Capítulo 28

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Con prisa salí de la casa, la comida tailandesa se quedó en la mesa, Viktor no cuestionó nada, solo subió al auto y comenzó a manejar, la lluvia comenzó a aumentar, parecía un diluvio y el aire de la tormenta dificultaba la visibilidad.

El golpeteo en mi corazón era fuerte y doloroso, comencé a marcarle pidiéndole a los cielos que tomara la llamada, el teléfono mandaba a buzón, Viktor también estaba inquieto al ver mi estado de ansiedad, de pronto todo pareció un deja vu.

Otabek murió en la época de lluvias, en el lago con su uniforme deportivo, la crecida por las lluvias torrenciales era demasiada, y mi corazón seguía latiendo tan fuerte que pensé que se saldría de mi pecho.

Cerca del centro deportivo un cable de electricidad estaba caído, los policías pedían tomar medidas alternas y Viktor comenzó a maniobrar para dar la vuelta, tomar un camino alterno indicaba 20 minutos de diferencia, me subí el gorro y el cierre de mi sudadera, le pedí que me diera el encuentro en el lago, mientras yo corría cuesta arriba en aquel lugar, antes de bajarme del auto, un carro deportivo se color rojo pitaba como un lunático.

Aquel auto deportivo tenía la música a todo volumen y una chica conocida estaba sentada como copiloto, los gritos de celebración y el pitido del claxon del auto, eran la combinación perfecta.

Parecía que celebraban a su equipo favorito ganando un mundial, y el miedo se apoderó de mi, qué era tan importante para que ellos celebraran?, corrí más fuerte, corrí tan rápido que sentía como si mi corazón golpeteaba en mis oídos.

Jamás aquel camino me había parecido tan largo, las luces del alumbrado público parecían fundidas, la zona estaba más oscura que nunca y la lluvia no daba tregua.

El agua corría por mi cabello, escurría por mi cara dificultando mi visión, recorrí el área corriendo - Otabek!! - gritaba, el sonido del lago que ahora parecía salvaje me causaba escalofrios - Otabek!!, Otabek!! - gritaba, no había nadie alrededor, estaba vacío tanto que pensé que mi miedo había sido infundado.

Los relámpagos comenzaron a caer de nuevo, me daban un poco más de visibilidad, recorrí un tramo grande sin rastro de el, volví a sacar mi celular, la línea estaba muerta.

Cerca del puente principal, mi pecho comenzó a doler, mi mala condición física daba ese resultado, el estruendo de un trueno cayendo cerca cimbró el piso, me tape los oídos y me agache al ver la luz.

Algo llamó mi atención, un equipo de protección estaba tirado cerca del lugar, mis miedos se hacían presentes y corrí como un lunático gritando su nombre - Otabek!!, Otabek!!, dónde estás?!.

Su bicicleta estaba tirada a varios metros, tenía una abolladura en la parte trasera y me sentí morir, me acerqué al lago, no podía ver nada, pedía a mis padres en el cielo que me ayudaran, pedía ayuda del dios supremo, no deseaba verlo morir de nuevo.

Me acerqué a la barandilla de seguridad del puente, me subí a ella buscando desesperado en el río, alguna señal de Otabek, no había nada de ello, mi pecho dolía, quería gritar, quería morir.

Pronto el pitido del claxon de Viktor me hizo agradecer al universo, el bajó del auto asustado, yo corrí tras el - su bicicleta... Su equipo todo esta tirado y el no está!!, por favor Viktor ayúdame!!, ayúdame a buscarlo, el va a morir!! - mis manos temblaban, el asintió y la lluvia comenzó a aumentar.

Parecía un ciclon, o un huracan nos separamos buscando algún indicio de su presencia, Viktor llamaba a los números de emergencia, mientras yo corría desesperado pidiéndole a la vida que el apareciera.

Cerca de la zona creciente un bulto sobresalía, era la zona con más corriente, me acerqué con miedo, atorado en una rama enorme de un árbol caído, las franjas neon de su uniforme deportivo sobresalían, el estaba flotando y mi vida se detuvo.

- Dios Otabek!!, Dios... - me arrojé con prisa, su cuerpo se movia por la corriente y el no hacia nada por detenerlo, la corriente era pesada, mis pulmones dolían y no dejaba de gritar asustado, el miedo se apoderaba de mi, jamás me sentí tan torpe - Viktor!!, Viktor!!, ayúdame!!.

No recibía contestación, dejé de escuchar, mi cuerpo se sentía pesado y mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho, cuando me acerque lo suficiente vi una mancha carmesí bajando de su frente, estaba inconsciente y parecía que no respiraba.

Viktor se lanzó también, su cuerpo estaba atorado y la corriente comenzaba a aumentar.

Entre los dos lo sacamos arriesgando nuestra propia vida, cuando llegamos a suelo firme Viktor acercó su oído a su pecho, negó asustado, jamás lo había visto tan asustado - Yuri... Su corazón dejó de latir.

- No... No es verdad!!, no es verdad!! - el sonido de las ambulancias se escuchaban distorsionadas a lo lejos y yo no dejaba de gritar.

Me aferraba a el sintiendo que nada había valido la pena, Viktor me empujó, le dio respiración boca a boca y comenzó a hacer compresiones torácicas, me levante gritando por ayuda, las torretas del servicio de emergencia se veían más cerca, los paramédicos bajaron en medio de la lluvia, uno de ellos checo su pulso - no respira, pero tiene pulso - relevaron a mi primo y comenzaron a darle reanimación, lo subieron a una camilla mientras no dejaban de darle compresiones, en cuanto estaba arriba, me subí con el, Viktor arrancó el auto y la ambulancia comenzó su marcha.

Comenzaron a meter un tubo por su garganta y el agua en sus pulmones comenzó a salir como un torrente, y el monitor que le conectaron marcaba 42 latidos por minuto, aceleraron la velocidad, el estaba muriendo.

No necesitaba conocer de medicina, los paramédicos actuaban con prisa, el rostro de preocupación de ellos reflejaba el estado de las cosas, una herida en su frente no dejaba de sangrar, junte mis manos y le pedí al cielo que el no se fuera, pedí a la vida que el no me abandonara, la ambulancia se detuvo, llegando al hospital más cercano, una camilla con personal médico salió a nuestro encuentro, y el fue bajado con un tubo en la boca, entró al área de emergencias y las puertas se cerraron tras el, mis manos temblaban, una asistente se acercó a mí, pidiendo los datos de Otabek y ahogando mis sollozos, le dije cada dato necesario, mi ropa estaba mojada, mi vida estaba detenida y el corazón de la persona que más amaba, estaba dejando de latir.

Ojalá Pudiera VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora