Capítulo 21

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Sus besos eran lujuriosos, lleno de deseo y sus manos al tocar mi piel quemaban, mi cuerpo reaccionaba a el, como si fuera un adolescente de nuevo.

Me agite al sentir sus caricias y sus manos recorrían mi cuerpo, mis piernas se sentían débiles, por mi mente pasaron muchas cosas, ninguno de mis pensamientos eran decentes.

Su madre tocó la puerta, justo cuando estaba a punto de perder la decencia - Otabek apúrate... El desayuno se enfriara - el solo dio una respuesta afirmativa, quien se había enfriado, era yo con mi entre pierna.

Solo me dio un beso y nuestro momento erotico terminó, tarareaba feliz al regreso a mi casa, cuando una chica llamó mi atención, la conocía Diana estaba frente a mí.

- Te he venido a buscar desde ayer en la noche, no llegaste a dormir, donde estabas? - me reí de ello, ella no tenía derecho de reclamar nada.

- Te has dado cuenta lo ridícula que te escuchas?, no tengo porque darte explicaciones Diana tu y yo terminamos, lo sabes.

- Lo he pensado y no lo acepto, creo que podríamos llegar a un acuerdo.

- No es que lo aceptes o no, porque realmente no te estoy pidiendo autorización para terminar, ya no te quiero en mi vida así de simple.

- Tienes a alguien mas? - negué con la cabeza, eso estaba fuera de la poca paciencia que ya poseía por ella.

- Eso no te importa, terminamos Diana.

- Tienes a alguien yo lo sé, ahora quién te abrió las piernas? - la miré lleno de enojo, ella comenzó a reír - o quizás eres tu quien ahora abres las piernas?.

- Mira Diana, vete... Es lo mejor que puedes hacer antes de que pierda los estribos.

- Sales con Otabek?, es eso?, no me digas que ahora te diste cuenta que lo quieres y yo estorbe tanto que solo necesitaste una excusa.

- No fue una simple excusa, me has sido infiel y has jugado con los sentimientos de los demás, por favor se coherente y deja de meterte en mi vida.

- OK, ok, me equivoqué, si ya no hay posibilidad de nada, solo ayúdame una sola vez, mi prima hará una fiesta en grande, mis padres no me dejaran ir si tu no vas conmigo, por favor hasme ese favor.

- No estas en condiciones para pedirme nada.

- Juro que será la última vez, no volveré a molestarte, aun no les digo a mis padres de nuestro rompimiento, así que por favor, solo esta vez.

- Déjame pensarlo.

- Gracias - la vi irse, movia su cadera como siempre me había gustado, pero ahora no había amor de por medio, solo un deseo enorme de alejarme de ella.

El reloj pronto marcó las 3, cuando el tocó a mi puerta, con su uniforme deportivo y su bicicleta - quieres ir a dar un paseo? - me preguntó, asentí perderme con Otabek, era una buena idea.

Aunque tenía una bicicleta vieja y oxidada que nadie de la familia usaba, decidí ir con el, teniendo un pretexto para cruzar mis brazos en su tórax.

La tarde era tranquila el aire era húmedo como si en cualquier momento fuera a llover, fuimos a aquel lugar donde dejamos nuestros sueños de niños, aquel lago daba paz y tranquilidad y por esta vez quise preguntar - cuando supiste que te gustaba?.

- Quizá siempre lo supe, para mi siempre eras la definición de lindo y hermoso, mientras todos los demás veían bonitas a las chicas, yo te veía bonito a ti - me sonroje.

- Y tu... Desde cuando te diste cuenta que te gustaba? - guarde mis palabras, miré al cielo.

- Quizás no me creas pero... Soñé que te perdía, la sensación de no volver a verte fue tan pesada tan difícil de sobre llevar, quizás siempre me gustaste pero la imagen de lo que vi en Rusia, siempre se repetía en mi mente y me hacia volver a ser correcto, siempre has sido mi héroe, siempre preferí verte a ti que a los bailes sosos de las niñas, verte sudando siendo genial causaba muchas cosas en mi, quizás pienses que no me gustas pero de verdad lo haces, de verdad me gustas.

- Yuri, si esto es un sueño, no despiertes, tengo tanto miedo de que un día descubras que no me querías después de todo.

- No pienses en eso... No lo pienses por favor - tenía todo el derecho de sentirse así, el me vio enamorado varias veces, me vio con distintas chicas, para el quizá lo nuestro era una simple etapa, pero para mi significaba todo.

Comencé a reír, me levante para correr al lago, me quite mi pantalón y todo lo demás para quedarme en bóxer.

El lago era profundo en ciertas aéreas, no había llovido últimamente por lo que la fuerza de la corriente era casi nula - quien se meta al último es un idiota!! - le dije.

- Eres un tramposo Plisetsky!! - me gritó para acompañarme a sumergirme en el lago, aunque la agua era fría y me hacía tiritar, Otabek me hacía sentir cálido y amado.

Comenzamos a nadar empujandonos varias veces y haciendo apuestas de quien nadaba más rápido, comencé a coquetearle para distraerlo y me dejara ganar, logré mi cometido varias veces.

De pronto comenzó a llover, corrimos a la orilla buscando un atajo, un árbol grande y frondoso nos dio refugio en lo que  nos vestimos, pero la lluvia no daba tregua, así que el comenzó a pedalear bajo la lluvia, de pronto éramos de nuevo aquellos niños que jugaban bajo la lluvia.

Regresamos a ser los mismos niños traviesos que reían aunque estuvieran terriblemente mojados por ello, llegamos a mi casa y el silencio me avisó que mis tíos aún no llegarían - quieres pasar?, estas muy mojado - el asintió, la puerta se cerró detrás de nosotros, pude sentir que mi corazón dio un pequeño salto.

En cuanto estuvimos dentro fuimos a mi habitación, mi ropa no le quedaría pero engañandolo completamente fingí que le prestaría ropa seca.

La ropa caía haciendo un sonido sordo, aunque mi cuerpo tiritaba por el frío, seguro de mi mismo lo dije - podemos continuar con lo que hacíamos bajo la regadera?.

Ojalá Pudiera VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora