La música se escuchaba alto, Sara y yo estábamos a fuera de uno de los centros nocturnos más concurridos en los bajos mundos, era un lugar lleno de perversión e indecencia.
Borrachos tirados a media calle, unos cuantos más caminando hacia el callejón más cercano, olía a alcohol barato, subí el gorro de mi sudadera, ella se puso unas gafas y un gorro a la moda, la gente bailaba sin nada de cuidado en el espacio personal, Sara y yo comenzamos a bailar para camuflajearnos.
Después de varias canciones Diana llegó, conocía a varios de los chicos que llegaron con ella, entre ellos aquel chico que manejaba, aquel fatídico día, Georgi Popovich, la seguía atento, quizá esperando el momento en el que ella le diera una mirada.
Se levantaron a bailar, mientras Sara me hablaba al oído, dando una atmósfera de que éramos una más de las parejas en medio de la pista - Diana es muy caprichosa, le gusta ser el centro de atención, no te puedo decir con quien te engaña, porque ella simplemente le gusta cambiar de parejas a menudo, creo que está encaprichada contigo, es el simple hecho de tener algo seguro en su bolsillo, aunque ande en varios cuartos de hotel, tu lo entiendes, no se que quieras hacer pero... Observala, siempre viene a este lugar o a otro bar de la zona rosa, la he visto coquetear con varias chicas también, se inteligente Yuri.
Asentí, me alejé con ella, después de verla desaparecer del brazo de un chico, ahora que entendía mis pensamientos, ella había perdido toda importancia para mí.
Caminaba por la calle, llegué a casa para percatarme que estaban todas las luces apagadas, no había nadie, un mensaje en el refri me dijo, que habían salido a visitar a Viktor.
Me senté en la sala, pero solo unos minutos me bastaron para entender que existía un lugar donde si podía llegar, seguí mi camino, el apareció en mi campo de visión, con su bicicleta y su uniforme deportivo, el sudor bajaba por su frente, se sorprendió al verme.
Sonreí al instante, di pasos hacia el queriendo estar cerca - vine a secuestrate, vamos a cenar a algún lado, qué dices?.
- No puedo cenar en cualquier lugar, la última vez que veniste con esas intenciones, no salí del baño en varias horas, disculpa pero no quiero visitar el hospital de nuevo.
- Yo no tengo la culpa de que tu estómago sea débil, te falta conocer el mundo, comer cosas distintas fortalecer tu flora intestinal.
- Sabías que la diarrea barre la flora intestinal?, a veces me sorprende que sigas vivo aún con tus imprudencias.
- Otabek... No quiero ser más ese chico imprudente y temeroso.
- Estas muy raro últimamente, me vienes a visitar seguido, ya no te oigo parlotear ni presumir sobre tu novia, no sé que te sucede pero... Si estás deprimido deberías ir a ver a un terapeuta.
- Alguna vez has perdido algo tan importante, que sientes que no puedes seguir sin ello?.
- Si... Perdí la paciencia contigo.
- Hablo encerio, Otabek... Yo... Soñé que te perdía...
- Perderme?, tienes la fortuna de ser importante para mí, y yo tengo el calvario de seguirte a todos lados, no seas sentimental, eso no va contigo.
- Soñé que te perdía... Soñé que dejabas este mundo y que no pude decirte adiós - el se quedó quieto, negó con la cabeza, me invitó a pasar, pidió una pizza y se metió a bañar, puso su música favorita quizá queriendo que mis palabras y aquella platica fuera olvidada, pero no podía olvidar aquella sensación de opresión en mi pecho, no podía seguir adelante después de llorar tanto por el.
La moto del repartidor sonó, corrí por ella, su madre estaba fuera en una más de aquellas citas de reconciliación, que tenía con su esposo, ya conocíamos aquello, terminarían sonriendo para después pelear de nuevo.
Con un refresco en la mano, unos vasos, y la caja de pizza, fui a su habitación, abrí la ventana el aire estaba cálido, el agua de la ducha dejó de escucharse, el caminaba por la habitación, con el torso desnudo, buscando una playera que ponerse y aquello me parecía la mejor vista posible.
Los músculos de su espalda se marcaban, las gotas de agua caían de su cabello, se resbalaban por su piel haciendo un perfecto recorrido, incluso sus glúteos se veían aún más redondeados en aquel bóxer azul marino que llevaba puesto, sentí tanto calor por ello, pero mi vista no podía apartarse de él, lo veía secarse frente a mi tentando mis pensamientos.
He tenido varias experiencias totalmente heterosexuales en mi haber, pero mirar el cuerpo semidesnudo de mi mejor amigo, lograba que mi entre pierna reaccionara al instante, jamás me había percatado que Otabek Altin era terriblemente atractivo.
Mis pensamientos lograron hacerme imaginar muchas cosas, no noté cuando el se percató de mí mirada - qué tanto me miras?, también quieres tener un cuerpo como el mío?, podemos ir a entrenar si quieres - me dijo, mientras peinaba su cabello hacia atrás, mirándose al espejo.
Sus brazos se movían de atrás hacia adelante, esos brazos fuertes que comenzaba a imaginarme que me sostenían, me puse serio por ello, el lo notó de inmediato, comenzando a reír - no me malentiendas Yuri, no te estoy diciendo escuálido o algo así, solo que me miras demasiado, empiezas a asustarme.
- Creo que he descubierto algo...
- Encerio?, qué descubriste?.
- Qué de verdad eres demasiado atractivo - el se detuvo, sus movimientos comenzaban a ser torpes, logrando tirar su desodorante.
- A qué viene eso?, por qué de repente dices esas cosas?, estas enfermo?.
- Te pone nervioso que te lo diga? - se agachó a recoger su desodorante, miró la etiqueta queriendo ahogar su nerviosismo, sonreí de medio lado, el se quedó en silencio.
- Nunca me has dicho eso, por qué ahora estás tan consciente de eso?.
- Soñe que te perdía...
- Vas de nuevo con eso?, los sueños son solo sueños.
- Los sueños son solos sueños, pero los que te involucran no lo son, porque son importantes, para mi lo son - se dio la media vuelta, buscaba una película en su celular tratando quizá de hacer a un lado mis palabras, pero no podía ser más serio en esto, porque lo quiero, de todas las maneras posibles.
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Ojalá Pudiera Verte
FanfictionYuri Plisetsky busca desesperado a su gran amigo, lo último que recuerda, es ver su espalda alejarse de él, a veces la vida te cambia en un solo instante, a veces te das cuenta de lo más importante, cuando es demasiado tarde, podrá tener otra oportu...