CAPÍTULO 17 ROMPIENDO RELACIONES

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Carlos
Lo mire en shock, ¿que era todo eso que me estaba diciendo?

_ Creo que estas muy equivocado en tus apreciaciones. - dije, estaba totalmente desconcertado. _ Elisa no es mi amante y Melanie jamás le haría daño.

_ ¡Creo que has estado tan metido en tus, asuntos, que no te has dado cuenta de lo que sucede en tu propia casa con tu mujer, tu niñera y los niños. - insistió! _ ¡para, ser una simple niñera, sería suficiente con cuidar de dos niños, pero lo hace con los cuatro y tu mujer la trata como si fuera una sirvienta!

_ ¡Estás yendo demasiado lejos! - me estaba ofuscado, ¿que eran todas esas tonterías que estaba diciendo? _ ¡deja ya de decir que es una niñera, ni es niñera ni es mi amante, se trata de mi hermana, y está conmigo para ayudarme con los gemelos, tampoco es una sirvienta, en mi casa hay suficiente personal, no necesitamos a nadie más, estas difamando a mi esposa, ella jamás trataría a Elisa como alguien del servicio!

Estaba tan concentrado dando mi defensa, que no me percaté de que Mateo se había quedado callado, su actitud era fría, me miraba con incredulidad y con ¿rabia?

_ ¡Suficiente! - dijo tajante. _ me acabo de dar cuenta de que estoy cometiendo un grave error, no puedo hacer negocios, ni aliarme con un hombre que no solo oculta a su propia hermana, si no que la tiene trabajando, no digamos como niñera, si no como sirvienta dentro de su propia casa y permite que su esposa la humille, le grite y la haga trabajar de sol a sol y si eso no es malo, me parece patético que no lo sepas, y la verdad es, que no sé qué es peor, que sabiéndolo lo hayas permitido o que no estés al tanto de lo que sucede en tu propia casa, con tu familia, y créeme, tu actitud deja mucho que desear, creo que no tienes ni las capacidades ni el carácter que se necesitan para formar parte de mi equipo de trabajo.

_ Si eso piensas. - digo tratando de recuperar mi dignidad. _ entonces disculpa por el tiempo que te hice perder, pero no permito que nadie se meta con mi familia. Si eso realmente sucediera y yo no me di cuenta, no entiendo tú, en que momento pudiste enterarte de todo eso, sin embargo, no puedo discutir mi vida familiar contigo. - me pongo de pie. - él no dice nada, solo me observa fijamente, yo me siento como un tonto delante de él y opto por salir de ahí, tomo mis cosas y no vuelvo la vista atrás.

Fueron unos segundos, solo bastaron unos segundos, para que, aquello por lo que luché por meses se viniera abajo, todo mi esfuerzo, mi dedicación, mi tiempo, se habían reducido a nada, como un autómata, me dirigí hacia la casa, mi mente no pensaba bien, sin embargo, si tenía algo muy claro, tenía, que salir de ahí, tomar a mi familia y marcharme, si no lo hacía, Elisa podría salir muy lastimada, era obvio que Mateo estaba interesado en ella, pero ¿Cómo? ¿Acaso tendría razón? Si ellos se habían visto a mis espaldas y yo no lo supe, ¿Que tan descabellado era que de verdad yo hubiera pasado por alto, todo lo que sucedía en mi casa?

Elisa.
Estamos de nuevo en casa. No sé qué sucedió, no entiendo por qué salimos de esa manera, tal pareciera que estábamos huyendo, Melanie no dejó de discutir con mi hermano durante todo el trayecto, y por supuesto no se encargó de sus hijos, por lo que una vez más yo tuve que hacerlo por ella, por supuesto no regresamos en el avión privado de Mateo, usamos una línea comercial y la diferencia es enorme, pero eso no es lo que me preocupa, siento mucho no haber tenido la oportunidad de despedirme de él y de agradecerle por todo lo que hizo por mí, y sobre todo por Fabián. En el tiempo que estuve allá, tuve la oportunidad de verlo cuando menos unas cuatro veces, y en todos los casos siempre me acompañó Mateo, no sé si yo sola lo hubiese logrado, pero no tuve que comprobarlo, él siempre fue atento y amable y también con Fabián. La verdad es que tengo mucho que agradecerle, además, lo extraño tanto. Mi hermano dijo que regresábamos porque había problemas que atender en su empresa, pero yo creo que hubo algo entre ellos, por cómo se dieron las cosas, yo estoy segura de que Mateo nos hubiera despedido o cuando menos hubiera enviado a un representante suyo, y no lo hizo. Todo fue tan raro y tan precipitado.

Quisiera tener un número para hablarle y decirle cuan agradecida estoy, pero no lo tengo, y a no ser por mi hermano o Melanie, no hay nadie que me lo pueda dar, y a ellos no me atrevo a pedírselos, ella se molestaría y jamás me lo daría ¿y él?, la verdad, ni me atrevo y menos si quedaron en malos términos, como creo que sucedió, además, ya no se ha sabido nada de él, antes a todas horas escuchaba su nombre, ahora es como si no existiera, y si acaso él hubiese intentado comunicarse conmigo por lo de mi hermano, claro, no podrá hacerlo, porque Melanie nunca me regresó mi celular, lo he buscado en su recamara cuando he tenido que estar ahí y me he quedado a solas, pero no lo encuentro. No sé qué habrá hecho de él.

Por medio de Internet conseguí el número de la clínica en donde está internado mi hermano, una de las empleadas de mi hermano me hizo el favor de buscar, porque yo no sé nada de tecnología, ella prometió que me enseñaría y yo acepté agradecida porque quería aprender todo lo que pudiera.  Pasaron días y una infinidad de intentos, antes de que alguien se apiadara de mí y me permitieran hablar con él.

_ Lo siento, pero Carlos tuvo que regresar por asuntos de su empresa. - dije ante su pregunta de porque nos marchábamos, si aún no terminaban las dos semanas y yo le había prometido visitarlo una vez más antes de regresar.

_ Siento que haya sido así. - dijo con tristeza. _ tenía tantas ganas de verte, aunque fuera una vez más, pero no nos pongamos tristes. - dijo. _ Lo bueno es que nos vimos, hablamos y que todo está saliendo bien, al menos hay esperanzas de recuperación, aquí me han asegurado que puedo recuperarme totalmente, aunque quizás se lleve su tiempo, pero lo importante es que estoy feliz de saber que hay esperanza, cuando antes no tenía ninguna.

_ Somos afortunados, de habernos encontrado con Mateo. - digo con nostalgia. _ sin su ayuda esto jamás se hubiera dado.

_ Estoy consciente de ello. - dijo él. _ le debo mucho y sé que se lo pagaré, así me lleve toda la vida en hacerlo.

_ Lo haremos juntos. - dije con un nudo en la garganta. Entre él y yo existía un lazo especial, él nunca me dejaba y yo a él tampoco, de nuestra familia éramos los olvidados, los marginados, todos los demás, con sus carreras, con dinero de sobra y él y yo, sobreviviendo como podíamos, aun así era gracias a nosotros que los demás tenían lo que tenían y eran lo que eran, sin embargo ni él ni yo se los echábamos en cara, y mucho menos se los cobrábamos, nunca lo haríamos, y si de ellos no salía el echarnos la mano, no valía la pena pedírselos nosotros.

LA SIRVIENTA/No. 1 De La Serie: HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora