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– ¿No te gustó? Y yo que lo hice con cariño. –Dije en un tono triste.

– Me tomaste una foto con la cara rayada, la imprimiste, le pusiste como título "El idiota de Hanma", ¿Y preguntas por qué no me gusta?

– A mí me gustó, la enmarqué y todo. –Empezó a reír.

– ¿Tienes una foto mía enmarcada en tu casa?

– Sí, ¿La quieres ver? –Caminé hacia mi departamento el cual tenía la puerta abierta y entré.

– Esto será interesante. – Cerró la puerta de su casa y me siguió.

– ¡Aquí está! –Señalé con ambas manos la foto que estaba colgada en la sala.

Hanma cerró la puerta de mi departamento, al entrar a la sala y ver lo que señalaba no puedo evitar reír–. ¿Es en serio? Pensé que era joda.

– No tengo por qué mentir, de hecho, mira. –Tomó un dardo que se encontraba en la mesa de centro y lo lanzó apuntando en la cara del chico de la foto–. Te puedo lanzar dardos sin que te quejes, ¡Es perfecto!

– No sé si sentirme halagado por esto o no.

– Lo puedes tomar como quieras pero igual no la voy a quitar, ya tengo un nuevo pasatiempo: "Lanzarle dardos al idiota". –Tomé otros dos dardos y le di uno a Hanma.

– ¿Quieres que me lance un dardo? ¿De verdad? –Me miró a los ojos con una ceja levantada.

– Es divertido.

– Divertido sería si fuese una foto tuya y no mía.

– Pues te tocará conformarte solo con tu foto. –Lancé el dardo dándole a la nariz. El bicolor suspiró y lanzó el dardo dándose en la cara.

– Ciertamente es divertido, aunque sea mi cara.

– ¿No te lo dije? –Ambos reímos y jugamos por una media hora, hicimos una competencia para ver quién tenía mejor puntería, pero quedamos en un empate y al hacer el desempate, terminó ganando Hanma.

– No puedo creer que me miraste mal por jugar a lanzarle dardos a tu cara pero ganaste la competencia de puntería. –Me senté en el mueble y Hanma hizo lo mismo.

– Eso no me va impedir ganar.

– Tengo hambre, ¿Y tú?

– Sí, aún no he comido.

– Voy a pedir una pizza. – Saqué mi teléfono de mi mochila para llamar a la pizzería pero Hanma me lo quitó.

– ¿Ahora qué? –Intenté obtener mi teléfono de vuelta pero no lo logré.

– Espera a que anote mi número.

– ¿Eh? ¿Quién dijo que quiero tu número?

– No necesito que lo quieras o no para anotarlo. –Dijo mientras movía sus dedos anotando el número–. Listo, aquí tienes.

Le quité el teléfono de las manos y lo miré– "¿Mi amado Shuji?" –Miré al chico–. ¿En serio así es como pusiste el nombre del contacto?

– ¿A poco eso no es lo que piensas de mí?

– Le lancé dardos a una foto tuya, ¿Y piensas que te amo?

– Estás tratando de ocultarlo, lo sé. –Empecé a reír por las estupideces que decía el chico, pasé un rato así hasta que Hanma me quitó nuevamente el teléfono–. Ya mejor llamo yo a la pizzería, a este paso moriré de hambre.

– Pero... Es que, ¿Yo ocultando algo por ti? –Seguía riendo–. Es imposible.

– Por ahora. –Habló mientras ponía mi teléfono en su oreja esperando a que contestaran la llamada, dejé de reírme y salí un momento de la sala para ir a mi cuarto a buscar unas cosas.

𝔻𝕚𝕠𝕤𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕄𝕦𝕖𝕣𝕥𝕖 [Hanma Shuji x T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora