Capítulo 17

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Si en esta realidad el no me ama, buscaré el modo en que lo haga, buscaré la manera de ganarme su corazón, buscaré la manera en la que sea mío, solo mío.

Suspiré odio con todo el alma, estar en las sombras, odio imaginarlo con alguien mas, odio ese coqueteo constante que existe entre el y aquel chico, odio un mundo donde el no me mire solo a mi.

Siempre fui un tipo seguro de mi, demasiado orgulloso para perder, en mi mundo, no existe la posibilidad de que el no me ame, pero si eso fuera así, qué haría con mi vida?.

No me quedó nada más, que morder mis labios, debía darme valor para hacer lo único que se me ocurría, si el declaró su amor por mi, por qué no debería ser esta vez, el valiente?, por qué yo no podría hacerlo?.

Me levanté de mi asiento, pero cuando por fin tuve el valor, el desapareció de mi vista, aquel chico bonito ahora estaba solo en la barra, lo busqué con ansiedad, hasta que a lo lejos lo vi, caminaba mirando su celular, las calles estaban vacías, las altas horas de la noche lo ameritaban.

Seguí su camino, el miraba el cielo, se perdía con la música en sus oídos, a mi manera de ver la realidad, su espalda era musculosa, su manera de andar era tentadora, y su sonrisa de medio lado, era tan encantadora que parecía ser un hechizo, estaba enamorado de aquel chico que estaba perdido en sus pensamientos.

Era un perfecto acosador que no veía su vida sin él, seguí cada uno de sus pasos, se dirigía a su casa, era bastante obvio, pero estaba tan absorto en si mismo, que no se dio cuenta de mi presencia.

No se daba cuenta que lo seguía, no se daba cuenta que el era mi mundo, las calles tranquilas, el aire fresco que acariciaba nuestra piel, su sola presencia que era lo suficientemente fuerte para hacerme sentir estúpido, todo era un conjunto de casualidades que movían mi mundo gris.

Estaba en la calle principal, el semáforo se puso en verde, se detuvo y yo con el, pero no bastaron más segundos, cuando un auto comenzó a pitar desesperado, un auto rojo con placas numéricas, con un gran dibujo de unas flamas a los costados, un escalofrío inundó mi ser, reconocía ese auto.

Esta vez, Georgi no era el conductor, era otro tipo iluso que a penas había visto, mi mundo se detuvo, parece que el mundo se empeña en apartarlo de mi lado.

El auto estaba detenido, varios chicos estaban fumando en el auto, insistentes miraban a Otabek, mientras jugaban a arrancar a gran velocidad, el motor era demasiado ruidoso, sus intenciones eran claras.

Pero algo me movió, en cuanto el semáforo cambio a rojo, las llantas del auto rechinaron, pero fui demasiado listo, para tomarlo de su brazo y jalarlo conmigo, antes de que el comenzara a caminar - corre Otabek!!, corre!!.

El no entendía, su mirada de sorpresa era grande, pero aún así, sin preguntar me siguió, eramos unos tontos corriendo por las calles de la ciudad, en esta realidad primero moriré yo, que tu.

En esta realidad daré toda mi felicidad por verte bien, en este mundo no sufriré tu perdida.

Corríamos por las calles de la ciudad, mientras el auto rojo nos seguía, por fin logramos atravesar el enorme parque principal de la ciudad, algunos perros comenzaron a correr con nosotros, corrimos hasta que el aliento se fue de nosotros.

Me faltaba el aire, me dolía el pecho, el solo me observaba en silencio, al igual que yo estaba cansado, pero valió la pena, por que pudimos huir - por qué estábamos corriendo? - fue lo primero que me dijo - creo que mis piernas van a romperse.

- Ellos querían lastimarte, a caso no te diste cuenta? - me faltaba el aire, me dolían los pies, mis manos temblaban, era un manojo de nervios.

- Estaban jugando, siempre juegan de esa manera, al final no harán nada.

- Pudieron lastimarte, pudieron herirte, no es una broma ni un juego, entiendelo.

- Yuri, últimamente estás fuera de ti mismo, qué te sucede?, estás bien?.

- Si te lo dijera no lo entenderías.

- Sigues preocupado por tu sueño?, somos jóvenes Yuri, la vida apenas comienza, deberías dejarlo pasar.

- Quieres que deje la posibilidad de perderte de lado?, eres idiota?.

- Hablas como si te importara demasiado y eso me halaga, pero tranquilo nada me pasará, por cierto qué haces en las calles a esta hora?, saliste con Diana?.

- Terminé con ella.

- Por qué?!.

- No finjas que te sorprende, tu debes saber mejor que yo los motivos, después de todo, es un secreto a voces, que me pone los cuernos, creo que debo tener varias astas en mi frente.

- Nunca fue mi intención no decirte, solo pensé que no ibas a creerme, la quieres demasiado, lo has demostrado, he incluso pensado que te casaras con ella en un futuro, lo que menos quería era lastimarte.

- No tienes porque pensar en ello, la culpa es mía por ser tan ingenuo.

-Estas bien!?.

- La verdad, adoro la idea de seguir adelante sin ella, creo firmemente que no la necesito más en mi vida.

- Debería asustarme?, qué te hizo cambiar de opinión? - negué con la cabeza, la persona que me había hecho cambiar de opinión estaba frente a mi, haciendo un desastre a mi corazón, lo amaba terriblemente y aún con ello, mi amor estaba en las sombras, pero aún con ello, me di el valor de decirlo.

- Recuerdas a aquella chica que me escribía cartas?, esa niña que era linda y que era demasiado tierna? - el asintió - la he encontrado, siento que por fin pude averiguar quien es, pienso conquistarla, salir con ella, darme una oportunidad, qué opinas?.

- La encontraste?, cómo lo lograste?, quién es?.

- No importa quien sea Otabek, no importa si es lo que me imaginé o no, voy a amarle como lo prometí, para siempre.

-Estas seguro que es ella?, de pronto puede ser un engaño - sonreí, estaba siendo injusto, pero debía acorralarlo hasta tal punto, que el sin dudar confesara su amor, no tiene nada de que preocuparse, porque yo dejaré todo por el.

Ojalá Pudiera VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora