12

74 9 14
                                    

Haig se lo estaba pasando como nunca, estaba disfrutando de la incredulidad en los rostros de sus compañeros de universidad. Cada vez que la gente gritaba, se exaltaban como unas gallinas. Con chulería tuvo que admitir, pasó delante de las narices de Noah, siendo seguido inmediatamente por la mirada de este. Se subió en su moto y uno de sus amigos le tendió el casco, el cual se colocó sin despegar la mirada del quarterback. Sentía la piel erizarse bajo su chaqueta, sentía esa picardía aumentar que rara vez tenía. Hizo rugir su moto y todo el mundo volvió a gritar a su alrededor. Un par de corredores se alinearon junto a él frente a la línea de salida. El rizado giró su cabeza buscando a la morena y esta se encontraba aplaudiendo mientras le observaba. Haig le guiñó el ojo antes de bajar la ventanilla protectora del casco y la carrera comenzó.

Todos esperaban ansiosos, aunque ya sabían quien iba a resultar ganador. Noah aprovechó el momento y se dirigió rápidamente hacia Meredith. Le agarró fuerte del brazo y de pronto sintió unas manos intentar separarle de ella. Se trataban de varios corredores, Meredith los reconoció, los tres eran amigos de Haig.

- ¿Qué crees que estás haciendo? -preguntó uno de ellos

- Solo quiero hablar con ella

- Eso no va a ser posible -dijo otro

- ¿Por qué? Nadie puede impedir que hable con ella

- No si salvaje no está delante -se encaró el tercero

- Chicos -interrumpió Meredith intentando apaciguar los ánimos- No pasa nada, gracias

Los chicos se hicieron a un lado, dejándoles a solas. Meredith cruzó los brazos sobre su pecho, intentando protegerse de alguna manera de los ataques que estaban por venir.

- ¿Así que esto es lo que te gusta ahora? -ahí venía el primero- Un imbécil en una motocicleta -segundo- Que se cree el líder de un puto callejón abandonado -tercero- Sabía que eras tonta Meredith, pero no tanto

- ¿Sabes una cosa Noah? -este torció una sonrisa esperando la respuesta de la chica- Él realmente es el líder de este lugar, si te hubieses informado un poquito de a donde venías sabrías la historia de este callejón. Él tiene derecho a sentirse importante, no como tú, que cuando acabes la universidad nadie te recordará

- ¿Te crees muy lista verdad? -se acercó a ella amenazante, pero ella no retrocedió- Sabes que puedo hundiros en lo más profundo

- ¿Y por qué no has empezado aún?

Noah la observó de arriba abajo. A decir verdad, no reconocía a la chica que tenía frente a él. Parecía completamente diferente, segura de lo que decía, sin miedo de amenazas, siendo fuerte en vez de cobarde.

Debía cambiar su estrategia.

- Mer... -empezó calmado- ¿Cómo hemos terminado así? ¿No te has cansado de jugar a las carreritas? Te echo de menos -estiró su brazo para sostener su cintura

- Noah... -dijo ella acariciando la mano sobre su cintura

- Vamos nena, vayamos a casa

Meredith lo observó detenidamente. Sus ojos entristecidos, aguados, su boca en un leve puchero, sus hombros relajados, haciéndole pequeños círculos sobre su cintura.

- Si -respondió ella y a él se le iluminó la mirada- Tú vas a irte a casa -se zafó de su agarre rápidamente tomándole de sorpresa- ¿Qué creías? -soltó una carcajada- ¿Qué iba a volver detrás de ti como un perrito faldero? Este es el precio por joderme la vida ¿No era eso lo que esperabas? -él negó- Me da exactamente igual, a mí no vas a manipularme más

Paso por delante de él evitándole cuando sintió un tirón en su muñeca y aprovechando la inercia se giró estampándole un puñetazo en la mejilla derecha. Haig, que había terminado la carrera y había observado cada movimiento de la conversación, se acercó rápidamente a ella cuando vio como lo golpeaba. Justo en ese momento Noah preparaba su puño, pero Haig lo detuvo a la altura de sus ojos. Lo apretó con su mano haciéndole daño al quarterback para después empujarlo lejos de la morena.

- ¿Estás bien? -le preguntó pasando un mechón de pelo tras su oreja

- Si -se acurrucó junto a su mano- Quería manipularme

- Ahora sí que no eres bienvenido -dijo el rizado abrazando a la chica- Será mejor que te largues

- Mañana -dijo Noah mientras se ponía en pie- Toda la jodida universidad sabrá quien eres en realidad, voy a joderte la vida Styles

Escupió los restos de sangre que quedaban en su boca y se acercó a su grupo de amigos para después marcharse.

Haig aún abrazaba a Meredith, temeroso de que algo le pudiese pasar.

- Vámonos, te llevaré a casa -dijo el rizado

- No, por favor, sabe dónde vivo. No quiero que venga a por mi

Haig asintió. La chica tenía razón. En esos instantes Noah estaba desesperado y la gente desesperada es bastante peligrosa en situaciones así. Por lo que decidió que la mejor idea era llevar a la morena a su casa. Se pusieron en marcha. En cuanto salieron de Clock, toda la tensión vivida se esfumó. Ambos respiraron, aliviados, relajados, había sido una noche demasiado intensa.

Entraron en la oscuridad de la casa entendiendo que sus padres ya estaban acostados. Silenciosamente, subieron al piso superior donde se encontraba la habitación del rizado. La oji verde entró en el cuarto de baño para cambiarse, Haig le había dejado una camiseta para usar de pijama. Cuando descubrió su parte superior observo en el espejo su cintura. Minutos atrás había tenido la mano de su exnovio ahí posada. Le daba asco volver a sentirse tocada por él. Cogió una toalla, la mojo y se frotó fuertemente la zona. Cuando terminó se colocó la camiseta del rizado, sintiéndola enorme sobre su cuerpo. Respiró el aroma que desprendía, olía a Haig, pero ella sentía ese olor como su nuevo hogar. Un sitio donde se sentía protegida y cuidada. Escuchó unos leves toques en la puerta antes de ser abierta. Haig se apoyó sobre la puerta sin camiseta.

- Te queda un poco grande

- Es perfecta -respondió ella sonriente

Una vez terminaron, Haig decidió que Meredith debía dormir en la cama y él se acomodaría en el suelo junto a algunos cojines. Después de unos minutos la morena le oía revolverse en el suelo dejando escapar algunos bufidos.

- Haig -susurró captando su atención

- Perdona, no quería despertarte

- No estaba dormida, no puedo dormir

- Ya, yo tampoco

- Puedes dormir en tu cama

- De ninguna manera vas a dormir tú en el suelo -respondió rápidamente él

- Quiero decir -empezó de nuevo- Que puedes dormir en tu cama, conmigo 





¡Hola! ¿Cómo estáis? Espero que os esté gustando la novela y la estéis disfrutando. A mí personalmente me está encantando escribirla.

Muchas gracias por el apoyo y las visitas.

DESPITE EVERYTHING // HAIG STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora