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El techo le parecía lo más aburrido que existía. Era lo único que había observado desde que había subido a la cama junto a la morena. Tenía los dedos de las manos entrelazados apoyados sobre su abdomen. No tenía sueño, tenía de todo menos sueño. Sentía la tensión con la chica que tenía al lado, ya que esta también estaba despierta mirando al techo. A pesar de haberse besado hacía algunas horas, no quitaba que se sintiesen extraños y lo que menos esperaba Haig era dormir junto a ella.

La cama era grande, pero no tanto como para evitar el roce de sus brazos. Sintió que la cama se hundía a su lado, Meredith se había recolocado de lado, esta vez mirándole. De pronto sintió que su mano se apoyaba a la altura de su corazón.

Y, oh mierda, este comenzó a latir desbocado como si se le fuese a salir del pecho.

Intentó calmar su nerviosismo, pero la morena ya había parecido notarlo porque le escucho reír en bajo mientras le acariciaba el pecho.

- ¿No puedes dormir? -preguntó ella

- N-no... -carraspeó el rizado- Es decir, no tengo mucho sueño

- Yo tampoco

Volvieron a quedarse en silencio, la tensión era cada vez mayor. Haig se giró hacia ella, quedando de frente el uno del otro.

- ¿Estás bien? -preguntó el rizado

- Sí... ¿Y tú?

- ¿Es malo sentirme jodidamente en el cielo ahora mismo?

- No -sonrió Meredith- Noah necesitaba su merecido y se lo ha llevado

- No es eso por lo que me siento en el cielo

La morena le miró. Gracias a la tenue luz que entraba por la ventana pudo observar los orbes verdes del rizado mirándole fijamente. Después, estos bajaron hacia sus labios y volvieron a subir a sus ojos. Instintivamente, habían comenzado a acercarse el uno al otro. Ahora era el corazón de la morena el que latía a toda velocidad. Juntaron sus frentes y Haig tragó saliva audiblemente.

- De verdad que no sabes lo mal que me siento por como te he tratado -la morena se separó un poco para mirarle- Me he asustado cuando ha aparecido el imbécil de Prentiss y lo he pagado contigo. No quería fastidiarte la noche

- Haig -dijo ella colocándole una mano en la mejilla- Ha sido la primera vez en mucho tiempo que siento euforia en mi interior, adrenalina. Cuando le he pegado el puñetazo... Dios, me sentía jodidamente bien

- Cuando he visto que intentaba manipularte me he vuelto loco -dijo cerrando los ojos con fuerza

- Haig -repitió de nuevo acariciándole esta vez la nuca- Estoy aquí, estoy contigo

Volvieron a unir sus frentes. Meredith le miraba en la oscuridad, pudiendo ver la fragilidad en esos ojos verde esmeralda. No quería que Haig se sintiese apenado por lo que había ocurrido, cuando le había necesitado él había estado ahí junto a ella.

Y ahora tenían su momento. No hacía falta hablar para explicar lo evidente. El rizado había capturado la mano de ella colocándola en su boca, esparciendo besos por sus nudillos como si quisiera eliminar algún rastro de la mejilla de Noah. Meredith sonrió acercándose de nuevo. Haig le miró curioso cuando esta comenzó a acercarse.

- No quiero que te arrepientas de esto... -habló ella

- No voy a hacerlo

Y sus labios se juntaron en un beso. No fue un beso brusco, no al principio. Sus labios unidos besándose lentamente mientras se recorrían las caras con sus manos. El beso tomó un camino más brusco y ansioso, como si hubiesen estado toda la vida esperando para besarse y lo aprovecharon.

La luz entraba por la ventana a la mañana siguiente. La luz del sol impactaba directamente al rostro del rizado, el cual despertó sobresaltado, pero todo se quedó atrás cuando observó a la morena dormir sobre su pecho. Cuidadosamente, le paso los dedos entre el pelo haciendo suaves caricias mientras sonreía. Podía estar así toda la vida, pero de pronto la puerta se abrió de par en par.

Louis se quedó boquiabierto al ver la escena. Meredith se despertó por el sonido de la puerta y Haig no paraba de mirar primero a su padre y después a la chica. El oji azul no sabía que decir, se había quedado sin palabras.

- Yo... Yo no quería molestar, d-de verdad perdón -dijo Louis dándose la vuelta

- Papá espera, no es lo que piensas

- No, señor Styles, su hijo tiene razón... Disculpe -dijo la morena levantándose de la cama- Yo... Será mejor... Será mejor que me vaya

- No cielo -hablo Louis de nuevo- Quédate por favor, tengo una mala costumbre de entrar así en la habitación de mi hijo

- No quiero molestar -dijo apenada

- En absoluto. Vamos, bajemos a desayunar. Haig, tu padre quería hablar contigo

Haig tragó saliva, sabía que aquella conversación no iba a ser buena y menos después de lo de anoche. Louis se adelantó y cuando la pareja ya se encontraba preparada bajaron juntos al comedor, donde Harry desayunaba mirando las noticias en la televisión. Esbozó una sonrisa cuando vio a los jóvenes juntos.

- Meredith -saludo alegremente- Que placer verte aquí

- El placer es mío señor Styles

- Oh, vamos cielo -se quejó Louis- Puedes llamarnos Harry y Louis, no somos tan viejos -Meredith sonrió

- Está bien... Louis

- ¿Nos disculpas Meredith? -dijo Harry- Tengo que hablar con mi hijo

Y así fue como Harry se llevó a su hijo al jardín trasero sujetándole del hombro suavemente. Haig sabía perfectamente lo que iba a decirle, no era la primera vez que al día siguiente de haber problemas en Clock su padre sabía todo mágicamente. "Tengo un topo y no sé quién es" se lamentó Haig en su conciencia, pero también sabía que nunca iba a encontrarlo.

- Bueno -empezó Harry- Me cuesta imaginar que esa chica tímida pegue puñetazos a jóvenes engreídos

- Padre yo...

- Pero también me cuesta imaginar que mi hijo defienda a esa chica cuando está claro que sabe defenderse por ella misma

- La estaba manipulando

- Hijo, fuiste tú quien vio el puñetazo, no yo. ¿En serio crees que alguien puede manipularla?

- Lo intentó y ella se defendió. Él iba a golpearla de vuelta y yo me interpuse

- Haig, eres salvaje... Tienes que dar ejemplo -recordó su padre

- Si a papá le hubiesen intentado golpear, ¿Tú no te habrías puesto en medio?

Harry recordaba perfectamente las primeras noches de Louis en Clock. Parker parecía querer matarlo cada vez que lo veía revolotear a su alrededor. Incluso una vez, Parker se atrevió a golpearle la mano para que no agarrarse una cerveza y Harry se enfadó, por supuesto que se enfadó. No hasta el punto de querer golpearlo, pero tampoco estuvo tan lejos de querer hacerlo.

- No sé quién es tu infiltrado papá, pero si le estás pagando deberías dejar de hacerlo -Haig se iba a marchar

- Hijo, no tengo ningún infiltrado

- ¿Entonces como me explicas que a la mañana siguiente sabes todo con el más mínimo detalle?

- Soy curioso, me gusta preguntar

- A tu topo -concluyó Haig cruzándose de brazos

- Solo quiero que estés a salvo, sin meterte en líos

- Padre, siempre voy a defender a mi gente. Al igual que tú lo hacías

Y después de decir aquello, el joven entro de nuevo al comedor junto a Meredith y a su otro padre.

- Está claro que ese cabezón es hijo mío -susurró Harry para sí mismo

DESPITE EVERYTHING // HAIG STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora