𝟞𝟙

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– ¿Tu hermano loquito te invitó? –Dirigiste la mirada al frente para no seguir manteniendo contacto visual con la chica.

– Cállate. –Frunciste el ceño ante su comentario, pero no tenías ánimos de contestarle, aunque se te hizo complicado no hacerlo.

– ¿Y tú qué quieres de mí? Dudo mucho que me quieras para lo mismo que tu hermano. –Decías observando la pared blanca.

– Deja de decir que es mi hermano. –Caminó hasta estar enfrente de ti y te dio una cachetada.

– Animal, pensé que estábamos hablando cómo gente civilizada. –La miraste harta–. ¿Por qué te molesta? ¿Acaso es porque el tipo ése te supera en locura o qué mierda?

– ¡Buenas! –Dijo entusiasmado con una sonrisa en labios victorioso.

– Hablando del rey de Roma. –El castaño caminó hacia ustedes y se puso al lado de la peliazul, ésta lo miró de reojo y el chico la empujó para ponerse en su lugar, se agachó y recostó su cabeza en tus piernas–. ¡Quítate de encima! –Te movías junto a la silla en un intento de alejarte de él, pero fue imposible.

– Aoi, sal. –Ordenó el chico. La mencionada te miró enojada y salió del lugar cerrando con fuerza la puerta causando un sonido aturdidor.

– ¿En dónde estamos ahora? –Preguntaste estresada.

– En tu nuevo hogar. –Acarició tus muslos.

– Hogar ni madres, déjame ir. –Te estremeciste ante el tacto del contrario, lograba hacerte sentir incómoda y por ello no pudiste evitar recordar uno de los peores momentos de tu pasado.

– No, amor.

– Al menos desátame.

– Tampoco, serías un peligro. –Sonrió y se apartó de ti, suspiraste aliviada–. Te dije que las cosas cambiarían, traté de ser bueno, pero no hiciste caso. Ahora tendrás que lidiar con tu nueva realidad. –Acarició tu cabello.

– ¡Déjame ir maldito loco! –Gritaste irritada–. ¡No entiendo qué quieres conmigo! ¿Es por Shuji? ¿Me usas cómo rehén?

– Puede ser... Pero más porque me gustaste desde que te conocí, fue amor a primera vista. –Colocó su rostro a pocos centímetros del tuyo.

– Qué cursi. –Frunciste el ceño con asco, el contrario no parecía querer separarse, así que le diste un cabezazo–. Aléjate.

– ¡Oh vamos, ______! –Sobó su frente adolorida–. ¡Eres increíblemente fuerte aún para estar enferma! –Te miró a los ojos con una sonrisa de lado.

– Cállate y dime algo...

– ¿Qué cosa, amor? –Volteaste los ojos ante la palabra "Amor".

– ¿Por qué a la loca de tu hermana no le agradas? ¿Y por qué se hace pasar cómo hija única?

– Así que quieres saber acerca de tu nueva familia. –Observaste cómo el contrario se acomodaba en el piso para luego seguir hablando, tenías unas ganas de golpearlo, pero las cuerdas te lo impedían–. Para comenzar, creo que sería: Padres divorciados.

– ¿Por eso se volvieron locos? Dios, yo no conozco a mis padres, crecí hasta los 9 años en un orfanato dónde me trataban del orto y no me convertí en una lunática. –El castaño te prestó toda su atención hasta que terminaste de hablar.

– Nosotros no somos locos, somos distintos.

– ¡¿Me estás hablando en serio estúpido?! ¡Distintos una mierda hijo de puta! –Lo mirabas fijamente con el ceño fruncido.

– Te saldrán arrugas. –Dijo con un des de tristeza y apoyó su barbilla en la palma de suma para seguir con el relato de su vida–. Mi madre decidió divorciarse de nuestro padre al enterarse que era miembro de la mafia. Yo quería seguir los pasos de mi padre, mi madre no lo tomó muy bien así que yo me quedé con él mientras Aoi se quedaba a cumplir con los estándares de ella. Mi madre luego de separarse no quería que nadie nos asociara con las dos, así que prefirió hacer cómo que no tenía otro hijo. Después de tanto papeleo, logró conseguir lo que quería, pero sigo teniendo el mismo apellido que ellas, me dio alto fastidio cambiarlo; además de que no somos parecidos, ¿Quién pensaría que somos familia?

– Esto parece sacado de una novela. –Hablaste incrédula–. ¿Entonces eres parte de la mafia junto a tu papá o qué?

– Aún no, por ahora, sólo busco personas que quieran hacer ciertos trabajos por mí.

– ¿No tienes una pandilla?

– Oficialmente, no.

– Hay algo que no me cuadra. –Akiro ladeó la cabeza con una ceja alzada–. El día que nos conocimos, ¿Qué hacías en el gimnasio junto con Aoi si no deberían de estar cerca? Dijiste que no son parecidos, pero cuándo te pregunté que si tenías una hermana lo afirmaste sin ningún problema.

– A mí me da igual si saben que somos hermanos o no, ellas son las que se ponen con esa estupidez. –Hizo una breve pausa–. Aoi suele estar molesta conmigo porque mientras yo hago lo que quiera, ella no. Pero vaya que vino feliz hacia mí para que la ayudara con una piedra en su camino.

– Supongo que la piedra soy yo. –El chico asintió.

– Ella se quedaba con el idiota de Hanma, y yo contigo, cómo matar dos pájaros de un tiro.

– ¿Por qué no se mataron ustedes y ya? Así no causan tantas molestias. –Volteaste los ojos fastidiada–. Akiro, tengo las piernas dormidas, desátame.

– No. –Se levantó del piso, y sacudió su pantalón–. Ya te dije algo acerca de la familia, ¿Algo más que quieras saber?

– ¿Cómo puedo escapar de aquí?

– No creas que te diré. –Alzó tu mentón y acercó sus labios a los tuyos, tú volteaste la cabeza haciendo que el beso fuera en la mejilla.

– Qué asco, casi ni dejo que Shuji me bese cuándo se le dé la gana, ¿Y piensas que dejaré que lo hagas tú? –Akiro apretó los labios, luego sujetó con algo más de fuerza tu barbilla y volteó de nuevo tu cabeza para que lo miraras.

– Te diré algo lo suficientemente necesario para que más nunca quieras besar a ese tipo. –Lo miraste confusa–. Tu queridito amigo, Baji Keisuke. –Soltó tu mentón y hablaste.

– ¿Qué ocurre con él? –Moviste tu mandíbula en busca de desaparecer la sensación que te había dejado el agarre del otro.

– ¿Cómo era que casi muere?

– No sé, sólo sé que casi pasó. –Bajaste la mirada.

– Kazutora Hanemiya fue el responsable. –Alzaste la mirada rápidamente.

– ¿Qué crees que estás diciendo? Él no le haría eso.

– Tal vez tengas razón, capaz él no quería del todo, pero... –Se acercó a tu oído y te susurró–. Hanma Shuji y su amigo Kisaki Tetta lo motivaron para hacerlo. –Te quedaste callada unos segundos antes de contestar.

– ¿Baji pudo haber muerto por culpa de ellos?

– Y no sólo eso, también traicionaron a Takemichi Hanagaki y Matsuno Chifuyu, tu hermanito. –Tenía una sonrisa de oreja a oreja–. Tuviste suerte de que con Baji no llegara al otro extremo, pero dime, ¿En serio te gusta la persona que manipuló tus amigos para ver su destrucción?

– Cállate, cuándo salga de aquí, yo misma destruiré a Shuji por tremenda idiotez que hizo.

– ¿Y por qué no ahora mismo? –Lo miraste confundida, el castaño caminó hasta la puerta y la abrió llamando a unos chicos–. ¡Traigan al mocoso!

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Dios, siento que la ando re cagando con la historia últimamente JAJJDLSKAJ

Lit, creo que me está entrando un bloqueo gente [miedo]

Espero les guste, he bajado la calidad xD

𝔻𝕚𝕠𝕤𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕄𝕦𝕖𝕣𝕥𝕖 [Hanma Shuji x T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora