde está ahorita. Ya envié a alguien de mi gente para que se haga cargo de todo, por lo pronto he decidido dejar que ella crea que las cosas, están bien con su jefe y que es él quien se está haciendo cargo, todo esto para no preocuparla más, cuando su hermano esté mejor y pueda comunicarme con él, sabré que hacer.

_ ¡Gracias! ¡Gracias! - repitió con su rostro iluminado. Creo que, de no ser tan tímida, hasta me hubiera besado. Jajaja, eso quisiera, es tan especial, que, si no se asustara, la abrazaría y la llenaría de besos. Lo siento, pero eso es lo que me provoca.

_ No hice nada. - le digo. _solo te paso el recado que dejó ese hombre, pero te dejo mi tarjeta. - le extiendo mi tarjeta de presentación. _ si me necesitas solo llama.

Ella la toma en silencio y me mira.

_ Me gustaría tener un número al que llamarte. - le digo suponiendo que no tiene un teléfono propio.

Lo duda por un momento y luego repite un número, yo lo anoto con rapidez en mi celular.

_ Es por si tengo nuevas noticias de tu hermano. - aclaro con rapidez.

Ella suspira aliviada, como si ese motivo la librara de que mis intenciones fueran otras. Es un duro golpe a mi ego no lo puedo negar, las chicas se arremolinan a mi alrededor tratando de conseguir algo, es la primera vez que alguien suspira porque aclaro que mis intenciones no son personales.

Elisa
Lo miro marcharse, es increíble lo que ese hombre logra en mí. Ahora me siento en las nubes y aunque me preocupa mi hermano, es un gran alivio saber que está siendo atendido y que se pondrá bien.

Me apena que ese hombre piense que no tengo teléfono, pero no podía decirle que Melanie me lo tiene retenido, sería una gran indiscreción de mi parte y podría causar un grave problema si el llegara a comentar algo.

Desearía irme a la cama, pero sé que cuando termine la velada no faltará que se le ofrezca a mi cuñada y si acaso estuviera dormida no le importaría despertarme, así que mejor decido esperar.

Mis pensamientos vuelan de nuevo hacia él, ni siquiera se su nombre, no me lo dijo, claro, ¿porque me lo diría, dejo muy claro que no es nada personal, y aunque yo estoy muy consciente de ello, ¿quién se fijaría en mí y menos alguien como él, pero duele que se lo digan tan directo.

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Mateo
Me encuentro en el hospital, después de que la vi a ella esa noche, y que al día siguiente escuché el pronóstico de salud de su hermano, decidí que ese asunto no lo podía dejar en manos de terceras personas.

He hablado con los médicos y han autorizado su traslado a uno de los mejores hospitales de Estados Unidos, mi equipo ya consiguió una cita para hacerle una evaluación, ahorita lo importante es que se recupere de la neumonía que casi lo mata por no haber sido atendido a tiempo, para luego poder trasladarlo.

_ Pensé que con descanso me recuperaría. - dijo. _ cuando me presenté ante él. _ pero me puse peor y cuando menos pensé ya no podía valerme por mi mismo.

Luego me enteré por él mismo, de que vive solo, su esposa lo dejo y se llevó a sus dos hijos, que el sueldo que le pagan solo le alcanza para adquirir una parte del medicamento que tiene que estar tomando de por vida y que su hermana, es quien le ayuda económicamente para cubrir sus necesidades.

_ A veces. - me confesó. _ desearía estar muerto, no es justo para ella, haber llevado toda su vida la carga de todos mis hermanos y ahora tener que cargar conmigo.

_ Estoy seguro de que lo hace con gusto. - me aventuré a afirmar, aun sin conocerla bien. Pero quería animarlo, por lo que había averiguado de él, toda su vida había sido una constante lucha, lucha que no terminaba, me caía bien y estaba dispuesto a ayudarlo y como había supuesto, no quería preocupar a su hermana, así que estuvo de acuerdo conmigo en hacerle creer que seguía en el rancho y que estaba recuperándose de la neumonía y además que su jefe lo estaba apoyando. No quería que se enterara de que había sido despedido, porque <<sería capaz de salir a buscar otro trabajo>> había dicho, con tal de que a él no le faltara nada. Y yo estaba de acuerdo con él.

_ ¿Por qué me ayudas? - me preguntó con voz cansada.

_ Porque no podía ver a tu hermana tan preocupada. - dije la verdad.

_ ¿De qué la conoces? - interrogó.

_ La conocí al asistir a una cena de negocios en la casa en donde vive. - observe como él ponía cara seria, quizás no le agradaba que me relacionara con ella. _ solo hablamos. - dije. _ me pidió el teléfono para, comunicarse contigo, estaba preocupada. - él se puso más serio.

Fabián.
Me siento muy mal, el pecho me duele tremendamente, lo último que recuerdo es que José me mando a mi casa y en lugar de mejorar, empeore, recuerdo que después de varios días José fue a visitarme, pensé que me ayudaría, pero él me dijo que ya no podía seguir pagándome un empleo, el cual no estaba realizando, ni siquiera me dio las gracias, pasé treinta y tres años de mi vida sirviéndole y él solo me dijo que estaba despedido, luego se marchó y me dejó, pensé que alertaría a alguien para que viniera en mi ayuda, pero nadie llegó y yo no tenía fuerzas, ni siquiera para ponerme de pie, así que me quedé ahí, en mi cama, esperando la muerte, no había nada más que hacer, ni siquiera sabía en donde estaba mi celular y de nada servía saberlo, no podía llegar hasta él. Luego llegó el momento en que perdí la noción del tiempo, y di gracias cuando la oscuridad me envolvió, al menos ya no sentiría nada.

No sé cuánto tiempo pasó, ni que sucedió, pero cuando desperté estaba en el hospital y un hombre, Mateo, dijo que se llamaba, estaba a mi lado, él se está haciendo cargo de mí, dice que conoce a Elisa y que lo hace por ella, pero no tengo claro sus intenciones, no me gustaría que ella saliera lastimada, aunque parece ser un buen tipo. Espero que lo sea.

LA SIRVIENTA/No. 1 De La Serie: HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora