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El castaño suspiró después de que su hijo pasase por su lado, aún malhumorado, sin siquiera despedirse de él. Agotado, no sabía si por el cansancio o por observar el estado de su hijo, subió las escaleras hasta llegar a la habitación en a que se encontraba su marido. Cuando se introdujo en ella observó la lamparita de la mesilla del rizado encendida y a el sentado en la cama, con las piernas estiradas y los brazos cruzados sobre su abdomen. Al escuchar el chirrido de la puerta se giró hacia él, Louis le saludo con una sonrisa cansada. Se sentó en la cama, frotándose la sien, suspirando pesadamente. Pronto sintió unas fuertes y grandes manos, masajear sus hombros con cuidado, con miedo de hacerle daño.

- ¿Puedo saber que ha ocurrido?

Louis apretó los ojos, no pretendía engañarle ni mentirle, pero sabía que en cuanto le contase lo ocurrido, su marido iba a decirle lo mismo de siempre. "Tienes al niño sobreprotegido, así nunca aprenderá" era su frase estrella.

En el fondo lo sabía, desde que apenas Haig era un niño tuvo que vivir muchos cambios en su vida. Nada más adoptarle, cuando cumplió la edad necesaria, le enseñaron el protocolo por si algún día se veía en peligro. Los primeros años, después del secuestro, lo sacaron del colegio y viviendo en España, un profesor les visitaba cada día para enseñarle las materias. Obviamente, estaba sobreprotegido, no quería que nada malo le pasase de nuevo.

Lentamente, se giró hacia su marido, enfrentándose a su mirada. Pero esta era suave, tranquila, no le estaba recriminando nada en absoluto.

- Acaba de volver de Clock -contestó Louis áspero- Está decepcionado consigo mismo

- Louis... -empezó el rizado y Louis cerró los ojos sabiendo lo que seguía

- Si, lo sé -lo interrumpió- Lo tengo malcriado. No puedo enfrentarme a él. No hace falta que sigas diciéndomelo

- No iba a decirte eso -dijo tranquilo el rizado- Haig es un adolescente que no sabe manejar la situación

- Solo quiere que te sientas orgulloso de él -respondió inmediatamente

Harry se quedó mirándole, claro que estaba orgulloso de su hijo. Claro que estaba orgulloso de que a su hijo le apasionase tanto como a él el mundo del motor, pero quizás su hijo estaba gestionando mal todo el "poder" que ahora tenía.

Ser líder de Clock Street no significa creerse más que nadie, no significa querer dar miedo ni aparentar algo que no se es. Ser líder de Clock Street significa respeto, lealtad, protección. Estás ahí para velar por la seguridad de cada persona del público que aparece cada noche. Estás ahí para que la gente vea que alguien se ocupa del lugar, de mantenerlo sano, de hacerse cargo de las sabandijas que se acercan para atentar contra todos ellos. Ser líder de Clock Street no trata de convertirse en la misma sabandija que los que se acercan a intentar hundirlo. Y eso es algo que Haig debía entender.

- Estoy orgulloso de él, no tienes una idea de cuánto, pero es muy torpe en sus movimientos. Le he observado

- Lo sé y sé que aprenderá -pronunció tumbándose en la cama cerrando los ojos- Pero es mi hijo, me da miedo que algo malo le pase

- También es mi hijo -soltó el rizado tumbándose en la cama

Louis apretó los ojos arrepintiéndose de la frase que acababa de decir. Fue consciente de lo malditamente egoísta que había sonado y por nada en el mundo quería hacer sentir mal a Harry.

Cuidadosamente, se giró hacia él, observándole ahí tumbado a su lado. Con sus manos entrelazadas sobre su abdomen, su respiración tranquila y pausada, sus ojos cerrados.

- Os parecéis demasiado -termino diciendo Louis y Harry giró su cabeza para mirarle- Quiero decir, aunque no seas su padre biológico, tiene tú mismo carácter y físico

DESPITE EVERYTHING // HAIG STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora