𝟛𝟘

5.2K 589 211
                                    

– ¿"Mi amado Shuji"? –El rubio leyó en voz alta y alzó una ceja junto con una sonrisa coqueta. Lastimosamente ninguno de los dos nos dimos cuenta de que alguien nos había escuchado.

– Hanma guardó el contacto así, me dio flojera cambiarlo. –Hablé para luego contestar–. ¿Qué sucede?

– Ya le di de comer a las bolas de pelos. –Se escuchó la voz del otro lado del teléfono.

– Oh, de acuerdo. Entonces ya no tendré que llamarte. –Alejé a Haruki que tenía su oreja pegada a la parte de atrás del teléfono en un intento de escuchar la conversación.

– No, hazlo. No importa que ya les haya dado de comer, podemos hablar de cualquier cosa, así como ahora.

– ¿Te sientes solo? Juega con los gatos y listo. –Ambos avanzamos unos pasos ya que varias personas se habían ida ya de la fila.

– Un gato no se compara contigo.

– Vale Romeo, ¿De qué quieres hablar? –Haruki empezó a hacer señas raras–. Espera un momento Hanma, quiero una bebida achocolatada y soba fría. –Le dije al rubio que solo alzó su pulgar luego de escuchar mi petición.

– ¿Están en la cafetería? Guárdame un poco de la bebida.

– Está bien. ¿Estás en mi departamento o en el tuyo?

– En el tuyo, específicamente, en tu cuarto.

– ¿QUÉ HACES EN MI CUARTO? –Alcé un poco la voz y las personas en la fila me miraron, Haruki hizo lo mismo solo que él se estaba riendo–. Necesito contexto.

– Estaba viendo tu armario.

– ¿Me estás robando la ropa? –Salí de la fila junto con Haruki que llevaba dos bandejas con la comida y nos sentamos en una mesa, nuevamente, no nos dimos cuenta de la persona que escuchó todo con sumo detalle.

– Puede ser que sí, puede ser que no, nunca se sabe pero a lo mejor. –Pude escuchar cómo se reía.

– Cuando llegue espero ver todo en su lugar.

– Tienes tanta ropa que ni te darás cuenta de si algo falta.

– Me da igual... Me tengo que ir, voy a comer. –Colgué la llamada sin dejar que el otro dijera más, no habían pasado ni dos minutos y ahora Hanma quería hacer una videollamada, yo lo ignoré ya que quería comer en paz; pero mi acompañante que rápidamente terminó de comer, contestó.

– Hola, mi amado Shuji-kun. –Imitó la voz de una chica, al parecer la mía y saludó con la mano.

– ¿No le ha cambiado el nombre? –Habló Hanma mientras que acariciaba a Peke J.

– Dice que le dio flojera, ¿El gato es tuyo? –Se levantó de su puesto y se sentó a mi lado, anteriormente estaba sentado delante de mí. Miré de reojo la pantalla.

– Ese no, es de mi hermano. Lo conociste ayer, idiota –Dije para seguir comiendo de mi soba.

– Éste...–Quien se encontraba al otro lado de la pantalla se levantó de dónde estaba y caminó hasta cargar a un gato con pelaje de dos colores–. Éste sí es el nuestro. –Mostró con orgullo a la cámara a Shun que estaba durmiendo.

– ¿Nuestro? –Miró a la chica y la pantalla repetidamente.

– Él me lo regaló, pero al parecer resulta que ahora es nuestro. –Terminé de comer y acerqué mi cara a la pantalla para ver qué hacían.

– ¿Te lo regaló ayer? No lo vi cuando fui a tu casa. –Asentí a la pregunta.

– ¿No crees que soy el mejor? –Sonrió victorioso.

– Regálame un gato a mí también.

– No. –Reí leve por lo que dijo–. Oh, hola Aoi.

– ¿Aoi? –Haruki y yo volteamos al mismo tiempo y vimos a la chica de cabello azul que iba pasando por ahí, la cual también fue nuestro tema de conversación hace unas horas.

– Hola Shuji-kun. –La mencionada sonrió–. ¿Por qué no viniste hoy? ¿Te encuentras bien? –Habló mirando la pantalla de mi celular. El rubio y yo nos quedamos en silencio sin saber qué decir.

– Me expulsaron. –Se sentó en mi sofá.

– Ohh qué mal, espero vuelvas pronto. –Hizo una pequeña pausa–. "Mi amado Shuji" Qué apodo tan peculiar.

– Me lo puso ____.

– Claro que no, te lo pusiste tu solo. –Dije en un tono molesto.

– Al fin hablas, hice la llamada para hablar contigo y hasta ahora solo he hablado con personas insignificantes mientras tú no me pones atención, qué malagradecida.

Aoi se tensó al escuchar aquello y bueno, Haruki simplemente se quejaba, por alguna razón la presencia de la chica me incomodaba, me daba mala espina. Sonó el timbre indicando la vuelta a clases–. Perdí mi tiempo, luego te vuelvo a llamar ____, nos vemos. –Colgó la llamada y los tres nos quedamos en un silencio realmente incómodo, aunque todo era culpa de Aoi.

– Bueno, vayamos a clases, Haruki. –Me levanté de mi puesto seguido del mencionado.

– Hasta luego, Fujiwara. –Se despidió por ambos y salimos de la cafetería.

– ¿Soy insignificante? –Susurró la peli azul y apretó sus puños–. Esto no se quedará así.

– Eso fue...

– Incómodo. –Terminé la frase de Haruki–. No esperé que pasara justamente en ese momento.

– Yo tampoco, me dio miedo. –Hizo una mueca.

– Esperemos que no vuelva a pasar, además creo que cambiaré el nombre de contacto de Hanma de una vez. –Desbloqueé mi teléfono y entré a mi lista de agregados para buscar el del bicolor, al encontrarlo lo cambié–. Listo.

– ¿Cuál le pusiste ahora? –Abrió la puerta del salón y me dejó pasar primero, el profesor aún no había llegado.

– "Idiota Hanma" Es el mejor apodo que le puedo poner. –Me senté en mi puesto, el contario hizo lo mismo.

– No entiendo qué hicieron para llevarse bien.

– Umm... No es tan mala persona. –Sonreí–. Aunque es fastidioso.

– Dejando eso de lado... ¿Qué hacía en tu casa?

– Es mi vecino. –Puse mi mentón en la palma de mi mano.

– No sabían que eran vecinos...

– Nosotros tampoco. –Lo miré y él rio.

– ¿Lo puedo ir a visitar?

– No sé, pregúntaselo a él.

– Nah, iré de sorpresa. –Entró el profesor y nos callamos para prestar atención, así pasaron las horas, era la última clase y me sacaron del salón por culpa de mi teléfono que no dejaba de sonar. Intenté apagarlo pero ya el profesor estaba de mal humor así que se desquitó conmigo, al estar fuera del salón respondí la segunda llamada que tenía de Hanma.

𝔻𝕚𝕠𝕤𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕄𝕦𝕖𝕣𝕥𝕖 [Hanma Shuji x T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora