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            Mientras tanto en el baño la fémina ya estaba debajo del agua que caía de la regadera, pasaba sus dedos por él cuero cabelludo frotando el shampoo. La chica tarareaba una canción para no sentirse incómoda ante al silencio que se formaba, aunque sólo eran cosas suyas ya que estaba el sonido del agua cayendo, pero para ella era cómo estar en un silencio de película de terror.

Luego de unos minutos la chica estaba cerrando la llave de la regadera, las gotas de agua cesaron de inmediato, excepto por una gota rebelde que caía justo del medio de la regadera, miró con el ceño fruncido a la gota que se acumulaba lentamente hasta caer finalmente en el suelo de la ducha.

Abrió las puertas que impedían que mojara el piso de afuera, estiró su brazo hasta el pequeño porta toalla que se encontraba colgando en la pared de al lado de la ducha y agarró un paño el cual enrolló en su cabello y el otro lo utilizó para comenzar a secar su piel húmeda. Al terminar salió del baño con la tolla cubriendo todo su cuerpo hasta un poco más arriba de las rodillas, se iba a dirigir a su cuarto, si no hubiese sido por el dulce olor que inundó sus fosas nasales motivándola a desviar su camino hacia la cocina. Al entrar miró al chico alto de espaldas, le sonrió inconscientemente a la espalda ancha del bicolor.

– Huele muy bien, espero sepa igual. –Bromeó acercándose a él.

– Muy chistosita tú, ¿No? –La miró por encima de su hombro–. Oh vamos, ______, es muy temprano para que empieces a antojar. –Comentó al verte.

– Eres un hormonal sin causa. –Te situaste a su lado y tus ojos se limitaron a ver el plato con la comida–. ¿Para mí? –Pusiste ojos de cachorrito.

– No. –Te miraba de pies a cabeza.

– Son para mí quieras o no. –Amenazaste con una sonrisa.

– Cómo quieras. –Sus ojos siguieron recorriendo el cuerpo contrario, tensando levemente a la chica ya que se sentía examinada; aunque todo pensamiento se marchó al notar la enorme sonrisa del alto al observar su busto.

– Mis ojos están aquí arriba, Shuji. –Recordó con un tono de voz serio.

– Y los míos están aquí. –Alzó ambas cejas sin apartar la mirada.

– Iré a vestirme, pervertido. –Dijiste mirándolo con los ojos entrecerrados para luego caminar a tu habitación.

– Oh vamos... –Soltó una pequeña risita.

No tardaste mucho en arreglarte, ya estabas abriendo la puerta de tu cuarto para salir pero te detuviste a sentir cómo chocabas contra algo, alzaste la mirada encontrándote con un Hanma sonriente. Habló antes de que pudieras hacerlo tú.

– Justo a tiempo, ven. –Sin esperar respuesta te tomó de la mano y te guió hasta el comedor, miraste dos platos junto a dos vasos de jugo en la mesa de madera, Hanma te abrió paso a la silla para que te pudieras sentar, lo miraste extrañada y a la vez feliz, al tomar asiento él hizo lo mismo.

– Todo un caballero, Shu. –Le sonreíste, estaba sentado a tu lado.

– Por supuesto. Anda, come.

– Te siento muy alegre... –Alzaste una ceja con algo de burla.

– Por primera vez probarás cómo cocino, siempre lo haces tú o lo hago yo bajo tus órdenes, o saboteo el sabor para que me ayudes. –Explicó con una sonrisa–. Quiero ver tu reacción ante mis dotes culinarios.

– Tampoco es un platillo de otro mundo. –Reíste al notar su mueca de indignación, miraste el plato delante de ti, tomaste el tenedor que reposaba en éste y picaste un pedazo de la comida para llevarlo a tu boca; todo bajo la mirada del otro.

– ¿Y, qué tal? –Frunciste el ceño al sentir el sabor en tu boca.

– Te odio, ¡Cocinas mejor que yo! –Le reclamaste luego de tragar.

– Ya lo sabía. –Se encogió de hombros.

– Maldito hombre perfecto. –Bufaste para comer otro bocado.

– Me alegra que te haya gustado~

– Nada de eso, espero que a partir de ahora cocines tú.

– ¿Eh? Pero es fastidioso. –Lloriqueó cómo niño pequeño al igual que se recostaba parte de su pecho en la mesa.

– No me importa, en éste momento me declaro fan de tu comida. –Sonreíste con los ojos cerrados mientras masticabas, para Shuji esa era una imagen que jamás olvidaría.

– Si te gusta tanto, supongo que no hay problema... –Volvió a sentarse bien y comenzó a comer junto a ti.

– Muchas gracias.

Hanma se limitó a sonreírte con ternura al ver cómo bailabas en tu puesto debido a la comida que había preparado, si te podía ver así no tendría problema ni en abrir un restaurante sólo para ti.

Ambos terminaron su desayuno entre charlas y pequeñas risas, tú lavaste lo que habían usado y al terminar fuiste a buscar algunas cosas a tu cuarto, el alto mientras tanto se encargó de poner comida en los platos de los gatos, bueno, sólo a Shun; Mio aún no tenía el suyo, así que le dio un plato cualquiera que se consiguió por ahí, claramente limpio, no era tan idiota.

Shun comió tranquilamente al lado del bicolor, en cambio Mio lo miraba a él y luego a la comida, soltó un pequeño gruñido y empezó a comer; Hanma se agachó para acariciarlo, éste no se quejó.

– Ahora si te dejas. –Rodó los ojos divertido ante la actitud del felino.

– Ya estoy lista. –Avisaste al entrar a la cocina te detuviste de golpe al ver la escena, sonreíste–. ¡Es genial que ya no te ataque! –A Mio se le erizó el pelaje al escuchar la voz de la fémina, de inmediato dejó de comer y mordió la mano del chico.

– ¡Pero Mio! –Se quejó tratando de separar los colmillos de Mio de su piel.

– Ehh... Siento que esto fue mi culpa. –Reíste nerviosa.

– Sí, en parte... –Seguía luchando con el gato, Shun los miraba sin dejar de comer, no estaba de humor cómo para defender al alto.

– Ya suéltalo. –Le ordenaste al gato grisáceo. Él sólo te miró y abrió su boca dejando libre a Hanma.

– Nueva marca, perfecto. –Miró las gotas de sangre que salían de su mano de "Castigo"

– Es muy lindo pero no lo entiendo... –Ladeaste la cabeza sin dejar de ver a Mio.

– Bipolar.

– Tal vez... Bueno, ya lo arreglaremos.

– Está bien. –Se levantó y se acercó a la fémina para dejar un beso en su frente–. Iré a bañarme, no espíes~

– Nunca lo he hecho y nunca lo haré. –Palmeaste su estómago a forma de consuelo.

– Nunca digas nunca. –Guiñó el ojo para luego dejarte sola en la habitación con los felinos.

– Cómo tú digas. –Reíste.

Esperaste al chico unos minutos en los cuales te la pasaste escuchando música sentada en el mueble de la sala, tenías los audífonos puestos y con el volumen casi al máximo, Mio estaba recostado en tu regazo lamiendo su pelaje y Shun estaba a tu costado durmiendo al parecer; cerraste los ojos e inclinaste tu cabeza hacia atrás, moviendo tu cabeza de un lado a otro al ritmo de la canción.

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Umm... Hola NJASBHADVH

𝔻𝕚𝕠𝕤𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕄𝕦𝕖𝕣𝕥𝕖 [Hanma Shuji x T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora