Capítulo 25

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En cuanto salió de la cocina cambió el capítulo de la serie, pero que se sentara en el otro sillón debió decirme algo, pero al verlo comentar su serie favorita como si nada, pensé que estábamos bien, el peor error siempre ha sido suponer las cosas, guardar silencio, el era un excelente actor y yo un idiota que no sabía leer entre líneas.

Pronto inició el entrenamiento previo para una competencia amistosa entre universidades, su entrenamiento lo absorbió y yo lo apoyaba desde la lejanía, es lo que una pareja sana haría, estaba enamorado pensé que el lo sabía, a veces se me olvida que el siempre vivía con dudas, el siempre se consideró gay, pero yo había pasado por varias mujeres a lo largo de mi vida, había conocido diferentes hoteles del brazo de una chica y aquello eran motivos de inseguridad para el.

Le mandaba mensajes a diario, que el contestaba después de varias horas, de pronto buscarlo en su casa y no encontrarlo se convirtió en algo natural, mentiría si dijera que no me sentía solo, porque sí, lo extrañaba demasiado.

Pronto la fiesta donde acompañaría a Diana llegó, en el auto de Viktor fui a su casa a recogerla, la fiesta seria en un centro nocturno demasiado concurrido de la ciudad, en la zona vip, las botellas de licor costoso, abundaban junto con la música escandalosa, los amigos en común entre Diana y yo se acercaban.

Preguntaban por nuestra relación y ella contestaba muy animada al respecto - Yuri y yo nos dimos cuenta que vamos por caminos diferentes, decidimos ser buenos amigos y fue la mejor decisión.

Todos celebraban nuestra madurez y me sentí seguro, porque quizá ella no era la mujer horrible que me imaginé después de todo, cuando la música comenzó a ser más ruidosa, me di cuenta que algo me hacía falta y era el.

Era su presencia, era el tono de su risa, dicen que extrañar a alguien es necesitar su presencia, no en la soledad, si no cuando estas rodeado de gente y piensas que la presencia de la otra persona es lo que hace falta para complementarte, ahora rodeado de gente, extrañaba a Otabek Altin a morir.

Eran apenas las 10 de la noche, y era el idiota más grande, tomé mi celular viendo su última conexión, tenía más de 6 horas inactivo, Diana se percató de ello, se sentó a mi lado - está todo bien? - negué - las cosas van mal con el? - asentí.

- Creo que debo irme, no me siento a gusto aquí, puedo regresar por ti más tarde - ofrecí aquello pidiendole a los cielos, que no necesitara mi ayuda, quería regresar a casa, bañarme y meterme bajo las sábanas, para lamentar mi vida.

- Eres muy amable, pero no es necesario le diré a los chicos que me vayan a dejar, no te vayas aun.

- Lo siento, no me siento cómodo aquí.

- OK, ok, tomate una copa conmigo por los buenos tiempos y vete después - asentí - vayamos a un lugar más privado, podemos ir al balcón es un buen sitio - era lo último, el balcón de la zona Vip tenía una vista al centro de la ciudad, ella desapareció entre la gente, mientras yo me perdía en mis pensamientos, miré de nuevo su contacto, marqué su número deseando escuchar su voz, la llamada no fue tomada, Diana apareció con unas bebidas rosas, me dio palmadas en la espalda en señal de apoyo.

- Qué ambos alcancemos la felicidad - brindó conmigo, agradecí por ello, deseaba que al final del camino, ninguno de los dos arruinara su vida, me tomé la bebida deseando poder irme pronto.

La música comenzó a ser más fuerte, ella me jaló al centro de la pista, no quería hacerlo pero buscaba en mi cabeza un pretexto para desaparecer.

La música sonaba y de pronto sentí que algo no estaba bien conmigo, las luces neón del lugar dejaron de tener nitidez, no sentía el suelo donde pisaba y mi cabeza se sentía aturdida, tan aturdida que comencé a marearme, comencé a caminar hacia el baño, pronto mi ropa comenzó a pegarse a mi cuerpo, el sudor era demasiado, ella me hablaba y sentía que no la entendía por completo.

Mis manos comenzaron a temblar y ella me siguió - estas bien? - negué.

- Me siento muy mal... Creo que necesito ir a un hospital... - ella se asustó, me ayudó a entrar al baño, mojó mi cara con agua fría, hizo un par de llamadas y tomó su bolsa para acompañarme al auto.

- Yuri... Te ves mal, llamé a un amigo nos llevará en tu auto al hospital, no podemos dejar el auto abandonado aquí.

- Como quieras... - mi cabeza se sentía pesada, como si una enorme caja fuerte estuviera siendo cargada por ella, me ayudó a subir al asiento trasero, cerré los ojos con la vista nublada.

Jamás me había drogado, pero ahora podía jurar que algo no estaba del todo bien conmigo, estaba totalmente adormilado cuando un golpe fuerte en la ventana del auto me hizo saltar, abrí los ojos dandome cuenta que Otabek estaba afuera, quise levantarme cuando sentí mis pantalones abajo, y Diana estaba sentada en mis piernas con su blusa alzada - pero que demonios?! - la empujé y rodó por el asiento, aun estaba mareado salí como pude del auto, estábamos en una calle poco transitada, no se en que momento moví mi auto a esa zona, ahora no estaba nada seguro de lo que había hecho, pero me di cuenta que aparte de tener abajo mis pantalones, tenía ya un condon puesto.

Tenía varios días sin ver a Otabek, todo me incriminaba y lo único que me daba era su espalda, parecía un deja vu, me dolió el corazón, en mi otra realidad, lo último que vi fue su espalda, ahora era lo mismo.

- Qué haces aquí?! - fue lo único que salio de mi boca, debería tener varias cosas que decir, debería buscar argumentos para decirle que no tenía idea de cómo terminé en aquella situación pero lo único que estaba haciendo era hundirme aún más.

- Siempre lo supe Yuri, pero quise creer que no sería así, tu jamás vas a ser sincero, tu amor no es real, tampoco tus palabras, verte jodiendo con tu ex, no es la clase de última imagen que quería de ti.

- Qué me estás diciendo?.

- Qué no nos veremos más, no seré tu tapete, no me tiraré al suelo mientras te veo joder sin problema con mujeres, no seré un amigo cuando ya supe lo que es tenerte.

- Estas terminando conmigo?!.

- Tu que crees?!.

Ojalá Pudiera VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora