No todas las personas son iguales, siempre están en constante evolución. Ni siquiera yo soy igual para todos.
Si le preguntas a un famoso pintor de cabello rojizo y a quien le falta una oreja sobre mí, te dirá que él no sabe muchas cosas, pero la visión de mis estrellas lo hacen soñar; incluso soy la protagonista de su obra más famosa. Pero, si haces la misma pregunta a un vagabundo que duerme a la intemperie sobre una acera, quizás te diga que soy el peor momento, ante la incertidumbre que traen las sombras, sin saber si despertará el día de mañana. Lo que para ti puede ser algo hermoso e inspirador, para alguien más no lo será. Porque todos tienen su propia percepción y, si me lo preguntas a mí, me parece algo hermoso, pues sería aburrido y desesperante si todo el mundo compartiera una misma opinión.
Muchos temen el ser diferentes, cuando lo que deberían temer realmente es el ser exactamente igual al resto. Las diferencias dan paso a la autenticidad y, todas las personas son distintas, auténticas a su propio estilo, con su propia forma de ver la vida. Hay un dicho que dice que no encontrarás a la misma persona dos veces en la vida, y a eso quiero agregar que, incluso podrás no encontrarla dos veces el mismo día. El ser humano tiene la gran oportunidad de pensar, meditar y reflexionar; quizás lo que pensaste hace algunos días, horas e incluso minutos, ya no lo piensas más. Al cambiar tu enfoque, cambiarán tus ideas e incluso tú mismo, porque la vida es así, si todo fuera igual siempre, ni siquiera yo, la oscura noche, me transformaría para traer paso a la cegadora luz del día.
Medito sobre esto, mientras observo con tristeza como una hermosa y distintiva chica de cabello oscuro, llora desconsolada, encerrada en el baño de su universidad. Rodeada de papeles rotos, ignora su teléfono que vibra con intensidad, hasta que, escucha unos suaves pero firmes sonidos sobre la puerta —Está ocupado. —Dice avergonzada.
—Ábreme la puerta antes de que alguien venga y tenga que inventarme una excusa sobre por qué estoy en el baño de chicas. —Resuena una voz masculina del otro lado.
Ella, sorprendida, pasa una mano por sus escurridos ojos llenos de maquillaje y lágrimas, y se apresura a abrir el pestillo de la puerta. Aún con reticencia asoma sólo una parte de su cabeza para confirmar que es él, con su peculiar corte de cabello, su gesto severo, penetrante mirada y ropaje oscuro; tan real como siempre. Tragando fuertemente, se retira para dejarlo pasar al estrecho cubículo. —¿Qué haces aquí? —Pregunta aún incrédula, observándolo entrar rápidamente, dando vistazos por sobre su hombro para comprobar que no había nadie más merodeando por ahí.
—Te estaba esperando afuera, hasta que una chica bajita rubia se acercó y me dijo que estabas llorando en el baño del primer nivel. Intenté llamarte pero no respondías así que entré. —Dijo, cerrando la puerta a sus espaldas y acuclillándose frente a ella.
—Historia. —Dijo ella, torciendo los ojos al pronunciar ese nombre en particular.
—¿Se llama así o estás nombrando asignaturas? —Preguntó confundido, antes de verla detalladamente. Dándole una mirada consternada, sacó un pañuelo blanco de su bolsillo posterior y se lo extendió, para que limpiara las lágrimas que aún descendían sobre su rostro.
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Night Changes
FanfictionUna cita a ciegas puede salir muy mal... o quizás no tanto. Un match en Tinder podría dar inicio a una historia realmente interesante, o ser el encabezado de una tragedia en los titulares. Hay muchas cosas que suceden por la noche, algunas buenas, o...