XIII. Daño Irreparable

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Cerré los ojos y tomé su mano con fuerza. Luego de unos instantes me pidió que abriera mis ojos, así lo hice.

Un enorme rayo de luz plateada brotó de nuestras manos.

— ¡Tú puedes, dale poder al hechizo! —Exclamó.

Extendí mis brazos hacia la niebla negra, dando poder al hechizo.

— ¡Conmigo podríamos evitar el futuro de Jimena, te estoy evitando todo eso! —Exclamaba una voz dentro de la niebla.

— ¡No lo escuches! —Intentaba convencerme la voz de Jimena.

Lancé un potente grito y decidí ignorar a la niebla negra.

Caí al suelo envuelto en llanto.

— ¿De qué demonios hablaba esa niebla y qué enfermedad genética va a sufrir Jimena? —Le pregunté.

—Solo podré responderte cuando estés listo, no puedo decirte más, debido a que ella me lo pidió...

Lentamente unos huesos se acercaron hacia nosotros, los cuales se metieron al cuerpo de Joanne.

Comenzó a gritar del dolor mientras sus huesos volvían a su cuerpo. Luego de un momento, dejó de sentir dolor

—Que raro se sienten los huesos—me confesó mientras trataba de mover sus dedos—, cuando estaba en mi otra forma, no los sentía, además de que no necesitaba ropa, se me hará complicado acostumbrarme...

— ¿Qué le pasó a la ropa que traías cuando fuimos a bucear?

—Esa ropa es lo que un muerto elige al morir, pero desaparece simplemente, nunca había pensado en lo que pasaría después de la resucitación...

Al dar un paso por sí misma, se cayó al suelo y rompió en llanto.

—Tranquila, todo va a estar bien...—La tomé de la mano y la ayudé a levantarse.

Se recogió el cabello tímidamente.

—La primera vez que te salimos como amigos, pensé mal, creí que eras alguien superficial, por tu forma de actuar conmigo—suspiró—, sin embargo, pronto me di cuenta de que estaba equivocada, eres alguien tierno, y no quiero perderte, porque sé que sería un gran error...

Sus brazos se entrelazaron en mis hombros, fundiéndonos en un dulce abrazo.

—Gracias por amarme tal y como soy, ahora permíteme amarte como tú eres, porque te mereces lo mejor, y aunque no soy un buen novio, porque perdí a Jimena, te daré lo mejor de mi...

—No... escúchame, no es tu culpa que ella se haya ido, a veces las personas no se dan cuenta de lo que tienen hasta que lo ven perdido, hay algo que te representa, eres una persona bondadosa, nunca lo olvides.

Sonrió dulcemente.

—Gracias, por creer en mi, ahora, tengo una duda, ¿con la resucitación... perderás tus poderes? —Le pregunté tímidamente.

—Tranquilo, sigo conservando mis poderes, es como una segunda oportunidad...—Me respondió con una sonrisa.

Me quité la ropa y se la coloqué para que se cubriera.

—Que hermosa noche, y todo te lo debo a ti, gracias, Dani, también por la ropa...—Se quedó abrazada a mí.

—No hay de qué, yo también te debo una, después de salvarme el trasero dos veces.

Ambos nos reímos.

—¿Qué te gustaría hacer ahora que estamos en un momento de tranquilidad? —Le pregunté dulcemente.

Tengo Miedo a PerderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora