Después de que... él se fue. Jungkook fue observando a Taehyung perderse poco a poco.
Lo observó dejar de disfrutar la comida como antes, perder un poco de brillo y salud en la piel, y dejar de dormir correctamente. Pero la gota que derramó el vaso fue descubrir que Taehyung había perdido vacaciones en la academia.
Jungkook confirmó que Taehyung se había perdido a sí mismo cuando dejó de bailar.
Pero él lo apoyó y lo acompañó, porque Taehyung podía tomar sus propias decisiones, aun si estas le hacían daño.
Lo hizo reír y un par de veces consiguió hacerlo divertirse y bailar con música puesta desde su celular en algunas noches sueltas, con eso se conformaba.
Ese día, despertar y encontrar a Taehyung con su bolsa colgada al hombro, el uniforme puesto y su cabello atado le hizo saltar el corazón y sonreír. Taehyung debió haberlo sentido también, porque sonrió tocándose el pecho antes de voltear hacia él.
— Buen día.
Jungkook acunó su cara entre sus manos y pudo observar otro cambio que le encantó. Su piel era más clara que la de Taehyung nuevamente. El omega había a vuelto a recuperar su color.
— Vas a clases.
— Si... Seojoon hyung me pidió que viera a los niños del orfanato.
La expresión honestamente alegre de Jungkook hizo a Taehyung reír. Estaba tan feliz.
— Me alegra mucho que vuelvas.
Ambos sabían que la frase era más profunda de lo que parecía.
Jungkook dio un salto cuando sintió algo halar sus pantalones de pijama, por suerte los sostuvo antes de que cayeran de sus caderas.
Camile lo miraba desde abajo, alzando los brazos hasta él. La levantó, dándole un gran y sonoro beso en la mejilla que la hizo reír.
— Está vestida ¿La llevas?
— Si, quería dejarte descansar hoy que estás libre y ver que tal nos va.
— Espero que les vaya bien.
Los tres se despidieron con la mano a unos pasos de la puerta.
Taehyung respiró profundo, llenándose los pulmones del aire de la mañana. El aire estaba frío aún, el sol no tenía suficiente fuerza para calentar todavía, pero Taehyung desbordaba fuerza suficiente por sí mismo.
Al omega le gustaba decir que si todos los caminos daban a roma, todos sus caminos daban a su amada academia.
Desde que era muy niño y no tenía nada, había soñado con resaltar, con que alguien lo escuchara y lo viera, con sentirse en control y tener fuerza.
Encontró todo lo que buscaba al ver su primera clase de baile.
Tenía nueve años, un poco tarde para un profesional, dirían algunos profesores. Esos profesores no conocían la voluntad de Kim Taehyung.
La academia le había ofrecido a su orfanato algunas becas para niños que ya tuvieran cierta edad.
"Estaban buscando darle algo en qué concentrarse a niños que sabían que ya seguramente no serían adoptados." Era algo que Taehyung había descubierto ya grande y era un pensamiento que le hacía sonreír en lugar de enojar.
Seojoon, el director... Era la mejor persona que él había conocido.
Hasta el día de hoy era una costumbre que mantenía. Y ahora Taehyung era el encargado de esos niños.
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Un lugar al que pertenecer 𝖨𝖨 Taekook
Fiksi PenggemarEl día que la puerta volvió a sonar Taehyung estaba dispuesto a escuchar la explicación de Jimin antes de preguntar. Pero la parte de él que regresó no podía dar explicaciones, no tenía respuestas, no tenía la culpa y no podía cuidarse sola.