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Meredith se marchó, ya había molestado bastante a su parecer y necesitaba con urgencia llegar a su casa, meterse bajo sus sabanas y olvidarse de todo. Haig se quedó destrozado ante lo que la morena le había contado, no quería salir de su habitación, pero esa noche su padre se había animado a ir a Clock Street junto a él. 

A pesar de haber ido en innumerables ocasiones, Harry siempre se ponía nervioso antes de acudir. Sabía la excitación con la que la gente lo recibía y le agradaba que la gente siguiese manteniéndole el cariño a pesar de los años. Louis le observaba desde el marco de la puerta. Harry estaba tan inmerso en sí que no se había percatado de la presencia de su marido. Louis sonrió, le encantaba verle cambiarse para ir a su lugar favorito. La manera en la que "desfundaba" su ropa de las carreras como si un superhéroe sacase su disfraz del armario dispuesto a salvar al mundo. 

- ¿Tengo que preocuparme? -hablo Louis haciendo sonreír al rizado 

- Si vinieras conmigo nada te preocuparía -respondió Harry

El rizado sabía que a Louis no le hacía especial ilusión asistir a Clock, aunque haya sido parte de su vida, sentía que si volvía de nuevo iba a dar pasos atrás, pero sabía que tampoco podía evitarlo, ya que toda su familia vivía y trabajaba de ello. 

Harry observó la inquietud en la mirada de Louis y se acercó a él abrazándole. 

- No te estoy obligando a nada, sabes que es broma 

- Ya, pero te encantaría que estuviese de nuevo allí 

- Estaría loco si no me gustase verte allí, es nuestro lugar, donde nos conocimos, donde crecimos, es nuestro hogar -se sinceró el rizado

- Es tu lugar, donde tú creciste, es tu hogar -corrigió el oji azul- Yo solo estuve allí de paso

- Una persona como tú nunca está de paso en ninguna parte -dijo acariciándole la mejilla suavemente- No voy a obligarte a nada, tú haces lo que quieres

Harry terminó de cambiarse sintiendo la pesada mirada de su marido encima, pero este no le observaba. Louis se había sumergido en sus recuerdos de las incontables noches en Clock. De todo lo bueno, pero también de lo malo. Ahora era el sitio de su hijo, le daba miedo entrometerse y terminar acaparando toda la atención. Desde que Haig empezó a asistir a Clock Street, el castaño nunca había acudido. Harry paso por su lado, besándole suavemente en la mejilla, sacándole de sus pensamientos.

Padre e hijo estaban preparados, iban a salir de la casa cuando escucharon los apresurados pasos por las escaleras. 

- Esperadme -hablo Louis 

Ambos rizados le observaron. Cuando terminó de bajar las escaleras, el oji azul se encontraba sonriente, vestido casualmente con sus vaqueros y su camiseta básica blanca cubierta por una cazadora vaquera. Los ojos de Harry se iluminaron, su chico de Clock volvía a estar delante de él, nervioso y emocionado. Siempre venía a su memoria la primera noche que le vio enrollándose con otro tipo. Se acercó hasta él, rodeándole la cintura, atrayéndole hacia él suavemente. 

- ¿Estás seguro? -susurró el rizado 

- Más que nunca 

Haig sonrió, era la primera vez que su padre asistía con ellos y estaba muy contento a la par que nervioso. Aquella noche iba a ser increíble, aparecer con sus dos padres definitivamente iba a ser lo mejor que le había pasado en 18 años. 

El matrimonio llegó en el deportivo del rizado, mientras que el menor lo hacía en su moto. Una vez llegaron, Harry fue el primero en bajarse. La gente se alegró de ver de nuevo al mayor, pero cuando se acercó hasta la puerta del copiloto y la abrió revelando su interior, la gente no lo podía creer. Un silencio sepulcral surgió de las entrañas de la tierra. La muchedumbre no sabían si estaba viendo un espejismo o realmente tenían al famoso Louis Tomlinson frente a él. El castaño se sentía profundamente observado hasta tal punto que se sentía un poco incómodo. Y de pronto surgió aquel estallido de emoción, de aplausos y de gritos. Louis rio al observar la aprobación de la gente. 

La noche transcurría tranquila. Harry y Louis bebían cervezas mientras hablaban con viejos conocidos, Haig controlaba que nada se saliese de control y también participaba en alguna que otra carrera, siempre bajo la atenta mirada de su padre. Estaban tranquilamente, disfrutando de aquella mágica noche cuando Louis observó como una chica aparecía solitaria por el callejón, abrazando su propio cuerpo. Se separó de su marido y se acercó a ella sintiéndose observado por todo el mundo. 

- ¿Meredith? -dijo Louis al ver como su rostro estaba cubierto por las lágrimas- ¿Estás bien? -se acercó para abrazarla y ella negó en sus brazos- Ven, vamos a un sitio más tranquilo

Harry no podía distinguirlos muy bien en la lejanía, pero respiró tranquilo cuando su marido le hizo un gesto con la mano tranquilizándole. 

Aun envolviéndola en sus brazos, Louis y Meredith llegaron al lugar especial del matrimonio, al cual hacía mucho que no acudía. Estaba completamente igual, su hijo se había ocupado de mantenerlo como siempre había estado.

- ¿Qué ha pasado cielo? -dijo retirándole las lágrimas con el pulgar- ¿Qué haces aquí? 

- Han venido a mi casa, han hecho un grafiti en la fachada de mi edificio, no van a dejarme en paz -lloro desconsolada

- Tranquila -volvió a abrazarle- No sé que ha ocurrido, pero debes tranquilizarte, estás aterrada. Aquí no te pasará nada malo 

Haig volvió de una carrera y le resultó bastante extraño no ver a sus padres juntos. Se acercó hasta el rizado agarrando una cerveza mientras le rodeaba los hombros con su brazo. 

- Eres bueno hijo -alagó su padre y Haig sonrió agachando la cabeza

- ¿Y papá? -preguntó después el menor

- Se fue con una chica -Haig arrugó el entrecejo- Vino sola por el callejón, parecía que lloraba y que tu padre la conocía de algo. La ha llevado a nuestro lugar

- ¿Cómo era ella? 

- Morena, como de metro setenta 

- Meredith...

Haig corrió hacia la dirección que su padre le había brindado. Sabía que Meredith no acudiría sola, a esas horas de la madrugada, sin un motivo, y la situación en la que la había dejado ir le preocupaba bastante. Harry se encontraba bastante desconcertado, tanto su marido como su hijo sabían de quién trataba aquella chica y él no tenía la menor idea. 

Continuó hablando animadamente con los que le acompañaban cuando un estruendo sordo les interrumpió. Giraron la cabeza bruscamente, encontrándose unos faros muy potentes acercándose a ellos. Harry dejó su cerveza a un lado, aproximándose lentamente hacia el vehículo que se acercaba poderosamente. No podía reconocerlo, en las pocas veces que había asistido recientemente no se había percatado de un motor tan potente. La angustia recorrió su espina dorsal, esta vez era su hijo quien tenía que enfrentarse si había peligro y no estaba ahí. El vehículo se detuvo, bajaron dos personas, pero no se les podía distinguir por el espesor en el ambiente. Tampoco se atrevía a acercarse en exceso, no había llevado su pistola y no sabía si aquellas personas iban armadas. 

- Styles ha vuelto -dijo aquella voz 





¡Hola! Gracias por las visitas y votos que está teniendo esta historia. Espero que os esté gustando. 

Comentaros que tenéis disponible mi otra novela sobre Larry Stylinson en mi biblioteca. Se llama Heaven y también tiene de momento 8 capítulos. 

Un abrazo enorme <3

DESPITE EVERYTHING // HAIG STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora