Cada una de las hermanas March tiene algo especial que le agrada a Laurie. Jo ha tenido su corazón desde el primer instante, Amy lo ama y haría lo que fuera para que el sintiera lo mismo, por otro lado, Lottie también lo amo desde la primera vez que...
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El trayecto de regreso al hotel había pasado entre opiniones y observaciones en relación a Vronsky por parte de las March. Todas muy afables y remarcando siempre la estimación que le tenían a pesar de apenas haberle conocido.
—El único defecto que puedo hallarle, es su comprometedora situación. Una tragedia en verdad— reflexionó la tía March, profundamente desilusionada, sin embargo, aquello no hacía a Vronsky menos encantador.
—Si tan solo su situación fuera otra... ¿Que piensas, Lottie?
Lottie, con las mejillas ruborizadas al recordar aquel férvido momento que había robado su paz y despojado de la buena moralidad y candidez de la que se enorgullecía, respondió con tanta serenidad como le fue posible:
—¿Que pienso?— repitió. —No me asombra. Si yo misma, si no mal recuerdo, había dicho que las intenciones de Vronsky para conmigo no se trataban de mas que simple amabilidad.
—En efecto, muy sensata— añadió, orgullosa, la tía March.
—Lo admito— suspiró Amy con pesadez. —Vronsky es un hombre muy bueno, sin embargo, no puedo evitar decepcionarme, esperaba que las cosas se hubiesen dado de otro modo.
La tía March llevó una mano al hombro de Amy y le apretó suavemente a manera reconfortante.
—No he de mentir, yo también lo esperaba así.
Lottie, como hacía cuando se sentía incómoda, desvío la mirada y pretendió alisar su falda, centrando su atención en aquella actividad, porque si no lo hacía temía que su tia y hermana adivinaran por su sonrojado rostro lo que la tenía de esa manera, pero sin embargo, vergonzosamente, no se arrepentía.
El tema finalmente quedó atrás cuando Amy mencionó lo extraño que le era que Laurie aún no se hubiese comunicado, pues muy solemne había prometido estar en contacto e irles a ver cuando le fuera posible.
—Ahora que lo recuerdo, el otro día me llegó una carta de él...
Amy no la dejó terminar y le interrumpió impaciente:
—¿Por que no me habías dicho? Ya sabía yo que Laurie no podía fallar... ¿Y bien? ¿Donde esta la carta? Deseo ver si ha mejorado su descuidada caligrafía.
—Ese no es el asunto de importancia. Ya le he respondido. Él está bien y se encuentra en la ciudad. Le dije que irías a verlo si así deseabas y si te era posible.
—¿Has apuntado su dirección?
—Si, te la daré cuando lleguemos al hotel.
—¿Es que no quieres verle, Charlotte?— preguntó con suspicacia la tía March.
