Putas hormonas

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-Putas hormonas- Editado

La puertas de la discoteca se abrieron estrepitosamente haciendo que Draco y Hermione separaran sus labios rápidamente. Malfoy maldijo al gordo borracho cuando vio que se acercaba a ellos, tambaleándose y haciendo eses con una botella de ron en la mano, el mismo muggle que se había estampado contra su traje cuando llegó a la discoteca. Hermione, en cambio, se sintió incómoda y algo cohibida al ver que el hombre se aproximaba a ella y le ponía una mano mugrienta sobre el hombro, manchando la chaqueta de Malfoy que llevaba puesta por encima para resguardarse del frío.

— ¿Qué guap-ua eres no?— balbuceó hipando. El hombre, desde luego, iba como una cuba.

Draco intervino.

— Aparta tus manazas de mi chaqueta, sangre sucia— le espetó aunque en realidad lo que más le molestó fue que aquel sucio engendro tocase a Granger, pero preferió no decir nada delante de ella.

El hombre alzó la vista para mirarle y frunció el ceño.

— Déjame en paff, r-rubio teñido. Me voy a llevar a tu novi-ua— dijo apoyándose en su hombro para no caerse.

Draco, totalmente horrorizado, se echó hacia atrás repelido por su contacto y asqueado por el olor que desprendía.

— No es mi novia, retrasado— escupió con desdén porque lo que menos falta le hacía en ese momento era que un borracho sangre sucia que no sabía ni donde tenía la cara le dijese que Granger era su novia. Que se enrollara con ella no quería decir absolutamente nada.

Hermione ignoró aquel último comentario y puso los ojos en blanco.

— Para tu información, no es rubio teñido— intervino adoptando una pose pedante— Su color es rubio platino natural.

El borracho los miró de hito en hito. Parecía, o al menos daba la sensación de que no entendía nada de lo que estaba escuchando. Draco, viendo que el muggle no tenía remedio, suspiró hastiado. Cogió a Hermione de la mano y la alejó de él.

— Déjalo, Granger, será mejor que volvamos a entrar. Puede salir alguien en cualquier momento y vernos.

Ella le dio la razón en seguida sin ser consciente de que Malfoy la estaba cogiendo de la mano, al menos hasta que llegaron a la puerta de la discoteca para entrar. Sintió un escalofrío al percatarse, pero dedujo que quizás lo había hecho con la intención de que no se entretuviese y fuese con él... aunque, Hermione tenía que admitir que el cálido tacto y suave de su piel, y sus dedos entrelazados con los de él le gustaba y le resultaba reconfortante.

Draco se detuvo nada más llegar a la puerta.

— Dame la chaqueta, Granger— le instó, se la quitó y se la volvió a poner. Hermione volvió en sí— No pueden verte con ella.

Ella asintió, y sin más, entró con él en Coco Loco. Al fondo, Ginny, Parvati, Lavender, Crabbe y Goyle bailaban una especie de conga sin sentido, sin dejar de reír. Sin embargo, Blaise permanecía sentado en uno de los taburetes de la barra bebiendo. En cuanto a Theodore y Luna, no había ni rastro de ellos. Así que Draco, al darse cuenta de que sus amigos estaban borrachos y se habían olvidado de todo, se humedeció el labio inferior y se acercó al oído de ella para que pudiese escucharle claramente.

— ¿Te apetece continuar con lo que estábamos haciendo?

Hermione lo miró algo recelosa, creyendo que se había vuelto loco. Los demás estaban dispersos entre la gente y había muchas personas en la sala como para que se dieran cuenta de que estaban juntos pero aún así ella pensó que era muy arriesgado.

El príncipe durmiente de las serpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora