La carcajada del primo les sacó del trance en el que estaban inmersos. Ninguno de los dos entendía que estaba pasando cuando de pronto a Haig se le cruzó por la cabeza un pensamiento. Meredith era la novia del chico más popular de la universidad y ahora estaba ahí junto a él, en su territorio. Estaba viendo una faceta que nadie, salvo Jason, conocía. Quería hundir la cabeza en la tierra. Pero ella no parecía entender nada. Estaba delante de él, mirándole desde abajo por su estatura, esperando alguna reacción por parte del rizado. Pero Haig se limitó a darle la espalda, dejándola completamente desconcertada. Se marchó de ahí, pasando al lado de Jason, el cual observó a la famosa chica de la universidad en aquel territorio hostil. Siguió a su amigo completamente enfadado y no dejaron de caminar hasta que llegaron al lugar que Haig sabía que era especial para sus padres.
- ¿Qué hace esa tipa aquí? No me lo puedo creer Styles, ni en Clock, nos dejan tranquilos los populares
- No puede saber quien soy -se desesperó el rizado- Si se lo cuenta a alguien estoy perdido
- Tranquilo hermano, yo hablaré con ella, le pediré que se largue a los brazos de su amado y estúpido quarterback -dijo amenazante
- Es prima de Samuel, no va a dejar que te enfrentes a ella de esa manera
- Oh, mierda, ahora sí que estamos jodidos. Más le vale a esa mosquita muerta no abrir la boca
- Haig... -escucharon a sus espaldas
Ahí apareció, entre las ramas de los árboles, eliminando de su rostro los pequeños insectos que volaban alrededor esa noche. Se sintió desfallecer, ahora sí que no tenía salida. Miro con urgencia a Jason, pero ya era demasiado tarde, ya les había visto.
- Será mejor que te largues Meredith -ladró Jason y ella se quedó sorprendida en su sitio
- Solo quiero hablar con él -le señaló con el dedo
- ¡Pero él no quiere hablar contigo! -esta vez le gritó
- Ya Jason -se entrometió el rizado- Déjame hablar con ella
- Haig, esto es peligroso
Pero su amigo no insistió más cuando este le hizo un gesto con la cabeza de rendición. Paso por el lado de la morena, que frotaba sus propios brazos a causa del frío, dándole un último vistazo de odio y asco. Cuando se quedaron solos, el rizado rodó los ojos acercándose a ella mientras se quitaba su chaqueta de cuero negra, dejándola sobre sus hombros delicadamente. Ella le dio una sonrisa algo entristecida.
- ¿Qué haces aquí?
Inquirió el rizado, con los brazos cruzado sobre su pecho. La morena le observó delante de él, en mangas de camisa corta bajo la cual se formaban sus fornidos bíceps y tríceps. Sintió sus piernas flaquear cuando su vista llego a su mandíbula, notablemente apretada.
- ¿Qué haces aquí Meredith? -insistió de nuevo- ¿Te ha mandado tu novio a espiarme o algo así? ¿Por eso te has sentado hoy a mi lado?
Meredith negó horrorizada, como siquiera el rizado podía pensar así de ella.
- Te he dicho por teléfono que estaba con mi primo
- ¡No te creo Meredith! -gritó Haig- ¿¡Que quieres de mí!? ¿¡Por qué has venido hoy detrás de mí todo el rato!? ¿¡Que quieres!?
- ¡Conocerte! -dijo la morena perdiendo los nervios- Pensé que eras diferente, que eras bueno, que protegías a los tuyos, pero eres igual de mierda que Noah -se dió la vuelta dispuesta a marcharse
- Espera -escuchó la voz calmada del rizado tras ella- Perdóname, estoy muy nervioso
- Yo no sé qué estás haciendo aquí -dijo la morena sin mirarle- Me da igual para ser sincera, no tenía la mínima gana de venir, pero cuando te tuve delante fue diferente
Meredith se deshizo de la chaqueta que colgaba en sus hombros y se marchó del lugar sin mirar a su acompañante. Haig apretó sus ojos para después restregárselos con la palma de la mano. Estaba profundamente nervioso e incomprendido.
Agarró su chaqueta del suelo y volvió a donde la muchedumbre se encontraba.
Paso toda la noche observándola, ella seguía abrazándose sí misma, aunque ahora llevase la chaqueta de otro chico con el que no había dejado de hablar en toda la noche. Le miraba y ella de vez en cuando también por el rabillo del ojo, pero en ningún momento fue directamente. Decidió dejar de darle importancia, iba a volverse loco solo de mirarla. A mitad de la noche su prima apareció junto a su otro primo. Los tres se abrazaron, pero Erik se marchó junto a su novia, dejándoles solos. Se alejaron un poco del resto porque Alejandra había notado la seriedad en el menor. Ella era varios años mayor que él y siempre le había gustado poder ayudarle y aconsejarle en cualquier circunstancia. Se sentaron en unos bancos, no muy lejos de la gente.
- Venga suéltalo Haig, eres igual de dramático que mi tío
- Se trata de una chica
- ¡Vaya! -exclamó sorprendida ella- Todos nuestros padres son gays y nosotros hemos salido heteros, se van a llevar una decepción
Haig rio cansado, pero, a decir verdad, su prima había conseguido relajarle, aunque fuese solo un segundo. Después dirigió de nuevo la mirada hacia Meredith que les observaba por el rabillo del ojo.
- Es la novia del quarterback de mi universidad
- Entiendo
- Esta mañana estaba llorando desconsolada y después ha estado todo el día siguiéndome en la universidad. No sé por qué, pero le he dado mi número de teléfono y me ha llamado, pero lo que menos imaginé es que vendría aquí. No puede saber quien soy
- Cariño... -llamó su prima acariciándole la mejilla- No puedes esconder lo que eres toda la vida, no es algo malo
- Yo siempre intento pasar desapercibido en la universidad y ahora la chica más famosa está aquí viéndome, sabiendo quien soy en realidad
- ¿Estás seguro de que sigue siendo la novia de ese chico?
- Creo que si ¿Por qué?
- Porque desde que te estoy acariciando la cara noto cincuenta puñales atravesar mi espalda
Haig miro a Meredith y su prima tenía razón. Les observaba con el ceño ligeramente fruncido, sin prestar atención al chico que la acompañaba. Había dejado de frotarse los brazos, ahora sus manos formaban puños bajo la manga de la cazadora de cuero. El rizado suspiro cansado, no quería una escena de celos. No quería ilusionarse con nadie y mucho menos que nadie se ilusionase con él. Solo quería volver a su casa, por primera vez quería hacer caso a sus padres y no trasnochar.
Estuvo un rato más charlando con su prima, pero cuando ella se marchó para pasar rato con Markus, decidió que era hora de volver a casa. Pasó entre la gente con la cabeza ligeramente agachada y cuando llego a su moto observo como la morena estaba parada delante de ella.
- Perdona, ¿Podrías moverte? -pidió el rizado
- ¿También te molesto aquí? -se miraron directamente a los ojos
- Es mi moto, tengo que irme -dijo tranquilo
Meredith se movió ligeramente dándose cuenta de lo estúpida que había sonado. Observó el movimiento de Haig, los músculos de su espalda contrayéndose al montarse en la moto, sus pies descansando sobre los pedales, sus manos apretando el manillar. Encendió su moto y se puso a andar con ella, alejándose despacio del centro de la multitud. La morena le siguió y cuando estaban relativamente lejos habló tras él.
- ¿Quién eres? -preguntó ella deteniendo los movimientos del rizado
- Ya sabes quién soy -contestó sin mirarla
- No, sé quien eres en la universidad. Pero aquí te comportas distinto. Tienes amigos, te ríes, saludas a todo el mundo. Este no es un lugar de paso para ti
- Esta es mi casa -dijo bajándose de la moto
- ¿Qué?
- Soy Haig Styles -se aproximó a ella- Corredor de carreras clandestinas. Todo esto que ves, es de mi familia
- ¿Q-Que? -volvió a decir la chica
- Ya puedes ir corriendo y contarle a tu noviecito que el antisocial de Styles lleva una doble vida -dijo de nuevo montándose en su moto
- Ya no es mi novio
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DESPITE EVERYTHING // HAIG STYLES
Romance¿Qué pasa cuando todo el mundo quiere que te conviertas en alguien que no puedes ser? La desesperación te consume, te aviva la ansiedad, te crea falsas expectativas. Sin embargo, tienes que encontrar otro camino, uno que te permita ser quien eres. ¿...