7 de septiembre 1984.
Luego de la gran noche donde Jimena y yo falsificamos las firmas, nos despertamos temprano y corrimos a la escuela con una gran sonrisa dibujada en nuestros rostros.
—Oye...—me tomó la mano antes de entrar—gracias por tu ayuda, algún día te lo pagaré.
Sonrió tímidamente.
Nuestros labios intentaron juntarse, en un beso, sin embargo, llegó el supuesto novio y me golpeó la cara, mientras la chica de la última vez la jalaba del cabello.
— ¡Déjala en paz! —Le di un fuerte puñetazo al rubio bravucón.
Aquella acción le había roto la nariz. Sus chicos ya me sujetaban con fuerza, pero apareció la directora y nos envió a todos a la dirección.
—¿Qué demonios está pasando entre ustedes señoritos, y también con su compañera! —Preguntó la directora, quien estaba furiosa.
—Yo solamente me defendí, profesora, Jimena y yo estábamos a punto de entrar cuando... —Me interrumpió el rubio.
— ¡Cállate! —espetó el chico— ¡cuando este imbécil quería besar a mi novia!
—A ver, Gabriel Alonso, en primer lugar, nade calla a nadie en mi oficina, yo soy la única que hace eso, en segunda, yo lo vi todo, y Daniel tiene razón, los vamos a suspender a todos, llamaré a sus casas. —Respondió con tranquilidad.
Miramos a la directora de una forma maliciosa.
—¿O que les parece si nos piden una disculpa frente a toda la escuela? —Preguntó Jimena.
—Tienen toda la razón, antes de que se vayan, lo van a hacer, acompáñenme.
La gente ya empezaba a murmurar en la salida de la dirección.
—directora, tengo que hablar con usted y con Daniel, por favor...—Nos pidió la maestra de artes.
—Por supuesto, deme un momento. —Sonrió la directora.
Salimos todos al patio donde se juntó toda la escuela.
—¿Cómo se dice, señores? —Preguntó la directora y todas las profesoras.
—Nunca sentiremos lo que les hicimos, y lo que hicimos se lo merecen. —Mencionó Gabriel y su pandilla.
—Bueno, si van a seguir así, están expulsados de la escuela, no queremos a niños que tengan este tipo de comportamientos, y si no vienen sus padres, pondremos una denuncia...—Respondió la directora con un suspiro.
Toda la escuela comenzó a sisear, expresando desaprobación hacia los compañeros.
—¡Silencio todos, ustedes, acompáñenme! —Les ordenó la directora.
Luego de unos minutos, la gente comenzó a celebrar.
—Finalmente esos chicos molestos se van, y todo gracias a ustedes, gracias por plantarle cara...—Nos agradecieron todos.
—No hay de que, pero tengan cuidado, hay demasiadas personas que son iguales, pero debemos estar juntos, como yo lo estoy con mi amiga.
Jimena me abrazó y correspondí dulcemente.
Fuimos juntos a la oficina de dirección donde esperamos para hablar con la profesora de artes y entregarle nuestros permisos.
—Dígame, maestra Valeria, ¿tiene las pruebas que digan que Daniel es su hijo? —Le preguntó mientras corríamos a escondernos.
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Tengo Miedo a Perderte
RomanceDaniel Martinez, es un hombre sumido en la tristeza al descubrir que el amor de su vida tiene Alzheimer y poco a poco lo va a ir olvidando. Sin embargo, esta curiosa pareja tiene un secreto sobrenatural... ******************* Ella ha escapado de var...