Maratón 3/5
Era de noche y volvía a ser hora de volver a Clock. Esa noche, el rizado estaba muy nervioso. No había visto, ni sabido nada de Meredith desde que se habían separado en la mañana. La morena estaba nerviosa. Tras la conversación con su madre, su deseo máximo por querer darle una vida plena y merecedora, atormentaba su cabeza. Se estaba preparando para ir aquella noche a Clock Street, sin embargo, se dio cuenta de que tardaría más de lo deseado, ya que no tenía medio de transporte en el que acudir.
Salió de su habitación, cruzando el salón y topándose con su padre, que aún roncaba profundamente. Su madre se encontraba distraída leyendo una revista mientras el televisor sonaba de fondo. Cuando la escuchó pasar por delante, la miró por encima de sus gafas, sonriéndole tiernamente.
- Mírate cariño, estás preciosa
- Gracias mamá -sonrió tímida
- ¿Vas a volver tarde?
- No lo sé aún, voy con unos amigos
- ¿Quieres que te lleve?
Meredith observó a su padre, que aún dormía plácidamente con un hilillo de baba cayendo por su boca. Una arcada traspasó su garganta, pero volvió la vista hacia su madre, que le sonreía comprensivamente.
- Si, por favor -respondió la morena
Su madre sonrió, se vistió de forma adecuada y abandonaron el domicilio sujetando las llaves de la furgoneta de su padre. La morena iba indicando torpemente, no había prestado mucha atención al camino las otras veces que había ido porque Haig se sabía el camino de memoria. Su confundieron varias veces de calle, incluso en más de una ocasión estuvo a punto de llamar al rizado para pedirle ayuda. Aunque finalmente llegaron. La madre, miraba a través de las ventanillas a la gente. No sabía por qué su hija quería acudir a aquel sitio. Sin embargo, Meredith se encontraba entusiasmada. A pesar de acudir casi diariamente había echado de menos a la gente que se movía por esos terrenos. Llegaron hasta el resto de coches y se bajaron a la vez. Una con la mirada incrédula y otra con la mirada emocionada.
- Hija ¿Qué hacemos aquí?
- Ven mamá, quiero presentarte a alguien
- Meredith no me gusta este sitio para ti -comentó resignada observando el terreno
- Vamos mamá, tienes cuarenta y dos años. Estoy segura de que cuando eras más joven venías a sitios como estos -comento rodando los ojos
- No... Quiero decir, si, pero ese no es el caso
- Vamos, quiero que conozcas a alguien
Le agarró del brazo y sin dejarle hablar comenzó a tirar de ella suavemente. Había visto a Haig a lo lejos junto a Jason y quería que su madre supiese con quién se había estado quedando estos días atrás. Llegaron y Haig se acercó a ellas para después abrazar a la morena. Jason también la saludó con un abrazo.
- Chicos, ella es mi madre, Sonia. Mamá, ellos son mis amigos, Haig y Jason
- Bueno -dijo Jason acercándose a ella- Yo soy el amigo, este de aquí es su proyecto a novio -le dio dos besos
- Encantado, señora -dijo Haig avergonzado
- Encantada de conoceros chicos -comenzó a mirar a su alrededor- Supongo que tú eres el nuevo salvaje -dijo mirando al rizado
Haig la miro curioso y un tanto confundido. No sabía que quería decir que aquello último, pero desde luego le había tomado por sorpresa.
- ¿De qué hablas, mamá? -preguntó Meredith
- Este sitio no ha cambiado absolutamente nada
Los tres le miraron confundidos. Sonia esbozó una sonrisa al ver su mirada y procedió a contarles que cuando ella era joven había asistido algunas veces a aquel sitio junto a su marido, que por aquel entonces era su amigo con beneficios. Meredith no podía creer lo que estaba escuchando.
Ella nunca le había contado nada de cuando era joven, ni los sitios que había frecuentado, ni las compañías con las que había ido. Le gustaba que, por primera vez, su madre le hablase de su vida personal.
Era el turno de la carrera de Haig. Les dejo atrás mientras Sonia le observaba. Tenía que reconocer que era la viva imagen de Harry Styles, su ídolo de la juventud. Siempre le había gustado y tenía que admitir que las pocas veces que accedió a ir a Clock fue porque quería verle, aunque sabía que una chica como ella poco tenía que hacer con él porque desde muy joven y único y verdadero amor para el rizado fue Louis Tomlinson.
La noche continuaba, Haig había vuelto junto a ellos y se encontraban tomando unas cervezas amigablemente. Al cabo de las horas, un coche familiar para el rizado llego hasta el centro de Clock. Todos le saludaron cuando salió del vehículo y Haig se aproximó hacia él para saludarle.
- ¿Cómo está mi sobrino favorito? -dijo Harvey abrazándole
- Que no te escuchen Alejandra ni Erik -abrazó de vuelta el rizado
- Es broma, sabes que esa jovencita es la niña de mis ojos -dijo sobre Alejandra- ¿Cómo va la noche?
- Bien, ha venido Meredith con su madre que resulta que cuando era joven venía a este lugar
Continuaron hablando mientras se acercaban a ellos, pero Harvey se detuvo al reconocerle. Sonia, que había dejado de hablar, se giró hacia ellos y su boca se abrió inmediatamente al reconocer a Harvey.
- ¿Harvey?
- ¿Sonia?
- ¿Os conocéis? -dijeron al unísono Haig y Meredith
- ¿Estás de coña? -dijo Harvey acercándose a ella- ¡Por supuesto que nos conocemos! ¡Mírate, estás preciosa! -dijo abrazándole
- Tú sí que estás guapo, no has cambiado nada
Comenzaron a hablar entre ellos y Meredith y Haig se miraron entre ellos. Había una química especial con ambos. Como si de jóvenes hubiesen sido mejores amigos o algo parecido. Los adultos dejaron de hablar cuando sintieron la mirada de los tres jóvenes sobre ellos. Ninguno sabía que decir, excepto Jason, que siempre tenía las palabras adecuadas en ese tipo de momentos.
- No es por nada -empezó él- ¿Pero habéis estado liados?
Inmediatamente, los adultos, algo avergonzados, se separaron, ya que no se habían soltado de la mano desde que se habían saludado. Se miraron tímidamente para después sonreír hacia los tres jóvenes.
- Han estado liados -concluyó Jason
- ¡Mamá! -grito Meredith riendo
- ¿Qué pasa? Yo también tuve veinte años, hija
- Y no veáis como le sentaban los veinte -dijo Harvey
- ¡Harvey por dios, que es mi hija!
- ¿Qué? -dijo levantando las manos- Yo solo digo la verdad. ¿Por cierto, sigues con aquel tipo con el que te solías meter mano?
- ¿Hablas de mi padre? -preguntó la morena- Desgraciadamente si
- Vaya, nunca habría imaginado que terminarías teniendo una hija con él
- No te preocupes -intervino de nuevo Meredith- Se van a divorciar
Después de aquello, la morena le guiño un ojo a Harvey, a lo cual su madre respondió regañándole y mandándole callar. Solo deseaba que su madre saliese de aquel infierno en el que había estado viviendo tantos años.
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DESPITE EVERYTHING // HAIG STYLES
Romance¿Qué pasa cuando todo el mundo quiere que te conviertas en alguien que no puedes ser? La desesperación te consume, te aviva la ansiedad, te crea falsas expectativas. Sin embargo, tienes que encontrar otro camino, uno que te permita ser quien eres. ¿...