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12 de Agosto de 2013

Calor, hace demasiado calor. Y el aire acondicionado está roto.

—¡Dylan! ¿Cuándo dijiste que vendrían a arreglar el aire?

Teníamos todo un piso para nosotros, en el centro de Nueva York. La sala era amplia y toda la pared frente a la entrada era de cristal con vista al Central Park. La sala se encontraba a la derecha: un sillón en forma de L de cuero negro frente a un televisor de plasma grande colgado en la pared con un equipo de parlantes. La cocina estaba a la izquierda: no había ninguna puerta entre la sala y la cocina lo que le daba más espacio, una isla de mármol negro, los muebles eran de madera blanca que hacían contraste con la isla y el piso que en todo el departamento era porcelanato negro. Una escalera al costado de la sala llevaba al piso intermedio, era un especie de balcón dentro del piso, donde estaban los cuartos y baños. Gracias a Dios, cada uno tenía su baño y un baño principal aparte. hubiera sido algo incómodo. Y por último, debajo de la escalera un pequeño cuarto que usábamos de lavadero.

Dylan salió de su cuarto solo con sus boxers puestos, ya se me había hecho costumbre que anduviera así todo el tiempo por el piso. Y la única vez que le dije algo, termine mojada de pies a cabeza ahogándome en la bañera.

—Se supone que tendría que haber llegado hace un rato ya—murmuró confundido mirando su reloj.

—¿Podrías volver a llamarlo? Quizás se olvidó que tenía que venir...

—De acuerdo.

Sonreí y besé su mejilla, entré a mi cuarto a cambiarme cuando el timbre sonó.

—¡Dylan!

—¡Voy!

—¡Gracias!

—¡Son cinco dólares!

—¡Ya quisieras!

—¡¿Louise?!

—¡¿Qué?!

—¡Visitas, para ti!

—¡Si es Goerge que suba, me estoy cambiando!

—¡Debes bajar, apúrate!

Gruñí sin contestarle. Sabe cuanto odio que me apuren, y él lo hace todo el tiempo solo para molestar. Terminé de cambiarme por un short, y una remera bastante ligera y bajé a la sala.

—Ya sabes cuánto odio que me apures—protesté mirando a Dylan—, y ve a ponerte algo si hay visitas.

—Llamaré al del service.

—Por favor, moriremos si seguimos así.

Besó mi mejilla lentamente, iba a golpearlo por hacer eso. Porque siempre lo hace cuando quiere conquistar alguna chica, y él sabía que podía golpearlo. Iba a hacerlo, cuando se acercó a mi oído y susurró.

—Me lo agradecerás.

Subió las escaleras luego de guiñarme su ojo. ¿Y a este que le picó? O, quizás es el calor ya le fundieron las neuronas. Caminé hasta la entrada y no pude evitar gritar.

—¿Cómo me encontraron?

—Hoy en día Internet ayuda mucho.

Abracé a todos emocionada, incluso a Ashton aunque luego me arrepentí. Estos últimos meses había encontrado la manera en joderme cada minuto del día, mandando mensajes, llamando y hasta cartas. No contesté ninguna de ellas, y no porque no quisiera, porque la verdad era que moría por volver a sentirlo cerca. Pero la realidad era distinta a como el la hacía parecer, porque no puede dejar de amarme pero tampoco puede resistirse a Gemma, y eso lo sé por las fotos que salen en los portales. Al parecer se olvida que ahora se está volviendo famoso y su vida privada se está haciendo pública. Es eso, o está más estúpido que antes.

Long Way Home |ND5SOS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora