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Dos semanas después.

Mirabas desde la distancia aquel lugar de aspecto un tanto antiguo, tus ojos recorrían la fachada con cierto sentimiento de pesadumbre, aún no te acostumbrabas a ir a ese lugar; cerraste tus párpados lentamente mientras suspirabas sutilmente. Sacaste tu teléfono para enviarle un mensaje a tu amigo rubio "Ya estoy aquí" escribiste para luego presionar el botón de enviar y al terminar guardaste nuevamente el celular. Revisaste las bolsas que llevabas en mano en busca de que no faltara nada, al confirmarlo tus pies te llevaron a la entrada del sitio.

Al adentrarte caminaste entre las tumbas con cierto cuidado de no pisar mal y tropezar debido a que en el suelo habían algunas grietas provocadas por las raíces de los árboles del terreno, las bolsas de plástico sonaban al rozar contra tus piernas por la caminata, el sonido te estaba cansando y terminó obligándote a llevar las bolsas ahora cargadas entre brazos.

Tu vista estaba fija al suelo, de vez en cuando mirabas de reojo para percatarte de no haber pasado la lápida que querías, en el transcurso para llegar escuchabas las hojas de los árboles moverse por el viento, uno que otro pájaro cantando y algunos autos que pasaban por la calle junto con tus pisadas las cuáles se detuvieron al llegar finalmente a la lápida indicada; otro suspiro salió de tus labios al verla, estaba algo llena de polvo, hojas secas que habían caído de los árboles y telarañas, te agachaste colocando las dos bolsas en el piso a tu lado para hacer más sencillo el sacar las cosas.

– Llegué. –Le hablaste a la tumba a la par que de una de las bolsas sacabas dos latas de cerveza y una leche chocolatada–. Esto es para ustedes y esto es para mí. Oh... –Volviste a buscar dentro de la bolsa para luego sacar también una caja de cigarrillos–. Para que Shuji no se moleste. –Reíste leve.

Te quedaste en silencio unos segundos hasta que decidiste volver a hablar con la tumba.

– También traje algo para ti, Kisaki. –De la última bolsa aun con cosas dentro, sacaste una pequeña maceta con un bonsái con hojas de color púrpura–. La señora de la tienda dijo que era una... ¿Pacific...Wisteria?

Ladeaste tu cabeza dudosa al pronunciar el nombre, te encogiste de hombros y dejaste la planta sobre la tumba, te sentaste totalmente en el suelo cruzando las piernas, afincaste tus codos en tus rodillas y pusiste tu cara entre tus manos observando el bonsái.

– Es bonita, ¿Verdad? Es de plástico.

Miraste la hora en el teléfono y frunciste un poco el ceño, lo volviste a apagar, jugabas con tus dedos como niña pequeña sin saber qué más decir o hacer. Un escalofrío recorrió tu cuerpo al sentir una leve ráfaga de aire en tu nuca, sonreíste sin dejar de mover tus dedos.

– Llegas tarde, idiota. –Tus dedos fueron detenidos por las manos del contrario y miraste a la persona a tu lado.

– Tú llegaste tarde, yo estaba buscando las cosas para limpiar la tumba. –Te sacó la lengua y alzó una mano mostrando lo que traía, un pequeño pote de madera con agua y un trozo de tela de tamaño chico–. ¿De qué hablaron mientras no estuve?

–De nada, no sé qué decir cuando se trata de esto. –Suspiraste–. Y respecto a lo otro, te dije que si te ibas antes yo iba a llegar más tarde, además, tuve que buscar las cosas. –El chico te dio la espalda y dejó las cosas que traía en el suelo, tomó el trapo para meterlo en el agua y al sacarlo lo exprimió para que no estuviera tan mojado. Con cuidado de no tumbar las cosas nuevas, empezó a pasar el pedazo de tela por la lápida limpiándola, tú sólo lo observabas y éste notó tu mirada sobre él.

– ¿Qué pasa? –Te miró por encima de su hombro.

– Verte limpiando es tan sorprendente. –Dijiste con burla.

– Y verte sentada sin hacer nada es tan típico. –Sonrió ante tu ceño fruncido.

– Idiota... –Volteaste la cabeza para mirar en otra dirección, escuchaste una carcajada de su parte.

– Que me amas dices♡

– Ajá, ajá, anda y ponle atención a tu noviecito, Shuji. –Te cruzaste de brazos haciendo puchero.

– ¿Celosa?~

– Shh, sigue limpiando. –El alto metió su mano limpia en el agua del pote y te miró de reojo sonriente.

– Hey, cariño~

– ¿Qué quieres? –Al voltear la cara cerraste los ojos al recibir las pequeñas gotas de agua fría en tu rostro–. Eres igual a un carajito, fastidioso. –Pasaste la manga del suéter por el rostro secándote.

– ¿No te gustó chispitas? –Rió y te dio un abrazo.

– Deja de joder y termina de limpiar. –Dijiste mientras correspondías el abrazo.

– Ya me cansé de limpiar.

– Shuji, no llevas ni la mitad. –El mencionado simplemente aumentó la fuerza de agarre–. ¿Qué tienes con asfixiarme con cada abrazo?

– Ni te aprieto tanto, no exageres. –Volteaste los ojos y lo separaste de ti.

– ¿Lo vas a dejar así? Literal una parte está deslumbrante y la otra está más oscura que los ojos de Mikey. –Reíste leve al ver la lápida.

– ¿Volvemos a ensuciar esa mitad? –Negaste con una sonrisa.

– Sólo por ésta vez, dame. –Estiraste la mano en señal de que te diera el trozo de tela. Hanma miró tu mano por unos segundos y la tomó dejando besos en ella–. Era que me dieras para limpiar la tumba.

– Oh. –Soltó una pequeña carcajada, se levantó para volver junto a la lápida y seguir limpiándola.

– ¿No que estabas cansado? –Ladeaste la cabeza viendo su espalda.

– Shh, no importa. –Pasaba el trapo húmedo por la mitad sucia.

– No te entiendo. –Sonreíste.

Pasaron unos minutos y el bicolor terminó de limpiar, tomó las cosas usadas y se preparó para ir a llevarlas al lugar dónde las encontró, también se lavaría las manos las cuales les habían quedado con un leve color marrón. Miró a la chica sentada en el suelo y sonrió.

– Ya vuelvo. –Se encorvó para dejarle un beso en la cabeza.

– Vale, vale. Te espero aquí, Shu. –Dijo a la vez que agarraba la botella para beber la leche chocolatada.

La fémina al pasar los minutos cambió de posición debido a que empezaba a sentirse incómoda, colocó sus brazos hacia atrás a los laterales y se apoyó en ellos mientras alzaba la cabeza para así mirar el cielo grisáceo. Tal vez llovería, mientras observaba las nubes grises pasar, un rostro sonriente se interpuso en su visión, se miraron unos segundos hasta que el contrario habló.

– ¿Te gusta lo que ves? –Cuestionó arrogante.

– Me gustaba hasta que un poste se atravesó. –Hanma volteó los ojos y se inclinó para darte un rápido beso en los labios. Al separarse se sentó a tu lado y miró la lápida, recostó su cabeza en tu hombro y tú pusiste la tuya en su cabeza.

– Puedo jurar que Kisaki me mandó de vuelta a este mundo de una patada. –Reíste ante su comentario.

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Esto... Um, no sé JLAJS Perdonen algún error ortográfico. Espero sea de su agrado.

𝔻𝕚𝕠𝕤𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕄𝕦𝕖𝕣𝕥𝕖 [Hanma Shuji x T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora