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– Estás temblando. –Hanma me sacó de mis pensamientos y señaló mi mano que aún sujetaba su muñeca, la solté de inmediato y la escondí en el bolsillo de mi suéter.

– No es nada, solo tengo algo de frío. –Miraba el piso. Iba a ver al contario pero no pude ya que mi vista fue tapada por el pecho del alto–. ¿Q-qué haces?

– Te abrazo para que no tengas frío. –Habló y pude sentir su respiración en mi cuello, daba cosquillas.

– ¿Los golpes te dejaron aún más tonto? –Me quería separar de él, pero extrañamente se sentía cálido así que correspondí. Tal vez Hanma podía intimidar pero jamás estaría asustada de él–. Gracias por defenderme, creo.

– ¿Ahora si pueden ser cinco golpes? –Reí en su pecho.

– Hoy golpeaste a muchos chicos, ¿No es eso suficiente? –Hablaba mientras que mi rostro estaba escondido en su pecho, a pesar de haber peleado y corrido, aún se podía sentir el olor de su colonia.

– Tal vez, pero quiero pegarte por una última vez, al menos eso pienso ahora, quizás mañana te quiera golpear también.

– Eres un caso perdido.

Seguimos en ese abrazo hasta que el elevador se abrió en el piso que marcamos, salimos y nos dirigimos a nuestros departamentos. Invité a Hanma a pasar al mío para ayudarlo con sus golpes pero mayormente los de sus nudillos y este aceptó, al encontrarnos dentro Hanma empezó a examinar todo el lugar como si estuviese buscando algo en específico.

– Así que realmente sí tienes un hermano...–Dijo mirando la foto que se encontraba en una de las repisas del comedor.

– Nunca mentí acerca de tener un hermano, simplemente lo usé como excusa para la otra vez.

– Chifuyu, ¿No?

– ¿Cómo sabes su nombre? –Lo miré.

– Estuvimos juntos en una pandilla, por eso tu nombre se me hacía familiar, pero no estaba seguro de si era cierto lo que pensaba.

– ¿Tú ya no sigues en pandillas?

– No. Actualmente no estoy en ninguna. –Se sentó en el mueble de la sala.

– Espera aquí, iré a buscar el botiquín. –Caminé hasta el baño y de una repisa tomé la caja y volví a la sala con Hanma, me senté a su lado y dejé al botiquín abierto en la mesa de centro–. Dame tus manos. –El contrario hizo caso y empecé a colocarle alcohol con un algodón, éste se quejaba un poco y yo solo reía–. Listo.

𝔻𝕚𝕠𝕤𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕄𝕦𝕖𝕣𝕥𝕖 [Hanma Shuji x T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora