Los días pasaban y con ellos las semanas. En la universidad, Meredith intentaba juntarse lo menos posible a Haig para evitarle problemas con su exnovio. Estaba distraída guardando los libros en su taquilla cuando sintió un empujón en su espalda golpeándose contra esta. Se sujetó la frente cuidadosamente, ya que el golpe había parado allí. Se giró lentamente, encontrándose con su peor pesadilla. Separó su mano de la frente encontrándose con un reguero de sangre.
- Mira por dónde vas -escupió Noah haciendo reír a sus amigos
- Tú has sido el que me ha empujado. Me has hecho una brecha, imbécil
- Pobre Meredith -se burló- ¿Vas a llorar como cuando me suplicabas que me quedase contigo? -sus amigos volvieron a reír
- Eres un hijo de...
La morena se acercó a él con su mano en forma de puño, siendo inmediatamente interrumpida a sus espaldas. Sintió unas manos fuertes, sujetándole de la cintura, atrayéndola hacia atrás. Los ojos de Noah fueron a parar a aquellas manos que evitaban que se acercase a él.
- Será mejor que te largues Noah -habló Haig
- ¿Tú quien mierda eres?
- Nadia que te interese conocer -dijo presionando un pañuelo sobre la frente de la morena- ¿Estás bien? -le susurró y ella asintió
- No lo intentes chaval -les interrumpió el quarterback- Ella siempre volverá a mi
Meredith le echó una mirada de asco y odio mientras observaba como se alejaba de ellos junto a sus amigos. Perfecto, ahora Haig estaría en primer lugar para ser acosado por su exnovio.
- No tendrías que haber hecho eso -dijo ella
- Lo sé, pero quería -respondió el rizado presionando suavemente la zona dañada- Será mejor que te lleve al médico, quizás tengan que darte puntos
El rizado sujetó la mochila de la morena y sosteniéndola de la baja espalda la escoltó hasta la salida de la universidad.
Todo el mundo les observaba, cada vez que Noah abría la boca todo el mundo callaba y miraba la escena como si fuese una película de acción. La morena se preguntaba cómo podía haber estado tan ciega de estar con aquel energúmeno. La protectora mano de Haig en su baja espalda le resultaba familiar, como si fuese capaz de destruir todo lo que estuviese dispuesto a dañarle.
Con cuidado se colocó el casco de la moto para después abrazarse a su acompañante. Apoyó su cuerpo a la espalda del rizado, respirando por fin tranquila. No sabía cómo era capaz de que, aún intentando evitar a Haig, todos los días acabasen en la misma situación.
Llegaron al médico y efectivamente tuvieron que darle puntos de sutura en la herida de su frente. Le vendaron cuidadosamente, siempre bajo la atenta mirada de Haig. Él fruncía el ceño siguiendo cada movimiento del médico. La oji verde le observó de reojo y sujeto una de sus manos, sintiendo inmediatamente la relajación del rizado bajo la palma de su mano.
Era prácticamente instintivo lo que había surgido entre ellos. Haig era perfectamente capaz de saber cuándo le estaba ocurriendo algo, no importaba cuan lejos se hallase de ella y eso le parecía completamente absurdo. Apenas se estaban empezando a conocer y Haig parecía desarrollar un sexto sentido con ella. Tenía cierto pavor de esa protección, ya que sabía que algún día eso le pasaría factura. Salieron del médico pocos minutos después, ella se sentía profundamente mareada. Los dos puntos que le habían dado le martilleaban la cabeza y solo quería descansar en su cama y eso fue lo que el rizado hizo. La acompañó hasta su casa asegurándose de que se encontrase en perfectas condiciones. No fue hasta que salió del edificio y pudo observar el grafiti, algo borroso ya, que habían hecho hacía unas semanas. "Puta chupa poyas". Al menos al leerlo, Haig rio percatándose de que la persona que lo pintó no sería capaz de sumar 1+1.
Pasaron unos días, el rizado había observado que Meredith no acudió en ninguno de esos días a clase, pero sus mensajes diciendo que solo necesitaba descansar le tranquilizaron bastante. Tenía un pequeño receso y Haig aprovechó para llamar y preguntar cómo se encontraba.
- Hola -escuchó su suave susurro
- ¿Cómo te encuentras hoy?
- Un poco mejor, las medicinas hacen su efecto
- Me alegro, es raro, no verte por aquí
- ¿Me echas de menos Haig Styles? -susurró haciéndole reír
- Que va, es que Jason se ha puesto malo y me siento solo -mintió
- Voy a fingir que te creo
- Está noche voy a Clock -cambió de tema- Tengo una carrera importante
- Estoy segura de que ganarás, eres el mejor
- Todo es tan extraño -bufó apoyándose sobre su taquilla- No estoy acostumbrado a sentirme así
- No pienses en nada Haig, tienes una carrera que ganar
La llamada terminó, quizás la morena tenía razón. Quizás estaba intentando buscar una explicación a lo que estaba ocurriendo y simplemente todo había surgido de la nada, ninguno había buscado nada. Se quedó unos segundos más pensando en todo lo que había ocurrido para finalmente agarrar sus cosas y volver a clase. Pero Haig no se esperaba que Natalie hubiese escuchado toda la conversación en detalle del rizado. Rápidamente, se dirigió a donde su novio, el cual reía con sus compañeros de equipo.
- Ven aquí preciosa -dijo recibiéndola en sus brazos- Dime qué tienes algo -le susurró al oído para que nadie escuchase
- Está noche va a un sitio llamado Clock o Clor, algo así era
- Esa es mi niña -dijo palmeándole el trasero
El fatal plan de Noah era evidente, aquella misma noche seguiría a ese tipo que estaba tan presente en la vida de su exnovia y trataría de desenmascarar todo el ocultismo que se traía entre manos.
La música sonaba a tope en los altavoces de los vehículos por todo Clock, la gente, animada, bailaba entre ellos, algunos tomaban cervezas mientras reían alegremente. Haig observaba todo subido en la parte delantera del coche de su mejor amigo mientras este le contaba una historia, la cual no estaba prestando demasiada atención. El rizado se limitaba a observar a su alrededor, estaba bastante contento y orgulloso de las últimas noches. A decir verdad, aunque siguiese sin acudir mucha gente, poco a poco iba descubriendo rostros nuevos. Inmediatamente, sintió unas manos, algo torpes debido a su altura, tapar sus ojos. Sintió el frío de aquellos dedos, chocar con sus parpados. Llevo una de sus manos a las ajenas, percatándose de varios anillos sobre estos, tocó las uñas, las cuales supuso que estaban pintadas, llevo su mano a la muñeca izquierda en la cual había un reloj con una correa de tela. Su sonrisa se abrió en su rostro cuando supo de quién se trataba. Bajo rápidamente del coche y corrió a abrazar a la chica. La alejo unos pocos metros, aun con ella en brazos, escuchando aun la música de los coches.
- ¿Qué estás haciendo aquí? -pregunto Haig sonriente
- No podía perderme esta noche, nunca te he visto competir -respondió la morena
Se miraron fijamente a los ojos. El rizado juró que nunca antes había sentido aquel nerviosismo correr su espina dorsal.
- ¿No querías que estuviese aquí? -preguntó sacándole de sus pensamientos
- ¿Qué? ¡No!, No es eso de verdad. Solo que estoy nervioso, ahora estoy nervioso -corrigió
- Entonces será mejor que me vaya, no quería ponerte nervioso -dijo alejándose de él
- Eh, Meredith... -susurro acercándola de nuevo- Estas donde tienes que estar
Poco a poco se fueron acercando, sintiendo la nerviosa respiración de ambos, el frío calar sus huesos. Haig llevaba días queriendo estar en esa situación. Paso uno de sus brazos por la cintura de la oji verde atrayéndole hacia él.
- No quiero que te vayas nunca
Susurró Haig antes de lanzarse, pero una voz les interrumpió.
- Vaya, creo que hemos llegado en el mejor momento
ESTÁS LEYENDO
DESPITE EVERYTHING // HAIG STYLES
Romance¿Qué pasa cuando todo el mundo quiere que te conviertas en alguien que no puedes ser? La desesperación te consume, te aviva la ansiedad, te crea falsas expectativas. Sin embargo, tienes que encontrar otro camino, uno que te permita ser quien eres. ¿...