46. Back on the chain gang

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El amar y perder es una constante en la vida

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El amar y perder es una constante en la vida. Una historia tan antigua como el inicio de la humanidad. Aunque, es preciso recordar que cada batalla que enfrentas, ganadas o perdidas, traerá consigo una lección, un aprendizaje, una enseñanza. Quizás no sea fácil de afrontar, pero es así como debes verlo. Sabrás que, en un futuro, regresarás tu vista al pasado y agradecerás haber vivido esa situación, pues te ha enseñado lo que debes y lo que no debes hacer para poder mejorar.

Cada día es un aprendizaje constante, lo sé yo, que llevo mucho tiempo aquí. En cada una de mis jornadas aprendo algo nuevo, porque aún un ser inmortal, puede llevarse un par de lecciones de aquellos que viven el día al día, sabiendo que el final será inminente.

Si es así para mí, tan sólo imagina lo que puedes aprender tú.

A Mikasa Ackerman se le han impartido diferentes lecciones en su vida, unas más duras que otras, pero, ha podido seguir adelante. Tal y cómo avanza en este momento, dando un paseo, luego de abandonar un restaurante, en donde compartió un almuerzo ligero, para luego comer un postre junto a un humeante café, en compañía de un chico dulce y agradable. Sin embargo, ahora camina sin compañía, observando los diferentes escaparates que se presentan en las tiendas sin enfocar realmente su atención en ninguno de ellos. Su teléfono vibra insistente, en la pantalla se anuncia un nombre conocido y querido, que le provoca una cálida sensación tan sólo de leerlo.

—Hola, señora Arlert. —Saludó divertida a su amiga del otro lado de la línea.

—Cállate. Aún soy la señorita Leonhart. —Respondió en tono serio. —Aunque, señora Arlert no suena mal. —Meditó la rubia.

La otra chica rio gratamente, sin detener su caminata. —¿Qué tal las vacaciones en pareja?

—No son vacaciones, Armin fue invitado a tomarle fotos a las luces del norte.

—Para mí, son vacaciones.

—Deja que tu trasero se congele en la nieve y me darás la razón. ¿Cómo has estado? ¿Hablaste con ya sabes quién?

—Sí, ayer. —Respondió suspirando. —Le dije algunas cosas que sentí necesario externar. Acordamos tener un trato cordial, aunque no sé si lo volveré a ver. 

—Bueno, al menos ese es un avance en el proceso de sanación que necesitan ambos.

—Ajá.

—No quieres hablar de eso, lo entiendo.

—Es sólo que, se oye tan fácil, pero no es cierto. No puedo simplemente verlo y pretender que no siento nada, porque no es así. Y no es justo, porque, al parecer, él ya pudo superarlo y seguir con su vida.

—Comprendo, pero, ¿cómo sabes que no pasa lo mismo con él?

—Actúa como si quisiera marcar un límite conmigo, fue quien propuso que era mejor si intentábamos ser amigos. Pasaron tres años, Annie, tal vez ya encontró a alguien más. Al fin de cuentas, lo que estaba escrito en el cuaderno, no son más que pensamientos del pasado. —Expresó con añoranza.

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