𝟬𝟬𝟭. the beggining

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CHAPTER ONE

LA SALA DE ESTAR ERA ACOGEDORA, A PESAR DE LA ALFOMBRA CON SUS COLORES DESGASTADOS Y EL SENCILLO MOBILIARIO

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LA SALA DE ESTAR ERA ACOGEDORA, A PESAR DE LA ALFOMBRA CON SUS COLORES DESGASTADOS Y EL SENCILLO MOBILIARIO. Las paredes estaban decoradas con unos cuantos cuadros de cierta clase, los estantes desbordaban libros y se respiraba un ambiente de paz hogareña.

Las cinco hermanas se encontraban tejiendo en la penumbra de una tarde de Diciembre, mientras afuera la nieve caía y el frío reinaba.

—Navidad no será navidad sin regalos— murmuró Lottie, recostada sobre la alfombra.

—¡Ser pobre es horrible!— suspiró Meg, contemplando su viejo vestido.

—No me parece justo que unas niñas tengan tantas cosas bonitas mientras que otras no tenemos nada—añadió la pequeña Amy, con un aire melancólico.

—Tenemos a papá y a mamá, y además nos tenemos las unas a las otras— apuntó Beth, con la intención de levantar el ánimo de sus hermanas.

Los cinco rostros de las mujercitas, sobre los cuales se reflejaba el fuego de la chimenea, se iluminaron al oír las animosas palabras; pero volvieron a ensombrecerse cuando Jo expresó desesperanzada:

—No tenemos aquí a papá, ni lo tendremos por mucho tiempo— no se atrevió a decir qué tal vez nunca volviesen a verlo, pero todas lo pensaron.

Ninguna habló durante unos minutos, hasta que Meg lo hizo, con diferente tono e intención:

—Saben que la razón por la que mamá propuso que no hubiera regalos esta Navidad fue porque el invierno va a ser duro para todo el mundo, y piensa que no debemos gastar dinero en caprichos mientras nuestros hombres sufren tanto en la guerra. No podemos ayudar mucho, pero si hacer pequeños sacrificios, y debemos hacerlos alegremente, pero.. me temo que yo no puedo— sacudió la cabeza al pensar en todas las cosas que deseaba y no podía comprar.

—Yo no creo que lo poco que podemos gastar sirviera de mucho. Solo tenemos un dólar cada una, y en poco ayudaríamos al ejército si se lo entregáramos. Me parece bien que no nos hagamos regalos las unas a las otras, pero me niego a renunciar a mi ejemplar de Undine y Sintram. Hace mucho que deseo conseguirlo— dijo Jo, que era una fanática de la literatura.

—Yo pensaba comprar algo de música— anunció Beth, dejando escapar un suspiro tan discreto que ni las paredes lo escucharon.

—Yo quiero una buena caja de lápices de colores Faber. Realmente los necesito— exclamó Amy con decisión.

—Mamá no ha dicho nada de nuestro dinero. No creo que pretenda que renunciemos a todo. Que cada una se compre lo que más le apetezca y disfrutemos un poco. Al fin y al cabo, hemos trabajado mucho para ganarlo— propuso firmemente Lottie.

—Desde luego; me paso el día enseñando a niños terribles— se quejó Meg.

—¡Lo mío es mucho peor!— exclamó Jo. —¿Como te sentirías estando encerrada con una anciana que no te deja descansar ni un minuto, tanto que preferirías salir corriendo descalza por la ventana?

𝒀𝑶𝑼 𝑨𝑹𝑬  𝑻𝑯𝑬 𝑶𝑵𝑬 ▶︎ 𝐋𝐀𝐔𝐑𝐈𝐄 𝐋𝐀𝐔𝐑𝐄𝐍𝐂𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora