XIII. Un incidente grave

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—¿A qué te refieres?, ¿Quién los mató? —Le pregunté confundida.

Su fantasma señaló hacia la arboleda de los Apple.

— ¿Mi lobito hizo esto? —Le pregunté.

—No, no, para nada, fue su abuela quien nos arrebató la vida hace muchos años, tanto tiempo pasó que nadie nos recuerda, nuestros nombres quedaron en el olvido...—Me confesó aquella joven fantasma envuelta en llanto.

—Yo tengo miedo, debido a que mi familia quiere que me case con otro chico...

Sentí sus manos frías rozando mis mejillas.

—Te entiendo, si lo amas mucho, grítalo a los cuatro vientos, sal con él, demuéstrale cuanto lo amas, ve en contra de las reglas de su abuela—me animó con una sonrisa—, estoy segura de que ustedes serán mejores Romeo y Julieta que nosotros, que encontrarán el amor antes de que se vuelvan como nosotros...

Desapareció con el soplido del viento.

— ¡Amiga!, ¿estás bien! —Me preguntó Jessica quien estaba preocupada.

—Tranquila, ella es mi nueva amiga, se llama...—Revisé su tumba llena de polvo—Winter Cole.

—Oí que esa chica había fallecido de forma brutal...—Me contó.

—¿Sabes algún detalle? —Le pregunté.

Comenzó a revisar la tumba de al lado.

No tenía un nombre visible. Escarbé un poco y descubrí su nombre.

—Marcus Holland...—Murmuré.

—Enterraron a los novios juntos, ojalá si un día me llegara a pasar, quiero que me entierren o pidas que nos entierren juntos.

Le pedí. Unas lágrimas brotaron de mis ojos.

—No vas a morir...

Decidí no responder.

Me despedí de ella y volví a casa para seguir preparando una carta para mi lobito.

Diario de Daniel.

El mismo día, más temprano.

Cada día que pasaba, mi soledad iba en aumento y mi ánimo decaía, sin embargo, me daba cuenta de que entre los trabajos que realizaba, alguien me vigilaba a lo lejos, no era Jimena, eso era seguro.

Desperté temprano debido a que no había que trabajar.

Me puse un abrigo que me compraron, y un atuendo para el frío.

Salí al patio y rompí en llanto mientras veía a Jimena bajando la colina, sin embargo, un susurro distrajo mi atención.

De pronto, una ráfaga de aire me puso en alerta.

—¿Quién está ahí? —Pregunté tímidamente.

Corrí a esconderme detrás de un árbol.

Observé no muy lejos de mi una sombra que poco a poco se volvía en alguien humano. Mi corazón comenzó a latir con fuerza.

—¿Quién eres? —Volví a preguntar.

—Tranquilo, no te voy a hacer daño...—Me sonrió.

—Disculpa, es solo que hace tanto que no veo a nadie y me siento muy solo...—Me quedé sentado mientras miraba a Jimena en su bicicleta.

El fantasma se sentó a mi lado mientras miraba a la ciudad con tristeza.

—Se bien lo que se siente, hace tiempo lo viví con mi único amor que tuve en mi vida... —Me comentó.

Tengo Miedo a PerderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora