Nuestra querida pareja ya se ha adentrado a ese entorno llameante que, a partir de ahora, podremos comenzar a definir como un incipiente amor, algo que apenas está naciendo y debe aún consolidarse. Luego de la noche anterior, en donde la confianza creció palpablemente, ahora deben continuar conociéndose y acercándose más de lo que ya lo han hecho en tan poco tiempo. No hay un estimado exacto sobre cuánto le toma a un humano enamorarse realmente. Algunos te dirán que son horas, otros hablarán de días, y habrá quienes que incluso mencionarán semanas o meses. Cada uno es diferente y, lo mismo sucede con las relaciones; algunas se desarrollarán más rápido que otras, es sólo cuestión de observar. Eso es justo lo que estoy haciendo ahora, observando cómo han avanzado las cosas desde el suceso anterior e imaginándome cuáles podrían ser los pasos siguientes, algo que, honestamente, me llena de emoción. Sin embargo, mi emoción decae al observar a una abatida Mikasa que, con su pijama puesta, abraza fuertemente su almohada mientras observa su teléfono, sin hacer ningún movimiento, simplemente con los ojos bien abiertos y mordiéndose la uña pulgar con nerviosismo, me sigo preguntando qué ha sucedido para verla así en tal preocupación, hasta que la escucho hablar con su silencioso confidente.
—¿Y si le pasó algo y por eso no responde? —Pregunta a su mascota, quien no detiene su minucioso acicalamiento. —Ni siquiera le llegan los mensajes y su número manda directo a buzón. —Dice preocupada. El gato se toma un par de segundos para observarla, y luego retomar su acción anterior.
Mi innata curiosidad me lleva a visitar a la contraparte en esta historia y todo termina de encajar en el momento en que lo observo, caminando de un lado a otro en la sala de su casa, con una taza de café bien cargado en una mano y un cigarrillo encendido en la otra. Sobre su mesa yacen varios cuadernos con algunas notas escritas rápidamente, decenas de hojas desparramadas por el suelo, páginas de periódicos detallando diferentes investigaciones y un par de enciclopedias del crimen abiertas de par en par. Sé perfectamente qué es lo que sucede y no puedo culparlo de haber olvidado llamarla; incluso intuyo que ni siquiera ha encendido su teléfono desde la noche anterior. Esta situación se le está saliendo de las manos y lo empieza a consumir, nuevamente. Si tuviera un cuerpo físico, me vería en la obligación de pasar una mano sobre mi frente, presa de la exasperación que me embarga ahora mismo, pero no puedo hacer nada; no debo ni puedo interferir. Sólo me queda observarlos, ver cómo Mikasa se llena la cabeza de ideas dando pie a muchos malentendidos que me llevan a pensar que no leyó la nota que él le dejó y empieza a creer que simplemente fue utilizada como una satisfacción de un mero deseo carnal. Mientras, observo a Levi dormitar de a ratos, cabeceando sobre su mesa e intentando retomar el hilo de sus pensamientos para idear algo que lo saque del embrollo en el que se encuentra metido. Me retiro esta vez, sin la certeza de lo que encontraré mañana.
Tristemente, el domingo no parece mejorar, la situación se repite y ahora, lastimosamente, los rostros que el viernes vi tan soñadores y joviales se encuentran ambos demacrados. Ella sumida en la decepción, sintiéndose usada una vez más por alguien que, según su parecer, la abandonó luego de lograr su objetivo. Él por su parte, ha sucumbido a su propia miseria, cayendo ante la desesperación que sólo puede acrecentarse con cada día que pasa.
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Night Changes
Fiksi PenggemarUna cita a ciegas puede salir muy mal... o quizás no tanto. Un match en Tinder podría dar inicio a una historia realmente interesante, o ser el encabezado de una tragedia en los titulares. Hay muchas cosas que suceden por la noche, algunas buenas, o...