Jungkook volvió a casa y se dejó caer en el sofá, lejos de la cámara que grababa a Taehyung y sin molestarse en quitarse el abrigo húmedo.
Su novio lo saludó con la mano tras la computadora y siguió escuchando y respondiendo a través de sus audífonos otros diez minutos hasta despedirse y cerrar la pantalla.
— Al fin. Bienvenido a casa ¿Cómo les fue? – Al final, luego de casi dos horas, Taehyung pudo dejar el suelo y esa aburrida reunión, y se sentó en el sofá, volcándose hacia su pareja.
Ese día había sido el tan temido y esperado primer día de escuela de Camile, si es que el jardín de niños se podía considerar escuela.
El omega había intentado posponer aquella reunión por casi dos semanas, pero le fue imposible. Así que Jungkook sabía que iba a tener que hacerlo solo.
Taehyung había imaginado muchas escenas. Muchas de ellas terminaban con Jungkook volviendo a casa con la niña aún en sus brazos y mucho llanto. El que no la tuviera era una buena señal.
Jungkook frunció el ceño y se observó fijamente las manos.
Tae levantó una ceja, se inclinó para verle la cara a su novio.
— ¿Todo bien?
— Ella solo me dio un beso, entró, volteó a verme otra vez y me dijo que me podía ir ya. Taehyung la niña me dijo que me fuera... Así que me fui y compré un helado, te dejé uno en la cocina.
El mayor respiro profundamente, resistiendo las ganas de reír.
— ¿Fue tan simple? ¿Sin llanto?
— Ella no lloró.
— Ella no lloró. — Repitió Taehyung.
—No. Ella no lloró.
Un minuto de silencio después, muy triste para Jungkook y muy gracioso para Taehyung los cubrió.
—¿Y tú lloraste, Kookie?
—... Un poquito, tal vez.
***
Había muchas personas de pie frente a la entrada del jardín a la hora de salir de los niños. Adultos y jóvenes, alfas, betas y omegas por igual. Desde una chica omega con uniforme de instituto que recibió un pequeño bebé de los brazos de una cuidadora y lo acunó contra sí misma, hasta un alfa ya bastante mayor que aun así levantó a dos pequeños niños idénticos y los hizo dar vueltas.
—¡Adiós Jinho! ¡Adiós Minho! – Los pequeños se despidieron también de aquella aguda vocecita con un grito y sus pequeñas manos. Los dos adultos reconocieron su voz de inmediato.
Camile salió caminando de la mano de una señora mayor con el uniforme del jardín, mientras se despedía sonriente de muchos niños y cuidadores
— ¡Papá! ¡Papi! – La señora la soltó y la vio correr hacia los jóvenes.
Taehyung la levantó ni bien la tuvo al alcance y la apretó en un gran abrazo, buscando inconscientemente bañarla de su aroma y ocultar las decenas de olores que se habían quedado pegados a ella.
— Veo que hiciste muchos amiguitos.
— Si, muchos. – La niña asintió muy fuerte, despeinándose más si eso era posible. — Nos presentamos y la maestra nos dio un caramelo y jugamos con bloques y... papá ¿Papi se hizo auch?
Dos pasos detrás de ellos, con el ceño muy marcado en concentración. Jeon lagrimeaba.
— Papi solo es sensible, cariño.
— Papi quiere un abrazo también.
El alfa era un bebé más.
Camile no sabía si llorar junto con su padre alfa o reír junto al omega.
— Papi, no llores. – Camile intentó limpiar las lágrimas de la cara de su padre, ensuciando las mejillas del adulto.
— Papi no llorará más si dejas de ir a la escuela ¿Lo harías por mí, bebé?
Kim tuvo que sentarse en la calle para poder seguir riendo.
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Un lugar al que pertenecer 𝖨𝖨 Taekook
FanfictionEl día que la puerta volvió a sonar Taehyung estaba dispuesto a escuchar la explicación de Jimin antes de preguntar. Pero la parte de él que regresó no podía dar explicaciones, no tenía respuestas, no tenía la culpa y no podía cuidarse sola.