Después de dedicarse la mayor parte del miércoles a replantearse si estaba tomando la decisión correcta y su breve pero profunda conversación con Farlan, Levi se encaminó a su auto, colocando en el asiento de atrás las bolsas las cosas que había comprado en su nada placentero viaje a la capital. Se encaminó con la resolución de que debía limpiar su consciencia y ser completamente honesto con Mikasa. Le revelaría todo lo que le había ocultado hasta el momento, esperando de todo corazón que no fuera demasiado tarde y que ella pudiera aceptarlo así. Ese sería el día en el que daría el primer paso a su libertad definitiva.
Condujo todo el camino al campus con relativa dificultad, el cansancio comenzaba a cobrarle factura, pero estaba decidido a no detenerse. Llegó al lugar de siempre, a la hora precisa, cinco minutos antes de que resonara fuerte la campanada que marcaba el fin de sus clases. Aparcó un poco más lejos de la entrada habitual, debido a la falta de espacio. Se permitió un par de segundos para verse un momento en el espejo, acción que lamentó al instante al ver sus constantes ojeras, mucho más pronunciadas esta noche en especial, junto con los remanentes de un hematoma en su mejilla y la cortada en su labio inferior que aún no sanaba del todo. Con una mano estilizó su cabello y acomodó su impecable camisa, frunciendo el ceño al notar que, gracias a su largo momento de reflexión, había olvidado cambiarse de ropa, pues en su prisa por llegar puntual a su encuentro, se había puesto de nuevo la prenda que había utilizado en su última reunión esa mañana, antes de tomar el vuelo de regreso, y que se había quitado mientras se dedicaba a su exhaustiva limpieza hogareña. —Qué asco. Has caído demasiado bajo. —Se regañó a sí mismo mientras se disponía a salir del vehículo y pararse a un costado de la escalera, ocultándose mientras se sacudía las bacterias y gérmenes que sólo él era capaz de identificar. Estaba concentrado en eso cuando escuchó las voces alzadas de un grupo de personas que se iban acercando.
—No, Connie. Ya te dije que no voy a pedirle que te preste las llaves para que des una vuelta en el auto.
—Pero Mikasa...
—No.
—Es mejor así, Connie. Podría tener denuncia de robo o algo.
—¿Quieres zanjar ese tema? Creí haber dejado las cosas claras contigo el otro día.
—¿Cuál tema? ¿Que el tipo ese que viene siempre por ti es un criminal? —Señaló fastidiado el castaño.
—Déjenme en paz, ¿quieren? Ni siquiera sé por qué están aquí, si ustedes salen hasta las nueve ¿en publicidad nunca reciben clases o qué?
—Estamos aquí porque nos preocupamos por ti, Mikasa.
—Jean, no. —Advirtió.
—Es que lo que dice Eren es cierto, a mí no me da buena espina. Y sabes lo mucho que detesto darle la razón a este bastardo.
—Oye, tampoco te pases, cara de caballo. Y dinos, ¿qué tanto conoces sobre este tipo como para estar tan segura de su inocencia?
—Lo diré una última vez, y si vuelvo a escuchar una palabra sobre esto de parte de cualquiera de ustedes, par de idiotas, juro que iré con la profesora Rheinberger y levantaré un acta de acoso para que no se vuelvan a acercar a mí, ¿entendido? —La amenaza resonó con seriedad. —Levi Ackerman es un hombre decente, para nada relacionado con ningún tipo de red criminal, mucho menos un delincuente común. Él es alguien noble, inteligente, romántico y muy educado. De hecho, viene hoy desde Mitras, de una reunión importante de su trabajo. Mucho mejor de lo que ustedes pueden presumir. —Finalizó, cruzándose de brazos.
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Night Changes
FanficUna cita a ciegas puede salir muy mal... o quizás no tanto. Un match en Tinder podría dar inicio a una historia realmente interesante, o ser el encabezado de una tragedia en los titulares. Hay muchas cosas que suceden por la noche, algunas buenas, o...