La vida en ciertos momentos puede parecer difícil, complicada, estrambótica, incluso. Y, no te mentiré, lo es. Eso es un hecho. Pero, ¿qué sería de todos los humanos si esta fuera fácil? No habría aprendizajes ni crecimiento, algo tan preciado para los de su raza, la evolución. Una característica peculiar de los seres vivientes y que los hijos del hombre han empleado para su beneficio, evolucionar los hace desarrollarse y mejorar. Y, a veces, ese cambio viene de la peor manera posible, algo lamentable, pero, necesario en ocasiones.
Los días han pasado, tres, para ser exactos, desde esa fatídica noche que, honestamente, no quisiera recordar. Con tristeza observo que todo sigue igual, bueno, si consideramos la palabra "igual" como el peor escenario posible, en realidad. Lastimosamente, todo lo sucedido y las verdades que se han ocultado, han creado un daño considerable en la relación a la que le hemos dedicado toda nuestra atención. De hecho, nuestros protagonistas no han vuelto a interactuar en todo este tiempo, lo que me ha generado un profundo dolor que soy incapaz de describir. Cada jornada en la que me he hecho presente, los he encontrado devastados, alejados el uno del otro, refugiados en sus propios entornos, separados incluso del resto de personas que velan por su bienestar. Una peculiaridad recurrente cuando se está herido, alienarse del mundo para intentar repararse, evitando cualquier toque externo que podría, en lugar de ayudar, terminar de destrozar aquello que ya está hecho pedazos.
Observo a Mikasa, dando mordidas nerviosas a sus uñas, mientras termina de preparar todo lo necesario para su presentación final que se llevará a cabo en unos días. Aunque sé muy bien que, si bien su cuerpo se encuentra enfocado en su tarea, su mente divaga más allá, específicamente en una casa nuevamente obscura, en donde se encuentra un hombre agobiado, dando pasos erráticos alrededor de esta, agitando nervioso unas llaves, mientras se culpa por todo lo acontecido.
—¿Ya quieres hablar conmigo? —Pregunta una chica rubia, emergiendo desde la cocina con una taza de té caliente, a su amiga de cabellera oscura que sigue tecleando sin detenerse sobre su ordenador con mirada ausente. En lugar de una respuesta sonora, sólo recibe una negación silenciosa y unas manos frías que se extienden para recibir la bebida. —Es suficiente. —Dijo molesta. —Mira, tengo una vaga idea de lo que pasó gracias a lo que Armin me contó, pero no puedo ayudarte si no me dices tú qué sucedió realmente. Según vi y entendí, ayer que llegué, no has salido de este lugar desde el sábado. Sólo te has dedicado a responder de manera robótica y usas como excusa tu proyecto para evitar que conversemos. Te escuché llorar por largo rato anoche, encerrada en el baño. —Admitió, cambiando su tono por uno más amable, generando en la otra chica un estremecimiento involuntario. —Sé muy bien que ese estado catatónico no es sólo porque tu novio le partió la cara a tu ex por ser el maldito bocón entrometido que siempre fue. Ahí hay algo más, algo denso que no quieres compartir ni siquiera conmigo y ya me frustré. Tengo mucho miedo de que te hayan hecho algo realmente malo para dejarte así, y no quiero forzarte, pero, no puedo dejar que cargues con eso sola. Confía en mí, por favor. —Suplicó.
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Night Changes
Hayran KurguUna cita a ciegas puede salir muy mal... o quizás no tanto. Un match en Tinder podría dar inicio a una historia realmente interesante, o ser el encabezado de una tragedia en los titulares. Hay muchas cosas que suceden por la noche, algunas buenas, o...