43. Here without you

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El tiempo es una línea constante que avanza sin detenerse; un titán dormido que no para de trabajar

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El tiempo es una línea constante que avanza sin detenerse; un titán dormido que no para de trabajar. "El tiempo lo cura todo", dicen algunos. "Déjalo pasar y verás como se olvida", mencionan otros. Pero, Cronos no borra memorias, no. Lo que sucede en realidad es que el paso de los minutos, horas, meses, o años, hace que el dolor sea más soportable. Nada se olvida con facilidad, sólo se aprende a vivir con el recuerdo, avanzando con firmeza como el minutero que gira constante. Como la bóveda sobre tu cabeza, la cual sólo cambia de color, sin detenerse, sin mirar atrás.

Es así como he seguido avanzando, imparable igual que el mundo orbitando en el espacio. Dando vistazos momentáneos a todas las rutinas que siguen adelante. Aprendizajes, luchas; días buenos, otros no mucho. Camino como los minutos en el reloj, observando personas llegar e irse, en un ciclo tan antiguo como el tiempo mismo. Llevo narrando esta historia por mucho tiempo, tanto, que me ha sido difícil apartar la vista de los protagonistas de la misma. Pero, he debido dejarlos seguir con la ruta que ellos mismos escogieron.

En un abrir y cerrar de ojos, tres años han pasado desde que observé por última vez a la pareja que tanto anhelé juntar, para luego verlos avanzar en caminos diferentes, paralelos, pero nunca más coincidieron en alguna intersección. La vida es así, conoces gente, esta camina contigo, entrelazando su vida con la tuya, hasta que se genera una separación. Algunos siguen con acercamientos fugaces, otros, simplemente se desaparecen por completo; un susurro en el viento; un recuerdo de lo que un día fue.

Hoy, he decidido centrar nuevamente mi vista en Mikasa, antes una muchacha recién graduada de la universidad, con miedos y aspiraciones. Hoy, una mujer a punto de llegar a la tercera década de existencia, caminando decidida con muestrarios y notas, entre luces y sets de grabación. Su forma de vestir no ha cambiado drásticamente, simplemente se ha acomodado a un enfoque más profesional. Reluciendo siempre el negro sobre su cuerpo, pero ahora combinándolo con prendas y estilos más elaborados. El día de hoy, camina casual con pantalones holgados y tenis bajos, pues ha pasado corriendo durante horas, recabando información sobre textiles y confecciones para presentar en la junta a la que se dirige con apremio.

Una mujer de baja estatura, cabello castaño claro, ojos café y pecas sobre su rostro, gesticulaba con efusividad frente a la mesa llena de rostros serios y aburridos. —¡Mikasa! —Anunció alegre, recibiendo a la mujer de cabello oscuro que buscaba escabullirse hasta su asiento sin atraer la atención de nadie. —¿Cómo te fue con los materiales? Hablaba con los muchachos sobre la reducción de presupuesto que nos encomendaron los directivos, ya sabes, porque Franz quiere cambiar de locación para las escenas finales.

Ella le devolvió una mirada angustiada. —Debo tomarles medidas a los actores principales, puedo adecuarme a dos cambios de vestuario por escena, pero, debido al tipo de tela que necesitan para la iluminación y sombras, no será barato. —Anunció con una mueca nerviosa. —Pude conseguir mucha ropa ya confeccionada que nos servirá para la mitad de las escenas, sólo debo hacerles ligeros cambios a medida que rodemos, pero, incluso con eso, la suma es alta.

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