CAPÍTULO 11 PLANES PARA ELLA

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Mateo
Cuando me levanto a las seis y media y bajo a la cocina, me encuentro con que Elisa está ahí, tiene el desayuno preparado y ella se ve radiante. Me recibe Matilde, está preocupada, seguramente teme que la reprenda por dejar que ella hiciera todo eso, yo le sonrió y ella se retira después de explicarme que ella quiso preparar el desayuno y no aceptó un no por respuesta.

_ Está bien. - digo, y ella se marcha a seguir con sus obligaciones.

_ Disculpe, si hice algo indebido. - dijo apenada. _ yo solo quería agradecer su hospitalidad.

_ Te lo agradezco. - dije acercándome y viendo lo que había preparado, olía delicioso, ella se apresuró a servirme y yo me senté a disfrutar, cuando vi que ella no se unía a mí, me puse de pie.

_ No podré seguir comiendo si tú no me acompañas. - dije tomándola de la mano y acercándola para que tomara asiento

_ Lo preparé para usted. - dijo. _ yo esperaré a los niños.

_ ¿A qué horas se levantan? - interrogué.

_ A eso de las nueve o diez.

_ Falta mucho. - dije. _ por favor acompáñame. Ella se resistió, pero al final la convencí.

_ Yo... No debería de estar aquí. - dijo apenada.

_ ¿Porque no? - la mire sorprendido por sus palabras.

_ Este no es mi lugar, yo debería de estar con sus empleados.

_ Esta es mi casa. - dije un poco molesto, no me gustaba que se menospreciara. _ y yo decido quien está aquí y quién no, y créeme que quiero que tú estés aquí.

_ Pero si Melanie...

_ Melanie no tiene por qué decir nada. - la interrumpí, quizás sea tu jefa, pero no es tu dueña, no puede decidir por ti.

Ella se quedó callada y me arrepentí de inmediato, fui brusco con ella, pero no era ella quien me enojaba, si no Melanie y de paso su esposo, ninguno tenían derecho a tratarla como una persona de segunda categoría, de hecho no existían las personas de segunda categoría, ni de tercera, cuarta o quinta, menos de primera, todos somos iguales, nacimos sin nada y nos vamos sin nada y lo que conseguimos en esta vida, aunque en gran medida depende de nosotros mismos, contribuyen todos los que nos rodean, para bien o para mal, así que no quiero escucharla decir o pensar que es menos que los demás

La vi cómo se quedó callada, se retrajo y empezó comer en silencio y con la mirada baja.

_ Siento haberte asustado. - dije acercando mi silla a la de ella. _ disculpa si te ofendí, solo quiero que sepas que estás en tu casa, puedes disponer de lo que tú quieras. Si necesitas algo puedes pedirlo a cualquiera del personal, todos saben que hacer, esta es una concesión que no a cualquiera le hago, y por lo pronto a Carlos y su esposa no se las haré, por eso ellos nos están aquí.

_ Creo que ellos son los que deberían estar aquí. - dijo con timidez. - yo solo cuido a los niños.

_ Es lo que trato de decirte. - la miré. _ que tú no eres más, o menos que ellos, y mereces estar aquí tanto como ellos, seas su empleada o no, independiente mente de eso, eres un ser humano, <<uno que me encanta mucho>> estuve a punto de decir, pero me contuve. Quiero que entiendas que tú eres mi invitada, así como lo son ellos y que para mí no importa si trabajas para ellos, te voy a tratar como te mereces.

Ella me miró con sus ojos muy abiertos, creo que no me entendió, o yo no me supe explicar, quizás no entendía que para mí ella era igual que ellos y eso que no le dije que la consideraba superior.

_ Te lo diré en otras palabras. - hice que me sostuviera la mirada, levantando su rostro. _ creo que eres una mujer muy especial, que merece mucho más de lo que tiene ahora, por eso quiero hacer que estas vacaciones sean especiales para ti y las disfrutes al máximo, sé que tengo que trabajar y que Carlos y yo tendremos que salir algunos días, pero tendré tiempo libre y me gustaría que no te comprometieras con ellos porque quiero llevarte a varios lugares que, se te van a encantar, y por supuesto que puedes llevar a los gemelos, sé que se van a divertir.

Ella me miró, seguía sin decirme nada.

_ A menos, claro. - dije. _ que quieras pasar todo el tiempo tras Carlos y su esposa cuidando también a los hijos de ella.

_ Dudo que pueda librarme de eso. - comentó en un susurro, pero la escuché y sonreí, ella también lo hizo con timidez al verse descubierta.

_ Lo siento. - dijo. _ lo que pasa es que sé, que para eso me trajo Melanie. Para que cuide no solo de los gemelos. Si no de sus hijos también, así ellos dos podrán disfrutar de este tiempo.

_ Lo lamento por ellos. - volví a sonreír dándole confianza. _ pero ya tengo planes para nosotros, y ellos no están incluidos, y antes de que digas nada, no te preocupes déjalo todo en mis manos, yo me encargo de que no te molesten.

Ella me miró como diciéndome que le gustaría ver eso, y lo vería, ya tenía todos sus días organizados desde que amanecía, hasta que anochecía, algunos días incluí a una niñera para los hijos de Melanie, pero no todos, sus niños merecían que su madre se hiciera cargo de ellos aunque fuera en contadas ocaciones, en cuanto a Elisa, quería verla libre de responsabilidades, estaba seguro de que nunca en su vida había tenido vacaciones, de hecho dudaba de que hubiese tenido algún día libre, pero yo sé los iba a dar, porque también nosotros tendríamos la presencia de otra niñera, quería que ella disfrutara y fuera libre, aunque fuera por unas horas, sabía que para ella no era una carga cuidar de esos pequeños, así como no lo era para mí, pero aun así quería, que tuviera momentos solo para ella y si me quería incluir, yo encantado. Y, por otro lado, no me importaría hacerla yo mismo de niñera, solo para que ella, pudiera disfrutar de su libertad.

Y por supuesto habría tiempo para salir todos juntos, mi plan era, mantenerlos entretenidos, sin dejar de lado que Carlos y yo tendríamos que perdernos uno o dos días en los negocios, él iba a ser mi socio y necesitaba que fuera conociendo mi empresa con la que se iba a llevar a cabo la sociedad, lo de menos hubiese sido agendar una visita más adelante, pero quería aprovechar su estancia para agilizar las cosas y de paso, estar yo presente, en lugar de dejarlo en manos de uno de mis ejecutivos, necesitaba ver de cerca que tan capaz era y conocer de primera mano sus reacciones ante lo que se le venía, con esto de la sociedad.

LA SIRVIENTA/No. 1 De La Serie: HERMANOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora