La relación de Taehyung y Jimin había sido, desde siempre, la más fuerte que alguien pudiera ver.
Desde niños habían pertenecido a la misma academia de danza, compitiendo codo a codo y uno contra el otro. Negándose a hacer duetos con otras personas porque solo ellos se entendían y complementaban a la perfección.
Juntos, se habían apoyado al conseguir sus primeros empleos, sus primeras firmas con compañías y presentaciones importantes. Sus primeros trabajos comunes y profesionales.
Habían pasado la mitad de su niñez y toda su adolescencia juntos y habían sido siempre los mejores amigos, tanto que Taehyung no tenía recuerdos de algún cumpleaños o fecha especial donde la sonrisa de Park no estuviese presente.
Con sus voces infantiles ambos jugaron y se prometieron que estarían juntos en el futuro, no como pareja, la simple idea los hacía hacer cara de asco, pero si como algo más que amigos comunes.
Como adolescentes le buscaron nombre a lo que eran.
Eran y siempre serían almas gemelas.
Como "adultos" estaban cumpliendo su promesa de estar siempre juntos.
Por esa razón, cuando de un día a otro Jimin dejó de tocar la puerta de casa y de ir a la academia, Taehyung sabía que algo no estaba bien.
Los días comenzaron a pasar, luego las semanas, y con este ya eran once...
Once meses en los que no se sabía nada de Park Jimin.
Una noche como esa, si las cosas fueran como antes, el mayor estaría haciendo lo que acostumbraba. Llegaría a casa de Taehyung para hablar y hablar de la vida antes de irse a mitad de la noche o antes de que amaneciera y tuviese que correr de regreso a casa con sus padres.
Sus padres...
Los señores Park, antes de irse también, habían intentado darle una explicación a la repentina desaparición de su hijo. Ellos dijeron que el propio Jimin había decidido ir a seguir su carrera en Estados Unidos y ellos iban a apoyarlo. Y tan fácil, todos quedaron conformes. Todos menos Tae.
Él, mejor que nadie, sabía que todas esas palabras iban cargadas de mentiras. Sobre todo cuando dijeron que ellos iban a apoyarlo en todo y que amaban a su hijo.
Jimin amaba su país, amaba su ciudad, amaba su academia, amaba a sus amigos... él amaba a sus padres a pesar de todo. De igual manera, él ya estaba en la cúspide de su carrera, apenas días antes le habían dado un contrato de baile en un musical muy famoso... Él podría ser un desastre con casi todo, pero era fiel a su pasión y a sus amigos. No abandonaría ninguno de los dos sin una explicación, menos sin siquiera decir adiós.
Desde ese día Taehyung no había podido dormir bien, ni dejar de preocuparse. Siempre preguntándose dónde estaría y porque se había marchado de esa manera.
La respuesta llegó una noche de primavera.
El timbre sonó una y otra y otra vez, haciendo retumbar toda la casa.
Taehyung se despertó tan sobresaltado que casi cayó al suelo. Ni siquiera se había percatado de que estaba cansado, simplemente se había dormido en la vieja mecedora que su abuela le había dejado.
Supuso, en su primer segundo de conciencia, que Jungkook lo había arropado y dejado tranquilo, sabiendo que si lo despertaba y lo mandaba a su habitación el insomnio no lo dejaría volver a dormir. Igualmente no había descansado nada.
El sonido repentino lo había descolocado por completo. Hacía mucho tiempo que nadie usaba el timbre para que él abriera, después de todo, las únicas personas que los visitaban tenían sus propios juegos de llaves.
Absolutamente nadie usaba el timbre.
Excepto Park Jimin.
No se molestó en encender las luces cuando corrió escaleras abajo.
Muchos pensamientos pasaron por su cabeza, muchas palabras, algunas normales, otras tan fuertes que le sorprendía saberlas y otras cargadas de añoranza y cariño.
Abrió la puerta sin asegurarse de nada antes, no le importaba nada si detrás de esa puerta iba a estar su mejor amigo.
Pero lo que estaba frente a la puerta no era para nada lo que esperaba. Su olor estaba allí, lo reconocía, pero a la altura de su cara no había nada. Sin embargo, al bajar la mirada lo encontró.
Era una canasta y, a su lado, un gran bolso con un sobre a punto de salir volando con el frío aire de la noche, con tres solitarias palabras escritas en la parte superior.
"Lo siento"
"— Jimin."
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Un lugar al que pertenecer 𝖨𝖨 Taekook
FanficEl día que la puerta volvió a sonar Taehyung estaba dispuesto a escuchar la explicación de Jimin antes de preguntar. Pero la parte de él que regresó no podía dar explicaciones, no tenía respuestas, no tenía la culpa y no podía cuidarse sola.