Vídeos, sexo y confesiones

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Vídeos, sexo y confesiones

Gregory Goyle no dejaba de observar, completamente absorto, un paquete de grageas Bertie Botts que tenía en la mano mientras Theo y Luna se dedicaban a coger bolsas y bolsas llenas de caramelos en Honeydukes. Él prefería no prestar atención a Parvati, aunque de vez en cuando la miraba. Era inevitable. Ella estaba comprando unas piruletas con Lavender y Crabbe, que se relamía con todas las golosinas que había a su alrededor pero no se atrevía a tocarlas si quiera.

Parvati se había acercado a Goyle varias veces durante la excursión pero él la evitaba lo máximo posible. Aunque intentaba parecer frío y distante, no podía controlarse. Había visto a varias parejas comprando regalos y se le había ocurrido conseguir algo especial para ella, pero no tenía ni la menor idea de lo que podía regalarle puesto que sólo eran amigos y él no estaba acostumbrado a hacer ese tipo de cosas.

— ¿Qué te ocurre?— Luna vio que estaba muy distraído. Llevaba como diez minutos observando un paquete de grageas.

Gregory suspiró hastiado. Envidiaba a Luna y Theo. Los dos siempre iban cogidos de la mano a todas partes y parecían muy felices. ¿Por qué no podía ocurrirle algo bueno a él?

— Tienes mucha suerte, Luna— le susurró al oído aprovechando que Theo estaba echando un vistazo por la tienda.

La rubia lo escrutó extrañada. Hacía días que se había dado cuenta de que Gregory miraba mucho a Parvati. A lo mejor ella le gustaba, pero tampoco estaba muy segura.

— ¿A qué te refieres? — sabía que él necesitaba hablar con alguien. Lo estaba pidiendo a gritos.

Goyle se rascó la nuca, nervioso. No quería contarle nada de Parvati, pero necesitaba un poco de consejo.

— Eh, pues que a pesar de que Lavender y Parvati me están ayudando para encontrar novia, no hay manera. Y tú y Theo... bueno, que desde que estáis juntos, parecéis muy felices. Por eso tenéis mucha suerte. A mí me gustaría estar así con alguien, pero no puedo. Y hay una chica que me...atrae, aunque... no creo que sea capaz de decírselo— ya está, lo había soltado. Esperaba que Luna no se diese cuenta.

— Vaya... — murmuró con tono de sorpresa. Las sospechas de que esa chica fuese Parvati eran cada vez mayores. En ese momento recordó la conversación que había tenido con Filch en las cocinas— ¿Y si le escribes una carta?

Goyle negó un par de veces con la cabeza.

— No se me da muy bien, la verdad. Además, aún no estoy preparado. Prefiero que ella no sepa que soy yo.

Luna se quedó dubitativa por unos momentos. Estaba claro que Gregory era muy inseguro a la hora de temas sentimentales. Bueno, mayormente en todos los aspectos.

— ¿Y si le regalas un ramo de rosas y le envías una carta anónima? Seguro que le gustará mucho— Goyle se relajó un poco al ver la sonrisa tranquilizadora de Luna.

— ¿Tú crees? — no estaba muy convencido, pero... quizás si le mandaba flores y una carta, se olvidaba de Potter.

Luna asintió y llamó a su novio.

— ¿Qué ocurre Luna?— preguntó Theo cuando hubo pagado las bolsas de caramelos. Estaba muy desanimado y no le apetecía estar en Hogsmeade. Ese día le había ocurrido algo horrible pero tenía hacer como si nada. Los demás no debían sospechar.

— Vamos a volver al castillo con Gregory. Tenemos que ayudarle. Seguro que en la biblioteca encontramos algún hechizo para conseguir un ramo de rosas rojas.

Theo enarcó una ceja. ¿Rosas rojas? ¿A qué venía eso?

— No te preocupes, ahora te lo explico— Theo no dijo nada y se limitó a seguirla. Luna cogió del brazo a Gregory y lo sacó de la tienda.

El príncipe durmiente de las serpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora