CAPÍTULO 20 LLAMADA

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Mateo
Estoy saliendo del hospital, subo a mi auto y dejo que mi chófer conduzca, no le doy instrucciones, él ya sabe qué hacer. Tomó mi celular y lo miro, no sé si marcar de nuevo a la casa de Carlos o intentarlo con el otro número, siempre es igual, en uno me contesta alguien del servicio, nunca ella y el otro teléfono me manda directo a buzón.

Lo contemplo y me decido, marco, suena una vez, me sorprendo de que ahora sí de tono, la verdad es que no lo esperaba, dos veces, mi corazón se acelera, tres veces, da tono de que descolgaron. Silencio, me colgaron.

Tomó el teléfono con fuerza y marco de nuevo, suena una vez, dos veces, la tercera ya no se escucha. Casi brinco de alegría al oír su tímida y suave voz.

_ ¿Quién es? - escucho su voz que pregunta casi en un susurro. Y mis celos afloran, ¿quién más le puede hablar? ¿espera a alguien?

Me controlo y respiro profundo.

_ Soy Mateo. - digo antes de que decida cortar la comunicación.

No escucho nada del otro lado, no sé si sigue ahí, ahora solo espero el sonido de la comunicación cortada, pero en lugar de eso, con alivio vuelvo a oír su dulce voz.

_ ¿Mateo? - dice con voz entrecortada ¿él socio de Carlos?

No sé si reír o llorar ante su inocente pregunta. ¿quién más, si no? ¿O acaso conoce a otro Mateo? Aun así, los celos vuelven a acosarme.

_ Si. - me obligo a decir. _ ese Mateo.

_ Él no se encuentra. - dice con rapidez, pero te puedo dar su número.

Una vez más me enternece, creo que está tan nerviosa como yo. No ha caído en la cuenta de que estoy marcando a su celular, no a su casa de que si marco ahí es porque la busco a ella y sobre todo que yo sé dónde y cómo comunicarme con él en caso de querer hacerlo.

_ No lo busco a él. - me obligo una vez más a decir. Quisiera tenerla frente a mí y abrazarla y llenarla de besos, me enternece su ingenuidad.

_ ¿A no? - escuchó que responde.

_ Te busco a ti. - digo. _ se fueron tan rápido que no tuvimos la oportunidad de hablar una vez más, ni de despedirnos.

_ Tuvimos que regresar, mi... - escucho como calla, quizás pensando que decir. _ ...Carlos dijo que por asuntos de su empresa.

_ Lo entiendo. - digo. _ aun así, no nos despedimos.

_ Lo sé. - escucho por fin su voz más confiada. _ él dijo que nos marchábamos y yo no podía quedarme, quise hablar contigo para despedirme y agradecerte, pero no sabía a dónde.

_ Lo mismo me pasó. - dije. _ quería hablar contigo, pero, no tenía tu número, el que me diste la vez anterior siempre me manda a buzón.

_ Lo tengo perdido. - dijo. _ pero ¿cómo conseguiste éste?

_ Cuando llamaste al hospital quedó registrado. - dije. No podía mentirle. _ necesitaba hablar urgentemente contigo y por eso me lo facilitaron.

_ Sucede algo. - dijo con alarma.

_ Nada grave. - dije. _ solo quería que supieras que por fin van a tratar a Fabián de sus lesiones, su salud ya está bien y pueden empezar con su otro proceso.

_ No me lo había dicho.

_ No lo hizo porque aún no lo sabe. Pero quería que tú lo supieras y quiero preguntarte si te gustaría decírselo tú. Podemos hacer una video llamada y así, entre los dos le damos la buena noticia, su primera cirugía está programada para la próxima semana.

_ Me encantaría decírselo...

Guarda silencio y no entiendo que puede ir mal.

_ ¿Está mal si lo llamo y se lo digo por teléfono? - dice apenada. Entonces lo comprendo. Ella proviene de un pueblo y aunque ahora la tecnología llega a todas partes, ella no disponía de recursos suficientes como para tener un teléfono moderno, creo que por ahí va encaminado el problema, quizás ni siquiera sabe que es una video llamada.

Mi mente empieza a trabajar a mil por hora, necesito hacer algo al respecto.

_ Que te parece si mañana que esté yo ahí con él lo llamas? - pregunté. _ marcas a mi teléfono y se lo decimos.

_ Si. - dijo animada. _ se lo diremos juntos.

Con rapidez le digo la hora en la que estaré ahí.

Elisa
Esta mañana no fue diferente a las demás, el trabajo con los niños fue intenso, Melanie me sigue cargando de trabajo, y como siempre, solo en presencia de Carlos deja de ordenarme cosas, al menos ahora lo hace, porque ya ni en su presencia se detenía, sobre todo los primeros días de que regresamos de nuestro viaje, supongo que algo le dijo él, porque ahora en su presencia hasta se porta amable conmigo, cuando antes le era indiferente, pero como dije solamente lo hace en presencia de él.

No puedo decir lo mismo de Carlos, ahora es tan diferente conmigo, antes pasaba de mi como si no existiera. Sin embargo, ahora me busca y hemos charlado un par de veces, me preguntó cómo ha estado mi día, claro que no le puedo decir la verdad, esa mujer es capaz de hacer que me corra de la casa y no puedo darme el lujo de que me corra, no tengo a donde ir, antes podía contar con Fabián, pero ahora él tampoco tiene un hogar, su casa estaba construida en terrenos del rancho donde trabajaba así que al ser despedido la perdió, aunque él la haya construido.

Aun así, mi situación no es tan mala, tengo un techo donde dormir, tengo alimento y me gusta cuidar de mis pequeños sobrinos, ellos traen alegría a mi alma.

Hoy se durmieron rápido en su siesta de la tarde, lo que me dejó un poco de tiempo libre para mí. No me juzguen por salir corriendo a refugiarme en mi habitación, no quería que Melanie se diera cuenta y me atrapara en una de sus múltiples tareas para mí. Estaba a punto de recostarme un momento, cuando mi celular empezó a vibrar. Asustada lo tome en mis manos, había sido una tonta, pensé que lo había apagado en la mañana que hable con Fabián, pero al parecer no se apagó. Ahora lo tenía ahí mirando sin poder creerlo esa llamada entrante, sin dudarlo rechacé la llamada, era imposible que alguien supiera mi número, nadie lo tenía, quizás alguien se había equivocado, estaba a punto de apagarlo, cuando de nuevo lo sentí vibrar y de nuevo ese número desconocido, dudé por un momento y luego respondí, no sé porque lo hice, pero contesté.

Me quedé sin aliento al escuchar esa voz tan anhelada, no lo podía creer me puse más nerviosa, la verdad es, que no recuerdo que dije, solo estaba consciente de que era él, y estaba ahí, al otro lado de la línea, al final solo sé que pude darle las gracias y que él me contó sobre el tratamiento de mi hermano, me aseguró que el aún no lo sabía y me sugirió hacer una video llamada, me sentí muy apenada, porque aunque no lo crean, no sé cómo se hacen, aunque si había escuchado hablar de ellas, además ni siquiera sé si de mi teléfono se pueda hacer, quizás sí, porque se ve muy moderno aunque no lo sé manejar, me da pena decirlo pero yo buscaba uno como el que me quitó Melanie pero no había ni siquiera parecidos, cuando lo describí en la tienda, escuché las risitas de los otros empleados que estaban cerca y me escucharon, fue entonces que supe lo viejo que era y lo mucho que había evolucionado la tecnología. Agradecí al joven empleado que me atendió, porque lejos de reírse como los demás o burlarse, me recomendó uno y me enseñó lo básico para usarlo, incluso recuerdo que me dijo cómo podía hacer una video llamada, pero no presté atención, porque no creí necesitar hacer una, yo solo quería saber cómo hacer y recibir llamadas. Ahora lo lamento, pero no hay nada que hacer. Solo me queda esperar a mañana y a la hora acordada con Mateo hacer la llamada a mi hermano. Estoy tan feliz por él, merece estar bien, y merece ser feliz, quizás ahora que su salud mejore, pueda encontrar a alguien que realmente lo quiera no como la bruja de su ex esposa, y por fin pueda ser feliz.

LA SIRVIENTA/No. 1 De La Serie: HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora