Tengo Miedo a Perderte

VIII. El gran escape.

Tomamos las maletas y las cargamos en brazos. Corrimos al tren y nos metimos dentro.

—¿Tienes una idea de cómo podemos disfrazarnos para esto? —Le pregunté mientras apartábamos una habitación.

Me dio uno de sus atuendos y me vestí con él.

—Es una suerte que tengas un cabello tan largo...—Soltó una risita.

Una persona nos pidió los boletos y se los entregamos.

Los policías ya nos estaban buscando mientras el tren comenzaba a avanzar lentamente.

Poco a poco fue aumentando la velocidad mientras una lluvia caía por todo Londres.

Salimos de Kings Cross a las 11 en punto con una cabina donde apreciar los paisajes.

—Que lugar tan lindo, ¿no crees? —Me preguntó Jimena dulcemente.

—El paisaje es mucho mejor contigo a mi lado, gracias por darle sentido a mis días y estar conmigo...—Le di un beso en la frente.

Poco a poco fuimos viendo las casas y edificios empapados por la lluvia.

Sentía algo de tristeza y melancolía, por una parte, me asustaba el no saber que era, y luego todo lo sucedido en la obra y su baile, todo me daba vueltas en la cabeza.

—Creo que aquí es un buen lugar para hablar de lo que me querías comentar ayer. —Me confesó mientras se acostaba a mi lado y yo acariciaba su cabeza lentamente.

—Sonará raro, pero cuando bailaste, y antes de terminar, sentí como si se hubiera detenido el tiempo, escuché la voz de una mujer...

—Conociste a Diana, ¿cierto? —Me preguntó tímidamente.

Afirmé con la cabeza.

—Luego de conocerla, tomó mi mano y aparecimos frente a ti, me pidió que me apresurara, bailé contigo metido en el cuerpo de un chico el cual desconocía.

Sus ojos comenzaron a brillar con intensidad.

— ¡Entonces eras tú! —su gran emoción no cabía en ella—, sabía que sentía algo diferente en ese chico, pero, no...tenía en cuenta que podías ser tú.

Me besó los labios y correspondí.

—Ahora me toca decirte lo que yo sentí, al momento de entrar en la obra notaba como a pesar de estar con mi mejor amiga, no estaba ahí...—Se puso nerviosa.

—Tranquila, te entenderé, yo tampoco estaba en si cuando estaba con Jahel, mi mejor amigo, así que sígueme contando... —Le confesé.

—Comencé a ver la obra, que transcurrió con una extraña normalidad, pero al momento en el que tu corrías al techo del hospital, sentí como la persona a mi lado se volvía un fantasma, igual que yo, se llamaba Erick...

Al escuchar su nombre me llenó de una misteriosa alegría y tristeza.

—Conociste a mi verdadero padre...—Le mencioné con un nudo en la garganta.

—Me llevó al lugar de la escena y me volví un ángel por esas escenas, sin embargo, lo más extraño es que sentía esa tristeza y dolor que sentía el ángel, era como si yo lo estuviera viviendo en primera persona. —Limpié sus lágrimas

—Es raro, porque cuando apareciste como el ángel, me di cuenta que era una chica que nunca me agradaba en los ensayos—le confesé—, pero cuando la vi a los ojos, me di cuenta que no era ella, eras tú, quien me producía mariposas en el estómago, pero no podía verte...