Vuela alto, asciende conmigo

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- Vuela alto, muy alto... Asciende conmigo- Editado

Draco abrió los ojos muy despacio pero lo único que vio fue la imagen borrosa de alguien encima de él. Se sentía algo mareado y no recordaba nada de lo que había sucedido así que parpadeó un par de veces intentando visualizar la figura que lo estaba aplastando.

Y entonces la vio.

A Granger.

En sujetador.

Se fijó en que él tampoco llevaba camisa. Estaban en el cuarto de invitados, tumbados en el suelo y se preguntó qué narices habría pasado porque, lamentablemente, lo último que recordaba era que se habían tomado la poción.

— Granger— la llamó con estrés, apartándole el pelo de la cara pero Hermione no se movía, tenía los ojos cerrados y apoyaba la cabeza y las manos en sus pectorales— Granger, reacciona.

Hermione notó que alguien le hablaba intentando despertarla. Sentía un tremendo dolor de cabeza y por alguna razón tenía frío. Levantó un poco los párpados y vio que estaba tumbada encima de Malfoy.

— ¿Estás bien?— preguntó él, preocupado por verla tan pálida.

Hermione abrió un poco más los ojos y fue consciente de que los dos estaban medio desnudos y de que Malfoy tenía el cinturón del pantalón desabrochado.

— ¡¿Qu-qué ha pasado?!— tartamudeó muy nerviosa apartándose de él, como si se hubiera quemado. Luego recogió su jersey que estaba tirado en el suelo y se vistió a toda prisa porque a pesar de que Malfoy ya la había visto desnuda, seguía sintiendo vergüenza.

— No lo sé— suspiró él incorporándose para ponerse la camisa— No recuerdo nada.

Sin embargo, Hermione no parecía estar tan tranquila. Se asustó repentinamente al pensar que sus padres podían haberlos visto en esas condiciones.

— Oh, no...— dijo con voz entrecortada, frotándose la cara, aún aturdida— Y si mi madre...

Draco, al ver que se tambaleaba un poco, la sujetó.

— Relájate, Granger. La puerta está cerrada. Además, aún ni siquiera sabemos lo que ha pasado.

Pero Hermione necesitaba asegurarse.

— Espera aquí un momento— intentando no hacer ruido, se acercó a la puerta de la habitación, la abrió y se asomó al pasillo. Al hacerlo, no escuchó ningún sonido proveniente de la planta baja, salvo los canturreos de su madre que llegaban desde la cocina y se percató de que no parecía haber nada fuera de lugar así que, más tranquila y dejando escapar una bocanada de aire, volvió a cerrar la puerta. Draco se acercó a ella.

— ¿Estás mejor ahora?

Hermione lo miró un poco más relajada.

— Sí, más o menos— suspiró aliviada e inconscientemente alzó la mano para apartarle un mechón de pelo de los ojos. Y justo al hacerlo, se dio cuenta de que tenía un anillo en la mano. Un anillo con la figura de un león— ¿Qué es...esto?

Draco lo observó con cierta confusión, sin tener ni idea de qué habría pasado. Hizo un esfuerzo por recordar algo pero al ver que era imposible, se rindió y se encogió de hombros.

— Vamos a ver el vídeo mejor.

Hermione se sonrojó porque tenía pánico por descubrir lo que habían hecho exactamente, pero en realidad debía admitir que también sentía curiosidad por averiguar cómo les habría afectado la poción.

El príncipe durmiente de las serpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora