10. Por si misma

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Taehyung entró a la casa cargado mínimo una decena de bolsas en las manos.

Una semana atrás el omega había terminado un proyecto bastante grande y como recompensa decidió darse el lujo de salir de compras y despilfarrar su dinero. Así que tomó a Hoseok con un brazo, a Seokjin con el otro, y obligó a los rezagados a cuidar a las niñas mientras ellos iban a consentirse.

Un par de horas después volvía a casa con su cabello rubio brillante recién retocado y sin una sola raíz y una carga de cosas que seguramente no necesitaban.

— Cariño, ya llegué.

Unos brazos retiraron las bolsas que traía encima y las llevaron a la cocina para luego poder darle su merecido abrazo.

— Bienvenido a casa.

Entre una conversación agradable de cómo había sido la mañana y uno que otro beso y abrazo, Jungkook desempacó toda la ropa nueva que deberían lavar antes de usar y se dedicó a ordenar los víveres que el omega había aprovechado de comprar en la despensa.

— ¿Después de arreglar esto vemos una serie? — Preguntó el rubio mientras acomodaba las cosas dentro de la heladera, esto lo incluía a él también, pues estaba completamente dentro de ella buscando arreglar todo a la perfección.

— Claro. Tenemos que terminar con Code Geass de una vez por todas.

— Entonces cuando terminemos aquí bajas a Camile. La extrañé.

— ¿No la habías llevado contigo?

Un golpe sonó en el techo del refrigerador y Jungkook cerró un ojo casi sintiendo el dolor físicamente.

Con mucha calma y paciencia Taehyung sacó la cabeza, pequeños puntos de escarcha estaban repartidos en sus pestañas y su nariz ya estaba roja debido al frío. Jungkook casi quiso apretar sus mejillas hasta hacerle daño. Pero la mirada que traía hizo que diera un paso atrás.

— Te dije que iba a dejarla aquí, y que la cuidaras y que la vigilaras porque se arrastra y se hace daño...

— Oh.

Silencio.

» — ¿¡Qué diablos haces aun parado ahí como tonto!? – La cara entera de Taehyung cambió a rojo antes de cerrar el refrigerador de un portazo y correr a su teléfono.

Ambos salieron disparados a la sala de estar donde se separaron. Buscaron por todos los rincones donde pudieron, revisaron tres veces cada sitio. Entre los cojines del sofá, en los gabinetes, cualquier lugar donde podría, o no, entrar un bebe. Ella no parecía estar cerca.

Camile ni siquiera podía recorrer un metro en un minuto arrastrándose.

— ¡Donde algo le haya pasado a mi bebé te mato Jeon!— El grito de Taehyung se escuchó desde el piso inferior.

— ¡También es mía!

— ¡Eso no quita que vaya a matarte! ¡Puedo ser padre soltero!

Volvieron a la cocina igual que habían salido, sin señales de la pequeña. Pero si con un teléfono en cada mano (y uno sostenido entre la oreja y cuello) todos con la marcación rápida a alguien conocido.

— Tú llama a Yoongi, yo tengo a Hoseok y Jin en espera.

— Yo ya tengo emergencias y a mi mamá.

— ¿En qué nos ayudará tu mamá aquí? ¡Está en las Maldivas!

— ¡No lo sé! ¡Soy un padre terrible!

— ¡Si, lo eres!

— ¡No ayudas, Taehyung!

— ¿¡Qué quieres de mí!? Acabo de perder una hija y no es mi mejor día.

— Papá.

— La descuido veinte minutos y la pierdo, soy el peor padre del mundo.

— Papá

— Vamos a encontrarla solo llamemos a la policía y ell...

— ¡Papá!

Ambos chicos se quedaron mudos. Bajaron la mirada con mucha lentitud encontrándose unos grandes ojos negros junto a la puerta, grandes ojos que los miraban fijamente con una expresión irritada.

Después de ser observada un rato y de que se cansara de ser ignorada, Camile salió por sí misma a gatas por la puerta.

Ella acababa de gatear por primera vez.

— Ella...

— Si, acaba de irse sola por la puerta.















— ¿Qué haces ahí parado? ¡Trae la cámara!

Un lugar al que pertenecer 𝖨𝖨 TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora